11.

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Jungkook dijo que nunca volverían a dormir juntos pero lo hicieron, al igual que le ordenó arreglar la estantería pero fue él quien terminó haciéndolo, del mismo modo que le dijo que no quería saber nada de él, dándole una bolsa de deporte y una pistola, y ahora lo tenía acurrucado bajo sus brazos mientras balbuceaba en sueños.

El destino era curioso y cambiante.

Jungkook abrió los ojos abruptamente en la mañana, se alejó del cuerpo de Jimin como si fuera lava ardiente y se levantó de la cama con urgencia en dirección al baño.

¿Por qué lo había llevado allí, de todos modos?

¿Por qué no lo había dejado agazapado como un corderito asustado bajo la pila del baño?

Porque te importa.

Sabes que lo hace.

Jungkook alejó aquellos pensamientos de su cabeza.

-Él también puede ver a los muertos- Taehyung murmuró curioso, siguiendo el camino de Jungkook hacia la cocina, pero el castaño lo ignoró. 

Ignorarlo era lo más jodido del mundo, porque todo lo que deseaba era girarse y darle un abrazo que durara para siempre, pero no era algo tangible.

Era una alucinación.

Era la alucinación de lo que un día fue su mejor amigo, pero no era él. Taehyung nunca hubiera dicho muchas de las cosas que su alucinación decía, porque en el fondo, no era más que el subconsciente de Jungkook culpándolo de todo lo que no decía en voz alta.

En ocasiones, Jungkook hubiera preferido que las cosas hubieran sido distintas. Que Taehyung hubiera sido torturado y él asesinado. Habría sido lo más sencillo. Taehyung era el que realmente merecía vivir, porque Jungkook era el que lo había metido en ese problema.

-Se mete en el baño como tú.

Eso le sacó una sonrisa genuina y triste a Jungkook. Sí. Jungkook también se metía en el baño cuando Taehyung lo abrumaba demasiado. Todavía estaba luchando contra su fobia social por lo que salir a la calle más de lo estrictamente necesario no era una opción para él, así que se encerraba en su pequeño baño y se forzaba a respirar. Eso siempre funcionaba. Eso y un poco de agua fría en su rostro.

Después de tomarse una pastilla para el dolor de cabeza y beber un poco de agua, Taehyung desapareció.

Por suerte, ya no aparecía todos los días. Hacía acto de presencia sólo cuando tenía que decir algo importante, que usualmente solía ser cuando Jungkook negaba sus verdaderos pensamientos. Además de en las pesadillas, claro. Allí aparecía siempre.

Jungkook regó sus plantas disfrutando de la luz del sol sobre su piel y después se puso las pilas en la cocina. Habían platos que fregar y lavadoras que poner. Por mucho que Jimin se ofreciera a hacerlo todo él para compensar su protección, Jungkook no soportaba que mezclara la ropa de colores con la blanca, o que se dejara el grifo abierto mientras enjabonaba los platos.

Sintió una mirada fija en su espalda poco tiempo después, mientras preparaba el desayuno. Giró el rostro sobre su hombro y encaró a Jimin, quien lo miraba con ojos grandes de cachorro, enfundado en una de sus sudaderas gigantes mientras mordía la uña de su pulgar.

GUARDIÁN - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora