Parte 10

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El tono de su voz era despreocupado, pero había una orden en sus ojos cuando se volvió hacia _____. No aceptaría un no por respuesta.

—Es... es verdad —se oyó decir ella a sí misma—. Me lo ha propuesto hace un rato.

Era como si le hubieran hecho un regalo inesperado.

—¿No la empujarás montaña abajo ni nada parecido, verdad? —molesto Lottie a su hermano, enarcando las cejas.

Louis se echó a reír.

—No, no la empujaré montaña abajo, ¿satisfecha?

—Bueno, no te extrañará que lo pregunte —contestó su hermana divertida, yendo hasta la puerta, junto a su amiga—. Hace sólo unos días no querías ni que viniera aquí —le recordó.

Él admiró la esbelta figura de _____, dejando que sus ojos se detuvieran en las mejillas sonrosadas y los brillantes ojos.

—Eso fue hace unos días —murmuró.

—Es el exceso de trabajo, que le está afectando —le aseguró _____ a su perpleja amiga.

Lottie se rió, y las dos jóvenes salieron del estudio, cerrando la puerta tras de sí.

—¿Louis... llevándote a Banff? —le dijo Lottie entre risas a su amiga cuando estuvieron en el piso de arriba—. Cielos, al final va a ser verdad que existen los milagros.

—Yo no estoy menos sorprendida que tú —le confesó _____, deteniéndose frente a la puerta de su dormitorio—, y no tengo ni idea de qué pueda tener en mente. A lo mejor quiere que estemos a solas para ensañarse a gusto conmigo y que no haya nadie que pueda salvarme —farfulló con una mueca.

—A lo mejor está empezando a ablandarse —sugirió Lottie.

—Seguro, cuando nieve en el infierno.

—Bueno, no sé, a mí no me ha parecido que sonara sarcástico ni nada de eso —apuntó Lottie.

_____ sonrió con tristeza.

—Eso es porque no lo has oído antes de entrar. Estaba metiéndose conmigo por un desfile que vio en la tele y en el que yo salía.

—Hmm... eso sí que es interesante —murmuró su amiga divertida—, porque cuando lo estábamos viendo, no despegó un segundo los ojos de la pantalla. Mi madre y yo estábamos hablando, comentando este diseño y aquel, pero él no abrió la boca en todo el tiempo.


—Probablemente estaría muy ocupado pensando las cosas desagradables que me diría la próxima vez que me viera —respondió _____, sonrojándose.

—Pues no es la impresión que me dio a mí —murmuró Lottie pensativa, recordando la expresión absorta que su hermano había tenido en aquella ocasión.

—¿Ah, no? ¿Y qué impresión te dio? —inquirió _____, como si no le interesara.

Lottie alzó la vista curiosa hacia los ojos de su amiga.

—Pues yo diría... no sé, parecía estar devorándote con los ojos —dijo con malicia.

_____ se giró para abrir la puerta antes de que Lottie pudiera ver lo encendidas que estaban sus mejillas.

—Debiste imaginarlo —murmuró.

—Tal vez —admitió Lottie—. Ojalá se llevaran mejor —suspiró—. No comprendo por qué te tiene tanta manía, la verdad. No es así con nadie más.

—A lo mejor le recuerdo a alguna mujer que lo hizo sufrir.

Lottie sacudió la cabeza.

—Tampoco hay tantas mujeres en su pasado —le confió—, y menos aún en su presente. De hecho, no ha salido con nadie desde Semana Santa —añadió divertida con una sonrisa—. Me pregunto por qué será...

— ¡Buenas noches! —dijo _____ de corrido, metiéndose a toda prisa en su habitación.

Fuera, en el pasillo, Lottie tuvo que taparse la boca para ahogar unas risitas.

Aquella noche, _____ apenas pudo dormir por la emoción, y a la mañana siguiente se levantó con los ojos llenos de sueños y esperanzas. Estaba tan emocionada que tenía la sensación de que, si quisiera, podría volar: ¡un día entero en compañía de Louis!

Después de asistir a la iglesia y de que Louis cerrara el negocio con el comprador de las reses, volvieron a Gray Stag y salieron hacia Banff en el imponente porsche negro de Louis. _____ iba feliz, observando los bosques de enormes pinos que se erguían a ambos lados de la serpenteante carretera.

—Todo esto es precioso —murmuró embelesada—, y el aire parece tan limpio —añadió con la mirada perdida en el cielo azul.

Louis se rió suavemente.

—Gracias a nuestro gobierno «provincial» —respondió irónico. Era cierto que algunos ingleses se burlaban de las estrictas medidas ecológicas adoptadas por Londres—. Tenemos unas normas medioambientales básicas que todas las empresas que operan aquí tienen que respetar para que el agua y el aire se mantengan limpios.

—No presumas tanto —le dijo ella—. En Georgia también tenemos un buen plan de protección medioambiental, no te creas.

Louis le dirigió una breve mirada.

—Siempre olvido que eres de Georgia —murmuró él—. Tiendo a asociarte con Nueva York, a pesar de ese acento.

—¿Por qué, porque soy modelo? —inquirió ella, poniéndose a la defensiva—. No es más que un trabajo, Louis.

—No, un trabajo es algo que uno hace por necesidad —replicó él con aspereza sin mirarla—. Tú te dedicas a la moda porque te gusta el glamour que rodea a ese mundillo.

¡Qué equivocado estaba!, pensó _____ desolada. Trabajaba como modelo porque era la única profesión con la que podía ganar el dinero suficiente como para mantenerse por sí misma y poder estudiar, ya que Dilly se había negado a prestarle ninguna ayudada económica desde... desde aquel horrible incidente que la joven prefería no recordar. Pero, por supuesto, Louis no lo sabía, y probablemente no la creería si se lo dijera.

—Y ya que estamos te daré un consejo —continuó él, sin darse cuenta del daño que le estaba haciendo—: la diversión y el glamour no durarán siempre, y los hombres no suelen casarse con sus «amiguitas», las chicas jóvenes y guapas como tú con las que salen por ahí a divertirse.

— ¡Oye, espera un momento! —exclamó ella, girándose hacia él en el asiento y lanzándole una mirada furibunda—. No soy la «amiguita» de ningún hombre ni lo seré nunca.

—¿Acaso aspiras a echarle el lazo a alguno? — inquirió él, casi con desprecio—. En fin, supongo que si encuentras a uno lo bastante tonto lo convencerás y caerá en tus redes.

Los ojos de _____ llameaban, y sus mejillas estaban rojas de indignación. ¿Por qué, por qué había sido tan *beep* como para pensar que aquella vez las cosas iban a ser distintas?

—Juzgar a la gente es muy fácil —le dijo—, sobre todo cuando, como haces tú, te basas en pruebas circunstanciales para emitir tus juicios. ¡Lo que no alcanzo a imaginar es de dónde te sacas que el mundo de la moda es una especie de red de prostitución!

—El mundo es un pañuelo, cariño —le contestó él burlón—: ya te dije que tenemos un conocido común, y sabe mucho de tu vida nocturna.

_____ dejó escapar una risa incrédula.

—¿Mi vida nocturna? —explotó—. ¡Por favor!, ¡Mientras estoy en la universidad trabajo por la noche en una cafetería y tengo que estudiar; y cuando estoy en Nueva York, que es cuando hago trabajos como modelo, y regreso al apartamento después de un día posando o después de participar en un desfile, lo último de lo que tengo ganas es de salir por ahí! Lo que hago es meter los pies en agua con sal y descansar para el día siguiente. Únicamente salgo cuando llega el fin de semana.

—Lo que tú digas —contestó él ásperamente.

—¿Y quién es exactamente tu misterioso informador? —le preguntó _____ sin rodeos.

—Te lo presentaré un día de estos.

—Me muero por saber quién es —respondió ella sarcástica
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Mi Enemigo-Louis & TU- TeRmInAdADonde viven las historias. Descúbrelo ahora