Recuérdame porqué te amo.

Capítulo 24

Cepillado de cabello y wangxian.mp3

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Notas de autora: Este es más un capítulo de relleno / transición, pero espero que lo disfruten de todos modos <3

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—¿Quieres hablar acerca de ello? —preguntó Wei Ying, con los pulgares todavía colocados distraídamente sobre los pómulos de Wangji.

—Yo... soñé... recordé cómo Meng Yao... y después—Wangji murmuró vacilante en la tranquila atmósfera. Debía de ser muy temprano en la mañana, porque el mundo seguía gris y quieto en el exterior, ni el parloteo de los peatones ni el ruido sordo del tráfico penetraba en sus ventanas y paredes.

Un pájaro pio en la distancia, claro, melódico y esperanzado.

—¿Tú... te acuerdas? —Preguntó Wei Ying, con la esperanza desnuda pintada en su rostro. Wangji sintió un leve temblor donde sus dedos todavía cubrían su mandíbula. Su corazón dio un doloroso apretón en respuesta.

—No todo—Wangji forzó a través de sus labios arrepentidos.

Wei Ying asintió despacio, intentando pero sin conseguir, enmascarar la ligera caída de sus rasgos.

Un fuerte silencio reinó sobre ellos.

—... ¿Qué hora es? —Wangji finalmente logró gruñir. Los dedos de Wei Ying se quedaron quietos contra su piel antes de irse por completo. Hubo un breve movimiento de pies a su lado cuando Wei Ying se inclinó para verificar la hora. Wangji lamentó la pérdida de contacto casi de inmediato.

—Las cuatro y media de la mañana—Wei Ying soltó una suave carcajada—, creo que nunca me había despertado tan temprano.

Wangji miró hacia otro lado, una repentina punzada de culpa lo tomó desprevenido.

—Entonces...—abrió la boca para decir, solo para que Wei Ying colocara un dedo en sus labios, silenciándolo.

—No—dijo con firmeza—. Ya he pasado toda la noche sin dormir hasta las 4 am antes. No deberías culparte por todo. Especialmente cuando no es. tú. culpa.

Era un eco extraño de lo que había querido decirle a su hermano, en su sueño; en sus recuerdos. No tienes que culparte por todo, todo el tiempo. Quizás los dos eran más parecidos de lo que pensaba.

Wangji asintió a medias, no del todo convencido pero dispuesto a dejarlo pasar.

Wei Ying dejó escapar un suave suspiro, una triste sonrisa cruzó su rostro—Lan Zhan—dijo finalmente—, ¿quieres volver a dormir? Si no quieres, siempre podemos hacer otra cosa. No me importa.

Wangji se tomó un momento para pensarlo realmente—No creo que pueda volver a quedarme dormido ahora—admitió con franqueza, haciendo reír a Wei Ying.

—Bien—dijo—, porque yo tampoco creo que pueda.

Wangji asintió distraídamente, pasando sus dedos por su cabello enredado por el sueño con una leve mueca de dolor.

—¿Tú... —Wei Ying vaciló, y luego—quieres que te peine?

Wangji recordó, en un instante, Nanny* peinando el cabello de su madre a través del ojo de la cerradura de su puerta, ambas mujeres bañadas en luz; Nanny más amable de lo que la había visto nunca, Madre sonreía un poco, la sonrisa no estaba en sus labios sino en sus ojos, en la relajada inclinación de sus hombros, en la forma en que se recostaba contra en Nanny, desprotegida y vulnerable; la forma en que no tenía que ser valiente (como había tenido que ser a menudo con su padre).