BLACK GREEN [Harry Potter Y La Piedra Filosofal]

━ CHAPTER FOUR

EL CALLEJÓN DIAGON

Hope, Harry y Hagrid, se encontraban caminando por las calles de Londres camino a una estación de tren para hacer su viaje más rápido.

Hope iba observando todo a su alrededor,
casi nunca salía de Privet Drive por lo que no conocía mucho de la ciudad. De las pocas veces que salía, sólo se subía al auto de la tía Bhet, se recargaba en la ventana, se ponía su walkman y escuchaba música mientras observaba el paisaje, jamás caminó por las calles así.

Harry en cambio, iba preguntando cosas sobre el mundo mágico a Hagrid y él gustoso las respondía.

Viendo a un tipo poner una moneda en el sombrero de un hombre con apariencia de estatua, algo hizo clik en el cerebro de Hope.

Ella no traía dinero para pagar lo que comprara, y si su tía le hubiera dado sería dinero "muggle" no dinero mágico, dudó que se lo aceptaran. Dejó de avanzar y los dos de enfrente se detuvieron al mismo tiempo para mirarla con cara de confusión.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry confundido.

—Dinero —dijo Hope.

Y la cabeza de Harry también hizo clik,
porque de la nada hizo la misma expresión pensativa y de preocupación que ella.

—¿Dinero? —repitió Hagrid

—Sí, dinero —siguió la chica—. No tengo dinero para pagar las cosas de la lista.

—Es cierto, Hagrid —agregó Harry—. Mis tíos dijeron específicamente que no pagarían para que me enseñaran magia.

—Oh —el gigante rió—, tranquilos, chicos.
¿No creerán que sus padres los dejarían en la calle? ¿o si ? —volvió a carcajear—Justo por eso la primera parada para nosotros es Gringotts, el banco de los magos.

«Wow, los magos tienen de todo.Bancos, escuelas, ¿Que sigue?, ¿Dragones ¿Escobas voladoras?,existen las brujas...soy una bruja ¿Tendré que usar una escoba?» Hablaba consigo misma la chica.

Hope estaba más tranquila. ¡Genial! Sus padres le habían dejado dinero. Pero ahora la pregunta era si le habrían dejado lo suficiente para no morir de hambre.
Tal vez se trataba de una herencia o algo parecido. No le importaba mucho cuánto era, con que le alcanzara para siete años de escuela bastaba.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que de alguna manera, Hagrid y Harry habían llegado a una conversación sobre un tal ministerio de magia.

«¡MINISTERIO DE MAGIA! Tienen de todo,
esos magos si que son unos loquillos.»

La chica no quiso interrumpir la amena conversación, así que decidió sólo escuchar lo que decían.

—...querían que Dumbledore fuera el ministro ¡Claro! Pero él nunca dejará Hogwarts, así que el viejo Cornelius Fudge consiguió el trabajo —decía Hagrid—. Nunca ha existido alguien tan inepto, así que envía lechuzas a Dumbledore cada mañana pidiendo consejo —concluyó el gigante.