7.

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Jimin sintió el tiempo pasar a cámara lenta mientras Jungkook tiraba de él por todo el pasillo y lo guiaba hasta el baño. Sintió el botiquín caer en sus manos.

-Cúrate.

Después, Jungkook volvió a desaparecer, y cuando regresó llevaba una bolsa de deporte llena de cosas.

-He metido ropa y dinero. Lo suficiente como para que te las apañes por un mes en un hotel, pero es mejor si te vas de la ciudad y... ¿Jimin?

El azabache seguía en la misma posición en la que Jungkook lo había dejado, con el botiquín en sus manos, de pie en medio del baño y la mirada perdida en su reflejo. Se veía horrible, todo lleno de lágrimas, mocos y sangre, demasiado joven y pequeño para verse así. El castaño apretó su mandíbula.

-Dije que te curaras- Jungkook depositó la bolsa sobre la pila y le arrebató le botiquín con una exhalación frustrada, abriéndolo y comenzando a curarlo él mismo. A diferencia del día anterior, Jimin no se inmutó cuando la gasa mojada tocó su rostro- Escúchame. Van a volver. Van a hacerlo y van a revisar este edificio de punta a punta para dar contigo, así que tienes que marcharte. Te he metido en una bolsa lo que podrías necesitar estos días. Tienes que desaparecer.

-N-no tengo sitio donde ir.

-Ese no es mi problema. Salvé tu culo, ahora es momento de que te largues.

Después de ser curado, la bolsa pesada cayó sobre sus brazos y Jungkook lo guió a la puerta.

Jimin miró a los ojos de Jungkook.

-¿Q-qué hago?- murmuró pequeño y asustado. Al castaño se le encogió el estómago, pero se forzó a no mostrarlo. No, ese mocoso no era su problema. Jodidamente no lo era y no debería sentir que sí.

-Te vas. Encuentras un hotel fuera de la ciudad, un motel de carretera, y pasas desapercibido por un tiempo. Probablemente terminen dando con tu padre antes que contigo y se olviden de ti. Quizás tengas esa suerte, tu padre no era más que un idiota.

-¿Y si dan conmigo antes?

Jungkook maldijo entre dientes y se marchó a su cuarto. Cuando regresó, lo hizo con un arma en su mano, mientras la cargaba de balas con seguridad.

-Si dan contigo, la usas. ¿Sabes utilizar un arma?

Jimin negó atemorizado mientras rompía a llorar de nuevo.

Jungkook no se había sentido tan irritado y a punto de perder el control como en ese instante. Gruñó y retiró la bolsa de las manos de Jimin. El azabache se dejó hacer como un muñequito de trapo. Después, Jungkook depositó el arma entre sus manos y le obligó a empuñarla, apuntando a la pared del pasillo.

-¿Notas esto? Esto es el seguro. Sólo tienes que desbloquearlo, apuntar al objetivo y darle al gatillo, no es tan complicado.

Jimin miró el arma entre sus manos, sintiéndose sumamente maleable y vulnerable.

-¿Por qué me salvaste?- musitó sorbiendo mocos. Alzó los ojos llorosos y los impactó contra los de Jungkook- ¿Por qué lo hiciste si ahora vas a dejarme solo otra vez? Para eso no hubieras hecho nada. Para eso hubieras dejado que esos hombres me llevaran con ellos y... Y q-que me mataran como a Hoseokkie- Jimin explotó, golpeando el arma contra su pecho y lanzándosela como si esta quemara, como uno de esos bollitos de chocolate- ¡Si vas a dejarme tirado entonces vete a la mierda tú y tu pistola de mierda y tu bolsa de mierda! ¡Imbécil!

Jimin abrió la puerta de casa y desapareció.

Jimin era igual de tozudo y orgulloso que cualquier adolescente, incluso en esos momentos donde estaba roto y desamparado. No quería una bolsa estúpida ni una pistola que no sabía usar. Quería a alguien que cuidara de él. A una persona a la que le importara si era feliz, que lo amara, lo protegiera y lo defendiera de esos mafiosos. Jimin no tenía nada de eso, porque siempre había estado solo. Únicamente había tenido a Hoseokkie en su vida, pero en ese caso, Jimin era el que había tenido que cuidar de él. No le había importado, sin embargo. Lo había amado. Había adorado cuidar del pequeño, y todavía no podía creer lo que había sucedido con él. Supuso que era tan difícil de digerir porque no era más que un niño inocente que no merecía nada de eso. Cada vez que trataba si quiera procesar lo que había pasado escasos cuartos de hora atrás, sólo podía ver a Hoseok muerto en el suelo del salón. No podía razonar más allá, y entraba en bucle.

GUARDIÁN - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora