Caminos Cruzados

Capítulo 32 Un idiota al que amas

Luego de que Sebastián y yo hiciéramos, bueno—Lo que todos ustedes saben que hicimos—Me quedé profundamente dormida en sus brazos, aún pensando en ese perfecto Te amo que nos dijimos.

Más que dos palabras aquello era una promesa. Tenía gran significado. La cosa del amor es que es un arma de doble filo.

El amor es una daga.

Es un arma que se empuña de muy lejos o de muy cerca, puedes reflejarte en ella. Es hermosa, hasta que te hace sangrar...

El amor puede ser muy hermoso al principio, cuando todo es perfecto, todo es felicidad, vez la vida color de rosa. Pero si la persona a la que tanto amas te traiciona ahí se rompe esa burbuja, se destruye la ilusión. Ahí deja de ser hermoso, deja de ser mágico, deja de ser amor y se transforma en dolor, en odio, en decepción...

Entonces...

¿Vale la pena sufrir por amor?

Tal vez...

Tal vez valga la pena arriesgarse, entregarle tu confianza y tú corazon a alguien y esperar que no los destruya. Pero muchas veces no pasa así. Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado desde pequeños que para lograr estar completos, debemos estar acompañados de alguien más. Pero eso no es cierto. Tú no estás incompleto porque ni eres una mitad ni eres una fruta. No tienes que pasar la vida buscando a tu otra mitad o a tu alma gemela, sólo debes encontrar a alguien con quien compartir tu vida.

¿Existen las almas gemelas?

Tal vez si...

Tal vez no...

En este mundo todo es incierto.

¿Existe el destino?

Probablemente sí...

¿El destino pone a la persona indicada en nuestro camino?

Probablemente no...

Tú decides en que creer.

Sólo tú eres responsable de tu vida.

Estás muy poética hoy...

Cállate

—¿Nena...?—Escucho vagamente que Sebas me llama.

—¿Uhm...?

—¿Te vas a quedar toda la tarde durmiendo? Porque no creo que solo una ronda de sexo vainilla te dejara tan cansada.

—No es eso...—Respondo aún con los ojos cerrados.—Es que ayer no dormí en toda la noche.

—¿Y eso por...?

—Me quedé despierta terminando un libro muy bueno.

—¡Madison!—Me reprocha.

—¡¿Qué?! Estaba muy bueno no podía parar de leer, tuve que llegar hasta el final.

—Bueno, tendrás que levantar ese bello culo tuyo de la cama porque tu madre debe estar al llegar.

Espera....

¿Qué?

—¿Por qué me dejaste dormir tanto?—Exclamo furiosa.

—Intento despertarte hace horas y dormías como una roca. Incluso yo ya fui al baño, me vestí y te robe algo de comida de la nevera porque moría de hambre. Y tú todavía sigues desnuda en la cama. Digo... No es que me queje.

—¡Joder!—Recién me acuerdo—Tenía que hacer la cena. ¡Mi madre va a matarme!

—Tranquila, yo te ayudaré.