Capítulo 30 Pequeña revelación

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Después de todo las cosas salieron bastante bien. Que digo bastante bien ¡Salieron super bien! La competencia transcurrió de maravilla, no voy a mentir —sí que estaba nerviosa—pero supe controlar mis nervios. El mayor momento de tensión fue cuando miré a las gradas y ví a mí madre, a Sebas y a Patricia ahí sentados hablando como si nada y comiendo Doritos, mientras yo estaba a punto de desmayarme.

Literalmente

Pero al final puede respirar tranquila, y felicitarme a mí misma. Después de tantas horas de entrenamiento, y si fueron muchas, logré clasificar para las competencias siguientes. Bueno, al menos en dos aparatos, pero eso es suficiente por ahora para mí. Quedé en primer lugar en las barras asimétricas y en la rutina de suelo. Y también quedé en tercero en la viga de equilibrio. No me quejo de nada, las demás competidoras estuvieron muy bien. Así que gané dos medallas doradas y una de bronce. No puedo estar más feliz.

Oh, bueno.

Ahora que veo a mí novio acercándose se me ocurre como pudiera estar aún más feliz.

Y todas las ideas lo involucran a él. Y no a la ropa jeje...

Cuando mi mirada se encuentra con la suya puedo percibir una chispa de entusiasmo y picardía en sus ojos. Esos ojos cafés que tanto me gustan. No sé por qué pero quiero que él me mire así solo a mí. No quiero compartirlo con nadie. Nunca. Sebastián casi me da un abrazo pero por desgracia mi madre se le adelanta y me estrecha contra su cuerpo, al mismo tiempo que casi me rompe los tímpanos. Miro a Sebas por encima del hombro de mi madre y me doy cuenta que la está asesinando con la mirada. Si ella lo viera ahora mismo estoy segura de que incluso la más mínima empatía que le tiene se esfumaria.

—¡Felicidades Madison!—Y me apretuja aún más—Estoy muy contenta por tí. Sabía que podías lograrlo, nunca tuve ningúna duda, es más le dije a tu amiga que ibas a ganar y también que...

—Suegra, yo también quiero felicitar a Madison. ¿Podría prestarmela un momento?

Oh... oh

Mi madre se detiene de golpe y lo mira como si de un asesino se tratara.

— Que sepas Sebastián que Madison podrá ser tu novia ahora, pero siempre será mi hija ¿Te queda claro?

Le echo una mirada de advertencia a mi madre. ¿Es que acaso es mucho pedir que se lleven bien?

—Si si... Lo que usted diga suegrita.—Mi novio la ignora categóricamente y me da un casto beso en los labios. Y así pasamos un buen ratito.

—Ehem—Mi madre se aclara la garganta—Aún estoy aquí.

—Pues puede irse si lo prefiere. Nosotros no tendríamos ningún problema.

—¿Perdona?—Casi parece ofendida—Ten cuidado de cómo me hablas muchacho.

Pero ni caso, mi novio ni siquiera se inmuta. Sólo se acerca a mi oído y me susurra cosas.

—Estoy muy orgulloso de ti nena.

—Gracias, pero por favor intenta llevarte bien con mi madre.

—Si yo me llevo muy bien con ella.

—Si, claro.—Pongo los ojos en blanco.

Luego de eso se acerca Pat a felicitarme, seguida de Ernesto y mis otras compañeras.  Todos nos ponemos a conversar, algunos hacen planes de ir a una fiesta para celebrar, otros ya se marchan con sus padres y los que quedamos nos tomamos muchas selfis en grupo—en serio, muchas— y también me tomo algunas con mi madre y Sebas. Los técnicos comiezan a recoger el sistema de audio, el podio y todas esas cosas.

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