Parte sin título 30

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Había pensado pedírselo prestado a Lottie, pero él ni siquiera la había dejado despedirse.

Louis dio una calada al cigarrillo, mirándola con los ojos entornados.

-Por supuesto... -la remedó, riéndose entre dientes. Siempre era capaz de leer en ella, como en un libro abierto. Sacó unos cuantos billetes grandes de su cartera y se los tendió-. Ya me lo devolverás cuando empieces a trabajar de nuevo.

_____ no pudo rechazarlos. Lo único que tenía en el bolso eran ochenta dólares. El resto lo había gastado en la factura del hospital y comida. Sin embargo, suponía un golpe durísimo para su orgullo tener que aceptar caridad de él, y una lágrima de rabia e impotencia se deslizó por su mejilla. Volvió otra vez el rostro hacia la ventanilla para que no la viera.

-Gracias -murmuró, recobrando la compostura.

Louis dio otra calada al cigarrillo.

-¿Te sientes en condiciones para volver a trabajar? -le preguntó.

-Creo que sí -contestó ella-, y de todos modos no tengo más remedio que hacerlo si quiero volver a la universidad el próximo semestre. Al menos podré hacer algún trabajo. De lejos y con maquillaje la cicatriz de la mejilla no se verá.

Louis resopló y giró el rostro también hacia su ventanilla. Se veía molesto luego se paso una mano por el cabello.

-Esto ha sido idea tuya, no mía -le espetó acusador, mirándola con sus fieros ojos azules.
_____ parpadeó.

-¿El qué?

-Volverte a Nueva York -gruñó él-, a tu maravillosa carrera de modelo -añadió sarcástico-. Es lo único que te importa, ¿no es así?

Ella se mordió el labio inferior. Todavía estaba a tiempo de cambiar de opinión, de aceptar lo que le proponía aunque no fuese lo que ella quería, pero no podía, no podía sacrificar su orgullo, su amor propio... por unas cuantas noches con él.

Miró por la ventanilla, observando con odio los aviones que despegaban. Uno de esos aviones la alejaría de él para siempre. De pronto notó que los dedos de Louis acariciaban su cabello, y se volvió, mirándolo a los ojos desesperada. El instante durante el que permanecieron así, mirándose el uno al otro pareció eterno.

-Ven aquí y bésame -le dijo Louis con voz ronca, atrayéndola hacia sí.

Dejando escapar un sollozo, _____ dejó que la abrazara, y Louis apagó el cigarrillo antes de inclinar la cabeza y posar sus labios sobre los de ella.

Al cabo de unos segundos, la respiración de _____ se tornó entrecortada, y le devolvió el beso con ternura, mientras trazaba con dedos temblorosos las duras facciones masculinas.

-Bésame de verdad, _____ -le susurró Louis.

-No puedo -gimió ella, ocultando el rostro en el hueco de su cuello-. Oh, Louis, ¡no puedo!

Había angustia en su voz, y los brazos del chico la atrajeron más hacia sí, apretándola contra su cuerpo.

-_____, ¿quieres marcharte? -le preguntó muy serio.

-Tengo que hacerlo -respondió ella con voz ahogada, contra el cuello de su camisa.

-¿Por qué?

-Tú sabes por qué -le dijo _____, cerrando los ojos.
Era maravilloso estar así, entre sus brazos, tan cerca de él, sintiendo su aliento, los latidos de su corazón...

-Creía saberlo -asintió él-, pero me parece que tú tienes tan pocos deseos de salir del coche como yo de que te vayas. No es por ese condenado contable, nunca ha sido por él, ni por tu trabajo como modelo, ¿verdad? -le dijo, haciéndola que levantase el rostro para mirarla a los ojos-. Creo que deberías decirme la verdad... antes de que nos destroces la vida a los dos.

El corazón le dio un vuelco a _____.

-¿A los dos? -repitió en un hilo de voz incrédula, y al mismo tiempo advirtiendo una nota nueva en la voz de Louis, como sí...

Él la besó de nuevo, desesperadamente, y _____ cerró los ojos, dejando escapar un suave gemido. Acabaría cediendo, a pesar de todo, y él acabaría odiándola algún día por haberlo hecho. Las lágrimas se agolparon en sus ojos.


Mi Enemigo-Louis & TU- TeRmInAdADonde viven las historias. Descúbrelo ahora