Now and then (#2)

Envidia

"Diferente vida no siempre significa mala vida"

El incesante golpeteo en mi cabeza comienza a pasarme factura cuando siento el calor de los rayos solares chocar contra mi matutino y adormilado rostro, suelto un involuntario quejido que se ve acompañado por un rápido movimiento de mis manos para lograr tapar la totalidad de mi vista con las sábanas grises.

—Levántate de una buena vez, Vaitiare. —la voz de Lily no hace más que incrementar el estruendoso chillido que se proyecta en mi cerebro, a lo que solo me limito a responder con otro bufido—. El desayuno se encuentra listo en el comedor.

Abro ligeramente los parpados, aún debajo de las sábanas hasta que con las manos logro encontrar una de las almohadas junto a mi cabeza, la tomo con la poca fuerza que poseo y la lanzo hasta el lado de la habitación de donde proviene la voz de Lily.

—¡Vete a la mierda, Lilybeth! —exclamo en voz baja, con la garganta desgastada y el tono raposo de recién levantada tras una noche de fiesta.

Segundos pasan para darme cuenta de que no logre darle al objetivo, porque escucho como la esponjosa almohada cae al suelo y después la risa nada discreta de la morena delata mi error de puntería.

—Me iré a Canadá, no tienes por qué compararlo con la mierda —vocifera con gracia, lo que ignoro por completo a causa de mi falta de humor matutino. Mi amiga no lo toma a bien, así que segundos después tengo la misma almohada golpeando mi cuerpo con violencia, haciendo la labor de despertar a mi versión llena de alcohol mal ingerido en el cuerpo—. No puedo creer todavía que te acotaras con Cole y no me invitaras.

Los recuerdos lucidos de la noche pasada llegan en tintineos instantáneos a mi mente, por lo que me obligo a quitar la ropa de cama de mi cuerpo y me siento sobre la cama, cruzando las piernas y apoyándome en el espaldar mientras acomodo mi cabello con rapidez.

—No te perdiste de nada —le comento, pasando mis dedos por mis parpados con delicadeza y buscándola a la vez por la habitación, hasta que la encuentro parada a un costado de su cama con los brazos abrazando lo que parecen ser un par de zapatos de tacón contra su pecho—. De todas formas, creo que tú tuviste más diversión con cierta pelirroja de nariz respingada.

Una sonrisa escapa por sus labios mientras deja los zapatos en el suelo y toma asiento al borde de la cama.

—¿Celosa?

—En tus más obscenos sueños, sí —respondo ante su divertida pregunta en un tono de mofa.

Ella solo niega con la cabeza a la par en que una corta risa logra escabullirse afuera de su boca.

—Hablando de celos, —Lily alarga las palabras e inmediatamente sé a dónde va el tema de nuestra conversación—, te vi huir después de que cierto pelinegro viera como pasabas un buen rato con Cole.

—No era él.

—Y después te siguió escaleras arriba —suelta tras un suspiro de admiración, recordando los sucesos.

—Que no era Hyder —digo con paciencia en la voz antes de tirar mi cabeza hacia atrás.

—Lo vi anoche, Taire, sé que era él.

Niego con la cabeza repetidas veces hasta que vuelvo mi vista a ella, tomo una bocanada de aire.

—Yo también lo vi, Lily, a la distancia, —ella centra su atención completa en mí—, pero el pelinegro que me siguió anoche es una persona completamente diferente.

—Yo los veo iguales.

—Sabes a lo que me refiero —comenta soltando un alargado suspiro.

—¿Diferente malo, peor o nocivo? —no puedo evitar soltar una carcajada tras su absurda pregunta, ella solo rueda los ojos junto a un quejido que escapa desde su interior—. No respondas a eso, mejor dime su nombre, así compruebo que no es el mismo idiota.