2.

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Jimin exhaló el humo del tabaco, arrugando su cara en una mueca dolorida cuando sus labios tiraron y escocieron. 

-Maldición, ni si quiera puede uno fumarse un jodido cigarro- Jimin gruñó y trató de colocarlo de nuevo en su boca, pero eso dolió incluso más. Estaba seguro de que el corte en su labio inferior había vuelto a abrirse.

Escuchó las pisadas subir por las escaleras.

Agudizó su oído.

Pisadas de botas.

Eventualmente, sus ojos se cruzaron con los oscuros ojos negros del vecino mientras este subía los peldaños de las escaleras con sus manos cargadas de bolsas de la compra. Usualmente, después de chocar sus miradas, Jeon la posaría en el suelo y seguiría con su vida, porque Jimin no era más que el molesto hijo del molesto vecino de al lado. 

Pero esta vez, y por un escueto milisegundo, el castaño desvió sus ojos a los labios de Jimin. El azabache recordó en ese instante que tenía un precioso corte en su labio inferior, porque por supuesto, mientras había tenido sus ojos en el vecino, todo lo demás había dejado de importar.

Es que era tan guapo, maldición.

Sí, Jimin, y te saca diez años por lo menos. Jamás se fijará en ti. Jamás nadie lo haría, eres un desgraciado, con una familia de mierda en un barrio de mierda y con una vida de mierda.

Bueno, joder, Jimin tenía fe en el destino. Él siempre lo hacía.

-Deberías curarte eso antes de que se infecte- Jeon murmuró antes de abrir la puerta, mientras dejaba las bolsas en el suelo y buscaba la llave.

-¿Eres médico?- Jimin se levantó con torpeza, andando hacia él con una sonrisa extraña, ya que no podía estirar sus labios del todo.

El chico se giró y lo observó por encima de su hombro con una mirada extraña.

-¿No?

-¿Y a qué te dedicas?- Jimin ladeó su cabeza. De verdad que estaba interesado. Además, no es como si tuviera nada más qué hacer.

El vecino se detuvo en sus acciones, y Jimin tuvo la esperanza de que le contestaría.

-Me pagan por hacer desaparecer a las personas que se meten en los asuntos de los demás- dijo con seriedad.

El azabache abrió mucho sus ojos y retrocedió unos pasos.

-E-estás de broma, ¿Verdad?

Mientras el vecino giraba su rostro de nuevo hacia la puerta, Jimin pudo jurar que había visto una pequeña sonrisita.

-¿Te has reído? ¿Es una broma? ¿Te estás riendo de mí?- Jimin gimió frustrado. No le gustaba cuando se burlaban de él, Jimin se consideraba a sí mismo alguien astuto.

-¿No tendrías que estar en el Instituto en lugar de acosando a tus vecinos?- Jeon se agachó para alcanzar las bolsas de la compra una vez la puerta estuvo abierta.

El azabache inhaló una calada de su cigarro y mientras expulsaba el humo se encogió de hombros.

-Me expulsaron por fumar en los baños.

También se quedaba en casa porque alguien tenía que encargarse del pequeñín mientras no estuviera en la escuela, y recogerlo y traerlo de ella, y Jimin prefería hacerlo él mismo. 

Jeon continuó su camino hacia el interior de la casa.

-¿Me dirás tu nombre algún día?- Jimin preguntó con ojos grandes.

-¿Dejarás de incordiarme si te lo digo?

El azabache sonrió espléndido con asentimientos frenéticos, y después de eso, gimió en quejidos por la herida sobre su labio abriéndose.

-Me llamo Jungkook.

Jimin no dejó de incordiarlo después de eso.

...

GUARDIÁN - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora