Hope Green. Una niña normal en lo que a ella concierne. De excelente gusto músical y terrible carácter (según su amargada tía), nunca se imaginó que con la llegada de una carta un tanto extraña, la vida le cambiaría rotundamente, y que sería el inic...
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A veces, Hope se preguntaba que tan horribles personas debían ser los Dursley para tratar a Harry Potter tan mal. ¡Él era el niño más cortés y agradable del mundo!
Por lo que Harry le había contado, su primo Dudley le tenía miedo y no se quedaba en la misma habitación que él por más de cinco minutos. Su tío Vernon y su tía Petunia no lo encerraban en la alacena ni lo obligaban a hacer nada, ni le gritaban. En realidad, ni siquiera le dirijan la palabra. Mitad aterrorizados mitad furiosos, se comportaban como si cualquier silla que Harry ocupara estuviera vacía.
Aunque aquello significara una mejora en muchos aspectos, según Harry, después de un tiempo resultaba un poco deprimente. Sin embargo no se avergonzaba de confesar que, de no ser por ella, él se hubiera quedado en su habitación durante todo ese tiempo con su lechuza Hedwig (como decidió llamarla), como única compañía.
Por suerte para ambos no fue así. El verano pasó de ser uno muy aburrido a uno bastante entretenido, de hecho, los dos se habían divertido más que nunca en toda su vida.
Todo comenzó dos días después de haber ido a el callejón Diagon.
Harry y Hope no habían podido hablarse porque que Hope estuvo interrogando a su tía sobre sus orígenes,intentando entender de dónde venía la magia en su familia.Al parecer, la única bruja además de ella en el árbol genealógico de los Green fue Malory Green,su madre,que al casarse con un "muggle" que conoció por ahí,trajo al mundo a Hope.
Según lo que la tía Beth le había dicho, su papá se llamaba Bruce.
La ilusa chica se lo creyó.
Pero ese no es el caso.
A diferencia de Dudley con Harry, Charlotte no le tenía miedo a Hope, más bien le tenía envidia. Pero la envidia de Charlotte era una muy diferente a las demás, pues no era vengativa, sólo ignoraba, por eso mismo no le dirigía la palabra a Hope y lo mejor: no la molestaba ni inculpaba por nada como solía hacer. Eso ocasionó que Hope se librara de varios castigos y labores del hogar.
Entonces, además de estar interrogando a su tía, Hope aprovechó su tiempo libre y lo utilizó para reparar en ella, cosa que casi nunca hacía.
Hope remodeló su habitación. La pintó de color verde olivo (porque ese fue el único color decente que pudo comprar con su suelo de poda pasto), y la decoró con lo que más le gustaba. Buscando algo lindo entre cajas viejas arrumbadas en un armario, Hope encontró un tocadiscos muy empolvado junto a varios discos de vinilo.
Pasó grandes tardes escuchando Queen sin parar.
Todo esto mientras un Harry Potter muy soñador se imaginaba cómo sería convivir con Hope Green en Hogwarts. Preguntándose si algún día iba a poder divertirse junto a ella tanto como en el Cajón Diagon.