Presa

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"Aunque el gato se vista de fiera, gato queda"

La mañana del viernes desperté con un nuevo mensaje de un número desconocido, sentí como mi corazón se paró por un instante.

Hasta que decidí abrir el mensaje y encontrarme con un emocionado texto por parte de Stella, donde me daba cada uno de los detalles de la misma fiesta que ocurriría esa noche en el preciso lugar que había evitado por semanas.

La noche anterior ya había experimentado un encuentro cercano con el infierno y no deseaba volver a sentir el mismo temor en el pecho, por lo que durante unos largos minutos aún recostada dentro de las finas sábanas de mi cama, pensé en una excusa para no ir, hasta que el tiempo pasó y el amargo sabor en mi estomago llegó para recordarme que no tenía por qué ser la tonta niña de preparatoria.

Era Vaitiare Fernsby, pasé por peores cosas y no podía atemorizarme por ir a un lugar que me gritaba un nombre sin cesar desde que entraba.

De todas formas, la fiesta era de máscaras y solo podían entrar las personas que portaban una invitación.

Ese día las horas pasaron volando o es que realmente no puedo recordar demasiado porque los nervios decidieron no hacer una típica aparición en mi vida; nada relevante pasó, algo que quizás estaba buscando para hacer esa tediosa mañana más interesante, alguna señal que mi intuición decidiese mandarme para cancelar los planes.

Sin embargo, ya era muy tarde para el momento en que terminaba de alisar mi cabello frente al espejo de mi baño y daba casi por culminado a mi aspecto de la noche.

Me permito soltar un último suspiro de cansancio después de leer el mensaje de Stella indicando que se encuentra en la entrada de mi edifico; termino de pintar mis labios con un tono rosa suave y acomodo nuevamente el poco pronunciado escote del simple vestido negro que decidí usar.

Me doy una sonrisa al espejo tras mover ligeramente la pierna que se encuentra casi al completo descubierto por la pronunciada abertura del corto vestido que deja mucho a la vista y hace resaltar en especial a la brillante cadena delgada que adorna mi pierna, como una liguera que rodea mi cintura y la parte baja de mis muslos.

—Oye —llamo la atención de la pequeña gata sin nombre encima de mi cama, la peluda mascota eleva su adormilada cabeza en mi dirección—. ¿Me veo bien?

Abre su boca y da un largo bostezo antes de ignorarme por completo, dándole vuelta a su cabeza y acomodándose para dormir.

No es que esperase que me respondiera tampoco.

Salgo de mi habitación tras cerrar la puerta y camino escaleras abajo hasta llegar al primer piso del apartamento, me aseguro de llevar lo poco que necesito y hago mi camino hacia el ascensor que me llevará a la planta principal del edificio. El tiempo de espera es largo, pero antes de lo pensado, ya em encuentro ingresando al auto de Stella.

—No sabía que vivías sola —Stella comenta después de un breve saludo entre ambas.

Sonrió en su dirección a modo de evitar más preguntas al respecto, mientras coloco el cinto de seguridad alrededor de mi cuerpo.

—¿Sabes en dónde queda la fiesta? —pregunto con la idea de darle indicaciones si es que está algo perdida.

Ella asiente con una sonrisa después de arrancar el auto.

—Tu invitación se encuentra en la guantera junto a la máscara que me dieron—murmura en el silencioso vehículo junto a una sonrisa.

Cierto, por un segundo olvidé la temática de la fiesta.

Now and then (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora