BLACK GREEN [Harry Potter Y La Piedra Filosofal]

━ CHAPTER THREE

¡BRUJA SU ABUELA!

Una de las más grandes pasiones de Hope Green era dormir.

Desde que tenía memoria, ella siempre había tenido un papel importante en la "familia". Era como la niñera de Charlotte, la chica del aseo y la niña sin amigos que en vez de planear salidas con sus compañeros de la escuela a lugares estúpidos, se quedaba haciendo labores de casa que terminaban moliendola.

Ese era el caso. El día anterior (día que se fugó al parque), al entrar a su habitación su tía la recibió sentada en su cama, con un trapeador, unos guantes y una cubeta en las manos.

Hope había sido «castigada» y eso era igual a:

—Limpia la casa, haz la comida, ayuda a Charlotte con su tarea de verano y al terminar no salgas de tu habitación, jovencita.

Qué día.

Y al llegar la noche, y Hope estaba como siempre haciendo lo que todos hacen en las noches pero con más ganas, dormir, o eso estaba haciendo hasta que escuchó que algo se caía en el piso de abajo. La verdad, ella no tenía ni la más mínima intención de bajar a ver qué era.

Estaba más que cansada, no había una palabra para describir lo mucho que le dolían los hombros. Se quedó en su cama,
pero segundos después, escuchó la puerta de su habitación abrirse de golpe. La chica se exaltó tanto que rodó por el piso fuera de su cama por el brinco que pegó.

Cuando miró a su puerta se encontró con una Charlotte en pijama, el cabello revuelto y los ojos bien abiertos. Se levantó con mucho esfuerzo, encendió la luz y habló.

—¿Qué demonios haces aquí tan tarde? —preguntó molesta, con voz de resfriado—¿Qué no te basta molestar por el día?

Notó como Charlotte temblaba de pies a cabeza.

—Ha-Hay a-a-alguien abajo... —respondió la rubia asustada.

—¿Cómo que alguien abajo? —preguntó la castaña aún molesta, frotándose los ojos—¿No eras tú con uno de tus bocadillos nocturnos?

—¡No! —exclamó Charlotte—Esto es en serio. Hay un oso o algo gigante allá abajo.
Rompió la puerta y en este momento está subiendo las escaleras. ¡Así que has algo antes de que venga a matarme!

—¡Ja! —Hope se burló—¿Crees que te voy a salvar? Por mi que la cosa te coma, tal vez así pueda dormir en paz —molestó  irritada.

De pronto, tocaron la puerta de la habitación tan fuerte que parecía que se caería si seguían así unos segundos más.

Ya asustada, Hope se levantó de la cama temblando y se acercó a la puerta, al tiempo que Charlotte se ponía detrás de ella y la tomaba de los hombros, utilizandola literalmente como un escudo humano.