Recuérdame porqué te amo.

Capítulo 5

Lan Wangji se pregunta si creció para parecerse demasiado a su padre.

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Notas de la autora:

Resumen rápido. LWJ: odio cuando me tocas y odio cuando no lo haces

WWX: *trata de no llorar cuando te rechazan repetidamente *

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El estómago de Lan Zhan rugió, deteniendo la retirada de Wei Ying hacia el otro extremo del sofá. A Wangji le ardían los oídos mientras miraba con incredulidad a su estómago traidor. Los tensos hombros de Wei Ying se relajaron, sus labios se elevaron en una sonrisa temblorosa—Lan Zhan, ¿ya tienes hambre? ¡Tienes suerte de que tenga justo lo que necesitas! —saltó del sofá y prácticamente huyó a la cocina.

Lan Zhan lo siguió, mirando en silencio mientras Wei Ying sacaba unos bollos al vapor del refrigerador y los colocaba en un plato para recalentarlos. Wei Ying se sobresaltó visiblemente cuando vio a Lan Zhan de pie en la puerta. Enseguida se golpeó el codo contra el fregadero mientras saltaba hacia atrás—¡Mierda!

—No maldigas. Es grosero. No te muevas en exceso. No hables en voz alta—Lan Wangji se encontró recitando las reglas familiares de su infancia a su esposo, mitad por costumbre y mitad por molestia ¿Wei Ying iba a reaccionar así cada vez que apareciera? Un pensamiento de desasosiego entró en su mente: ¿en el futuro él se había vuelto abusivo?, ¿Era por eso... era por eso que su marido parecía tan sorprendido y herido cada vez que se acercaba a él?

—Lan Zhan... no te vi ahí—Wei Ying se movió nerviosamente, forzando a aparecer una sonrisa temblorosa en su rostro.

Esa... esa fue una sonrisa valiente, lo reconoció. Lan Zhan se volvió abruptamente, esperando que su repentino y visceral disgusto no se hubiera reflejado en su rostro.

Recordó las sonrisas valientes de su infancia.

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Su padre había regresado de un viaje de negocios furioso y violento, con las manos en puños a los costados. Había roto un jarrón contra la pared, empapando la costosa alfombra de agua. Un fragmento voló por el aire y se incrustó en la palma de Wangji donde había estado sentado en el suelo esperando que su padre regresara (lo había esperado con ansias antes. Nunca veía a su padre a menudo). El fragmento dolía, pero no lloró. Su tío ya le había inculcado las reglas: No sientas en exceso. No muestres emociones en exceso. No desees demasiado. En cambio, respiró a través del dolor, diciéndose a sí mismo que no tenía miedo. No tenía miedo.

Su madre ya había salido de su habitación para ese momento—Lan Qiheng—dijo, sonriendo valientemente a su padre, todo dientes y labios temblorosos—, no esperaba que volvieras a casa tan pronto.

—¡Perra inútil! —su padre estaba enfurecido, sus ojos dorados oscuros estaban muy abiertos e inyectados en sangre—¿Para qué eres buena, eh? —Madre le había entregado un vaso de agua con manos temblorosas. Padre había arrojado el líquido a la cara de su madre antes de golpear el vaso contra la mesa, rompiéndolo contra la madera resistente. Parecía trastornado, sacudiéndose un puñado de fragmentos de la mano. Estaba enojado. Los fragmentos de vidrio bailaron y rebotaron en la iluminación naranja de su sala de estar antes de asentarse sobre la mesa, reflejando el oro y el rojo como cuentas de un tesoro, como los ojos enrojecidos de su padre cuando golpeó la pared con el puño. Su madre se estremeció en silencio a su lado, la ropa y el cabello mojado se pegaron a su delgada y temblorosa figura. Ella se había maquillado para esto, minuciosas horas frente al espejo que ahora le corrían por la cara en líneas negras. Levantó una manga mojada para limpiarse la cara.