BLACK GREEN [Harry Potter Y La Piedra Filosofal]

━ CHAPTER SIX

EL EXPRESO DE HOGWARTS

Hope hacía la cuenta regresiva para el primero de septiembre.

Ya deseaba conocer Hogwarts, y también poder comunicarse con Harry sin tener que estar mandándole a Prince. Las lechuzas de ambos entraban y salían a su antojo por sus ventanas. Un día amabas se conocieron y se encariñaron demasiado, tanto que todos los días iban a cazar ratones y los llevaban a los cuartos de sus dueños. A Hope le parecía asqueroso pero tuvo que aguantarse. Sus lechuzas eran la manera más eficiente que tenían de comunicarse.

A unos días de partir, Hope le preguntó a su tía si podría llevarla a la estación de trenes. Esperaba que la respuesta fuera un sí, de lo contrario, ya buscaría una manera de llegar sola hasta King's Croos. Para suerte de Hope la mujer terminó aceptando, pero puso como condición que se levantara temprano porque había que ir a trabajar. Sin más remedio Hope estuvo de acuerdo. Y en realidad eso no fue un problema como esperaba, ya que ni siquiera pudo pegar el ojo la noche antes.

La mañana del primero de septiembre,
Hope se despertó a las cinco en punto de la mañana. Estaba tan emocionada e ilusionada que a pesar de saber que luego terminaría muy cansada no volvió a intentar dormir.

Se levantó y se vistió con ropa casual. Sería bastante vergonzoso ir por la estación de trenes con su túnica recién comprada, ya se cambiarían en el tren. También comprobó por décima vez sus lista de útiles, quería asegurarse de que no le faltara nada, ni una pluma. Alimentó a Prince y se sentó en el alféizar de la ventana, mirando a la lechuza fijamente. Suspiró profundamente cuando se dio cuenta de que ahora debía esperar que la tía Bhet despertara pronto.

Al mismo tiempo, en la casa de enfrente, Harry Potter, bastante despierto e igualmente preparado, se asomó por su propia ventana para ver si su mejor amiga ya se había levantado. Conociéndola no creyó que fuera así, pero se sorprendió cuando vio que la luz de su cuarto estaba encendida. Liberó a Hedwig de su jaula y escribió una nota, se la puso en el pico y la sacó al aire libre, para que le mandara el mensaje a Hope.

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Hope se sentía estúpida por estar dando dando vueltas en su habitación, prácticamente en la madrugada, esperando inútilmente que su tía Bhet, una maestra que trabajaba en verano con niños de primaria, se despertara de su sueño profundo.

Ella sabía que claramente iba a pasar mucho tiempo para eso. El tren a Hogwarts partía a las 11, y aún no comprendía muy bien qué pretendía hacer en lo que esperaba. Sin ideas se terminó resignando a esperar un millón de horas hasta que su tía abriera los ojos por un milagro o algo así.

Pegó un brinco cuando escuchó que algo picaba su ventana. No era Prince, pues él ya estaba en su jaula bastante cómodo. Se acercó y corrió la cortina, abrió la ventana y se encontró con una lechuza blanca. Al instante, Hope supo que se trataba de Hedwig, la lechuza de Harry.