-La vida es muy corta como para no vivirla al máximo. A veces perdemos tanto tiempo pensando las cosas, a veces nos importa más la opinión de los demás antes que la nuestra propia. Y a veces sólo tenemos que dejarnos llevar por nuestros sentimientos y emociones, si nos gusta una persona ¿Por qué esperar? Hoy estamos vivos pero quizás mañana no.
-Sé que sientes lo mismo que yo.
Y luego de decir esas palabras Sebastián estampa sus labios contra los míos. Su beso es tierno y delicado pero a la vez está lleno de deseo. Inmediatamente le sigo el beso y me agarro aún más fuerte de su cuello, pegando más nuestros cuerpos e intensificando nuestro beso. Sebas desliza su mano desde mi mejilla hasta mi cintura, dónde también tiene apoyada la otra. Nuestras bocas se entienden a la perfección y nuestras lenguas se buscan. Una vez que estas se encuentran me estremezco, su toque es suave al principio y luego se va haciendo más intenso. No sé cómo no me he desmayado, mi corazón late como un loco y nuestras respiraciones son un desastre. Cuando ya no podemos más nos separamos para tomar aire, él apoya su frente con la mía mientras nos relajamos.
-Madison yo... -Pero lo interrumpo.
-Shh calla, déjame disfrutar de este momento.-Le digo con una voz dulce. Sebastián se ríe y me toma de las manos.
-Yo... emm no sé cómo explicar esto... cuando te vi... - Le está costando expresarse así q le indico que se calle poniendo un dedo en sus carnosos labios.
-Tranquilo. Sé a lo que te refieres. Ahora no hacen faltan las palabras.
Y así, lo beso dulcemente. No me importa besarlo de primera, estaba muriendo por hacer esto desde el momento en que nos miramos por primera vez. No sé cómo explicarlo pero desde el primer instante en que ví esos ojos, supe lo que iba a pasar. ¿Qué hiciste para que cayera en tu hechizo ojos cafés?
Supongo que nunca lo sabré. Sebas y yo seguimos besándonos durante un rato. Sus besos podrían convertirse fácilmente en mi mayor adicción. Luego hablamos un poco de cosas comunes y nos subimos a algunas atracciones más. Antes de que pudiera darme cuenta es el mediodía. Almorzamos una enorme pizza de jamón y queso, yo usualmente no como este tipo de cosas, por la dieta que te exigen en gimnasia, pero por un día no pasa nada, es sólo eso un día. Luego de terminarnos la pizza, estoy mirando embobada a Sebastián mientras este camina hacia el mostrador para pagar la cuenta. Yo me he ofrecido voluntaria para pagarla, pero él no me ha dejado. Cuando regresa a la mesa me pregunta:
-Bueno, ¿Debería llevarte ya al Polideportivo?
-No, quiero decir si, pero primero tengo que pasar por casa a cambiarme de ropa.
-No hay problema vamos a tu casa entonces.
...Unos minutos después...
Luego de llegar a mi casa. Sebas estaciona su motocicleta y me acompaña a la entrada, no estoy segura de si quiere entrar o no. Apenas nos besamos hoy, no es cómo si ya fuera mi novio y tampoco estoy segura de si quiere que sea su novia. Así que sólo abro la puerta y lo miro esperando su reacción. Cuando no dice nada me dispongo a hablar.
-Vas a entrar ¿No?
-Pues claro no esperarás que me quede afuera- Dice con una media sonrisa en su rostro, lo cual me alegra, tenía miedo de que se fuera. Luego de entrar dejo las llaves encima de la mesa y nos sentamos en el sofá.
-Bueno, mejor me voy a cambiar ya.-Digo mientas miro el reloj y camino hacia las escaleras. Cuando estoy subiendo el primer escalón me pregunto ¿Debería invitarlo a subir? O será inapropiado. Ay basta de pensar. -Sebas ¿Quieres subir a mi habitación o prefieres esperarme aquí en la sala? -Mi voz suena un poco dudosa.
-Bueno, mejor te acompaño a tu habitación. Sólo espero que no nos pille tu madre de nuevo jaja. Sino quién sabe lo que haría.
-Jaja. Tranquilo, mi madre no viene hasta la noche.
Subimos a mí habitación y él se sienta a un costado de la cama. Yo dejo de prestarle atención y me dedico a preparar las cosas para el entrenamiento de hoy. Luego de poner todo lo que necesito dentro de mi mochila busco un leotardo rojo de tirantes, unas medidas panties, una saya corta también roja y mis zapatillas de entrenar. Obviamente no puedo cambiarme en frente de Sebastián, no tengo esa confianza con él aún, aunque me encantaría tenerla, digo si es que algún día llegamos a tener una relación seria. Todavía no sé cuáles son sus intenciones conmigo y tampoco tengo mi mente muy clara.
-Voy al baño a cambiarme.-Le digo algo apenada.
-Claro.- Me responde y se pone a ver algo en su celular.
Entro al baño y me cambio, también me lavo la cara y dejo la ropa sucia en el sesto. Vuelvo a la habitación y empiezo a peinarme frente al espejo. Me recojo el cabello en una cebolla, pero me dejo unos pequeños mechones sueltos a ambos lados de mi cara. Cuando termino me miro en el espejo y me encuentro con su mirada. Un poco nerviosa me doy la vuelta para mirarlo directamente a los ojos.
-¿Qué?- Le digo confundida.
-Nada, sólo que te ves muy bonita con esa ropa.-Me dice mirándome desde la cabeza hasta los pies. Nunca pensé que me dijera eso la verdad, las mallas de gimnasia son algo anticuadas y clásicas, pero esa es la ropa con la que debemos entrenar.
-Gracias- Le digo con una sonrisita.
Sebastián me contesta con una seductora sonrisa en sus labios, mientras se acerca a mí, yo retrocedo hasta que mi espalda choca con la pared, en este momento mis mejillas deben estar muy rojas. Él me sujeta las manos y las sube a la altura de mi cabeza, yo quedo atrapada sin poder moverme, pero no me quejo. Sebas me mira curiosamente y detiene su vista un poco más abajo de mi muñeca izquierda. En esa parte donde se marcan las venas tengo un lunar redondo, él lo mira y luego vuelve su mirada a mí.
-Tenemos un lunar en el mismo lugar del brazo.-Me dice acercándose aún más.
-Ah- Es lo único que puedo decir de lo nerviosa que me encuentro por su cercanía. Sebas me da un dulce y mojado beso sobre la piel del lunar, haciendo que se me encienda la piel y luego me besa en los labios. Yo disfruto de cada uno de sus besos, por dios qué es lo que hace este chico para volverme loca. Seguimos besándonos hasta que mi celular comienza a sonar, logro que Sebastián me suelte las manos y me dirijo a ver quién me llama, debe ser mi madre, pero no. Cuando lo miro me quedo boquiabierta, es una alarma.
-¡Sebas!- Digo casi gritando.
-¿Qué pasa?
-¡Faltan cinco minutos para que comiencen las prácticas!
-Oh joder pues vámonos ya.
Casi corriendo salimos de mi casa y nos subimos a la moto. Sebas se apresura en llegar al Polideportivo, lo cual le agradezco, apenas estaba empezando en el club, no quería llegar tarde. Una vez que llegamos me bajo de la motocicleta rápidamente y le entrego el caso a Sebastián, este me sujeta de la muñeca antes de que pueda irme.
-Espera, ¿No me vas a dar las gracias?- Dios mío dónde estaban mis modales.
-Muchas gracias por traerme.- Digo y él me da un beso corto de despedida.
-Fue un placer, nos vemos el lunes en la preparatoria Madison.
-Si, hasta el lunes Sebas.-Digo con una sonrisita. No sé cómo aguantaré todo el fin de semana sin pensar en él.
Nota:🥺🥰😍 Me encantó este capítulo. ¿Qué le pareció a ustedes?
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Caminos Cruzados
JugendliteraturMadison Parker es una chica de 17 años, practica Gimnasia Artística, es buena estudiante, le gusta leer y tener su vida organizada. Su madre es una reconocida empresaria en el país. Madison es muy buena persona, es dulce y muy positiva. A la vista...