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Me desperté a las 11 am por los rayos del sol iluminando demás mi habitación. La alarma la había apagado antes de dormir para no ser despertada, no se escuchaba ni un sólo ruido detrás de mi puerta, por lo que supuse que no estaba nadie en casa o seguirían dormidos que era lo más probable siendo un sábado.

Me quedé en la cama un buen rato, mirando el techo, pensando en, nada en realidad. Me sentía bien, extrañamente relajada. Me empezó a doler un poco la cabeza mas no lo suficiente para quererme morir. A pesar de haber tomado bastante, la cruda no pegó tanto como la vez de la bienvenida.
Ruth se lanzó a mi cama de un salto dándome un susto ya que no me había percatado de su presencia, moviendo eufórica la cola al verme. Sonreí.

- Hola hermosa - dije acariciándola - lo siento nena. Últimamente te eh tenido muy olvidada, trataré de recompensar, de acuerdo?

Como respuesta obtuve un ladrido. Podría sonar loco que hable con una perra, pero, ja, que persona que ame a los animales, en su sano juicio no lo haga en su vida.

Me levanté al fin de entre las cobijas, estirando cada parte posible dd mi cuerpo, haciendo tronar uno que otro hueso. En verdad me sentía feliz, sin preocupaciones de nada, recordé la noche de ayer y el pensar en los besos que me dí con James no fue causa de que me sintiera mal, al contrario, sentí como me sonrojé en mi soledad, lo había disfrutado, me había gustado y eso es algo de lo que obviamente no me arrepentiría. Me dí un buen baño, me vestí con unas mallas negras, tenis rosas y una blusa rosa de manga corta. Me vi al espejo, por primera vez me sentía bonita, loco, raro, nosé, pero si fuera la de antes, aquella chica antes de mi cambio de look, jamás se me pasaría por la mente vestirme así, sin embargo, me veía bien. Agarré mi cabello en una coleta, no iría a hacer ejercicio, aunque mi atuendo lo diera a entender pero quería estar cómoda.

Abrí la puerta de mi habitación, saliendo Ruth antes que yo, dirigiéndose a las escaleras. Miré el cuarto de Rodrigo con la puerta cerrada, recordando que Jackson se había quedado aquí. Por un segundo, mis ganas de caminar ahí a tocar la puerta me invadieron como un rayo y así como llegó, se fue de inmediato. Aparte de que no tengo porque pararme con él, las cosas iban de mal en peor. Sacudí ese pensamiento de mi cabeza, enfocándome en no arruinar mi día que al parecer, iba bien.

Seguí mi camino escaleras abajo, viendo salir a Rodrigo de la cocina con 2 platos repletos de hot cakes hablando con alguien detrás de sí, alguien que se encontraba en la cocina y claro que sé quién era.
Claro, por eso dije que al parecer todo iba bien, a ésto me refiero con que en mi vida es tan extraño que todo vaya bien porque es de esperarse que todo esa alegría se vea estropeada por algo.

Rodrigo ponía los platos al momento que me vió bajando, con media sonrisa en su rostro, tal vez inspeccionando mi semblante esperando una queja mía o si la cruda estaba haciendo su trabajo

- Ey! Al fin despiertas, como te va con el dolor de cabeza? De verdad pensé que no te levantarías ya es tarde

- Si, bueno, tampoco es como que ustedes se hayan despertado temprano. Faltan 10 a las 12 y ustedes apenas van a desayunar. Y de la cruda... Estoy bien. No me duele nada, no hay dolor

- Eso es imposible. Llegaron muy tarde para pensar que no tomaste mucho

- No soy una alcohólica como ustedes

- Por eso mismo, porque no eres alcohólica, tu cuerpo no está acostumbrado y por tal motivo les pega más fácil

- Pero de verdad no estoy mal... Me veo mal? - pregunté parándome al final de las escaleras, para que Rodrigo pudiera verme mejor

- Mmm... No, de echo si te ves bien, me sorprendes

- No deberías, aprendí del mejor, eres jn ejemplar

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