— ¿Qué?
Había una verdadera tormenta en los ojos azules de Louis, y estaba lívido de rabia, aunque _____ no alcanzaba a comprender por qué.— Ya me has oído —masculló —. ¡Haz ahora mismo la maleta!
Se giró sobre los talones, bajó los escalones de la entrada y se alejó hacia los establos como un gigante furioso.
Las lágrimas rodaban por las mejillas de _____. ¡Estaba echándola! ¿Tanto la odiaba que no podía soportar su presencia ni un segundo más? ¿O era sólo una venganza por que había herido su ego masculino al negarse a ser su amante?
Subió las escaleras de la entrada temblorosa, y después fue al piso de arriba, a su dormitorio a hacer la maleta, preguntándose cómo iba a explicarles su partida a Jay y a Lottie. Contrajo el rostro irritada. Debería ser Louis quien lo hiciese. ¡Bestia arrogante!
Sólo le llevó unos minutos guardar sus cosas en la maleta, y tras cerrarla, salió de la habitación y cerró despacio tras de sí. Tenía que procurar actuar como si no hubiera pasado nada, se dijo, no podía dejarle entrever lo destrozada que estaba.
Bajó las escaleras, y se encontró a Louis hablando con Lottie frente a la puerta de entrada. El chico alzó la vista hacia ella al verla aparecer, vestida con un traje pantalón de lino blanco y la camisola de tirantes que se había puesto el día que la llevara a Banff. Un destello extraño pasó por sus ojos azules, pero su rostro no dejó traslucir ningún sentimiento.—Le estaba diciendo a Lottie lo de ese trabajo que te ha salido de repente —le dijo, mirándola fijamente, como desafiándola a negar su mentira.
_____ se aclaró la garganta y decidió que lo mejor sería seguirle el juego.
—Oh, sí, estoy tan entusiasmada... —le dijo a su amiga, forzando una sonrisa radiante—. ¡Imagínate, dos anuncios para una firma de cosméticos...!
Louis pareció incomodarse, y Lottie entornó los ojos suspicaz.
—Pensé que era un desfile en Miami —le dijo, lanzando una mirada a su hermano con el ceño fruncido.
_____ se pasó la maleta de una mano a otra.
—Um, sí, bueno, es un desfile y dos anuncios en Miami —murmuró.
— ¿Qué... está pasando aquí? —inquirió Lottie, mirando a uno y a otro.
Louis agarró a _____ del brazo.
— Será mejor que nos vayamos o perderás el avión —gruñó arrastrándola fuera—. Lottie, volveré dentro de un par de horas —le dijo a su hermana, cerrando la puerta tras ellos antes de que pudiera hacerle más preguntas.
—Podrías haber dejado al menos que me despidiera de ella y de tu madre —protestó _____ enfadada, mientras la hacía entrar en el coche.
—Diles adiós con la mano —masculló él.
Se sentó al volante, puso en marcha el motor, y a _____ apenas le dio tiempo a agitar la mano a las dos mujeres, que habían salido al porsche y se habían quedado allí de pie, aturdidas, viendo cómo el auto se alejaba hacia Calgary.
_____ observó el serio perfil de Louis. De pronto estaba dándose cuenta de las implicaciones que tendría el haberlo rechazado: no volvería a verlo... jamás. Las lágrimas empezaron a agolparse en sus grandes ojos castaños, y tuvo que girar el rostro hacia la ventanilla para que él no lo advirtiera. Tenía que ser fuerte. Había sobrevivido sola en el mundo mucho tiempo, y no tendría más remedio que volver a hacerlo. Sin embargo, ¡qué duro resultaba tras haber rozado el cielo con las puntas de los dedos, tras haber probado sus caricias y sus besos...! El pensamiento de los solitarios años que la esperaban hizo que sintiera una fuerte punzada en el pecho que la dejó por un instante casi sin respiración.
Louis puso la radio, y un murmullo de música y noticias invadieron el espacio cerrado mientras el Porsche devoraba los kilómetros. _____ observó que iba incluso a más velocidad de lo habitual, como si estuviera ansioso por librarse de ella.
Unos minutos más tarde llegaban al aeropuerto. Louis estacionó el vehículo en el aparcamiento y apagó el motor, y con él se calló la radio, dejando un silencio tenso entre ellos. Durante unos segundos se quedó con las manos asiendo con fuerza el volante, para luego soltarlo y recostarse en el asiento mientras encendía un cigarrillo.
—¿Tenías que ponerte precisamente esa camisa de tirantes? —le preguntó en un tono frío.
_____ evitó su penetrante mirada.
—Era la única limpia que me quedaba —respondió quedamente—. Las otras pensaba lavarlas esta tarde.
—¿Te alcanza el dinero?
_____ tragó saliva.
— Por supuesto que me alcanza —mintió.
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Mi Enemigo-Louis & TU- TeRmInAdA
RomanceUna escapada al rancho…_____ Whitehall deseaba escapar de su ajetreada vida en Nueva York, y para ello nada mejor que un verano en Londres con la familia de su mejor amiga… hasta que conoció al arrogante Louis Tomlinson. _____ sabía que para Louis n...