"Nuevos malos hábitos que amenazan la cordura"
Aún puedo recordar esas eternas semanas de nueva formación, siempre me gusta volver mis pensamientos al momento en que mi decadencia se sintió como algo positivo.
Recuerdo para no olvidar cada detalle de los desastres que acompañaron a mi vida durante un buen tiempo y que siguieron persiguiéndome durante algunos años, pero hay días en los que no puedo traer a mi mente las palabras dichas o las acciones tomadas, oscuros días en los que no recuerdo con exactitud cómo es posible que la precisa sensación aún presente en mi pecho, no se encuentre más en mi cabeza.
La mente es frágil, por lo que a veces decido escribir pequeños momentos que temo perder de mi memoria o terminar por cambiar los acontecimientos, si es que mis pensamientos no lo hicieron ya. A veces las memorias me abruman mientras como o hablo en persona con alguien, pero no me importa en qué momento me encuentre, por lo que tengo cientos de servilletas repletas con tinta de un lapicero prestado en el momento, pequeñas notas que contienen extensas palabras llenas de verdad.
Recuerdo ese día, los meses habían pasado y ciertamente muchas cosas cambiaron junto al tiempo.
Todavía puedo sentir esa tarde como si hubiese pasado hace unas horas, la sensación en mis nudillos se encuentra presente cada vez que recuerdo con exactitud los segundos en ese momento.
Mis puños chocando, golpe tras golpe, mientras la fina capa de sudor cubre cada rincón de mi cuerpo; el cabello pegándose a mi mojado rostro y mi ira semanal siendo destruida en el saco de boxeo de papá, a la par en que mi motivación se extendía desde mi diafragma y se expandía hasta mis largas pestañas.
Un golpe tras otro, una dura patada tras otra y las gotas que expulsan mi dolor saliendo por cada poro, antes de caer.
Finalmente caigo al suelo, volviendo a la realidad.
—Lamento interrumpir, pero la señora Fernsby desea comer con usted y su hermana. —la voz de una de las amas de llaves me hace girar el rostro en dirección a la puerta que dejé completamente abierta—. La está esperando en la terraza.
La joven mujer desaparece de mi vista y yo, tras un leve suspiro que me libera de las tensiones, me levanto del suelo para ir a asearme de manera rápida.
Pasé las últimas semanas en ese cuarto que antes le pertenecía a mi padre, liberando todo el peso sobre mis hombros, resultó ser una muy buena forma de descargar todas mis tensiones; aunque, ciertamente, soy pésima con mi fuerza.
Termino de quitarme las cintas que recubrían a mis nudillos para no lastimarme, y lavo mis manos y rostro con rapidez para no hacer esperar a mi madre. Me dirijo por las escaleras con prisa, completamente hambrienta tras haber eliminado una buena cantidad de calorías, llego hasta la puerta y dejo que el fresco viento colisione contra mi cálido cuerpo.
Mi madre habla por teléfono y Jasmine ya se encuentra sentada frente a ella en la pequeña mesa para cuatro que poseemos en este lugar, no interrumpo a mi madre y tras un gesto de incomodidad me siento a su derecha.
Permito que mi hermana termine de servirse un poco de la ensalada que se encuentra sobre la mesa, deja el recipiente con una maleducada brusquedad sobre el delicado vidrio, mi rostro refleja contra ella una gran molestia por su acción y solo se limita a rodar la mirada con ironía. No tiene remedio.
Tomo entre mis manos el envase circular de vidrio y pongo un poco de la ensalada sobre mi plato para el momento exacto en que mamá cuelga el teléfono.
—Lo lamento —se disculpa con ambas en voz baja—, los inversionistas de Milán quieren hacer unos cambios en la siguiente colección que no me agradan en lo absoluto, así que tengo el bendito celular sonando a cada hora.

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Now and then (#2)
RomansaSegundo libro de la trilogía: Lack of Love (***) ¡ATENCIÓN! Es necesario leer el primer libro de esta trilogía para entender la trama y no llevarse muchos spoilers. . (***) Si ya viviste un cliché en carne propia, lo sabes. Sabes que hay dificulta...