Arrogancia

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"Un sencillo felino regocijándose en soberbia"

Los siguientes días después de que Margot Fernsby me echara de la mansión, sin dinero o al menos el chofer a mi disposición, decidí dar mis quejas con mi única amiga, quien para ese entonces se encontraba a miles de kilómetros de distancia como para apoyarme.

Al parecer Lily supo de la noticia antes de que yo corriera a contársela, ya que sus padres siempre pertenecieron al grupo cercano a la familia, a pesar de que mi madre los consideraba inferiores por la escasa fortuna que poseían; la madre de mi amiga supo todo acerca del escándalo porque Margot decidió comunicar su decisión a sus cien amigos más cercanos, lo que incrementó mi ira.

¿Qué le sucedía? A ella le gustaba guardar las apariencias frente a los demás y esa ultima jugarreta me beneficiaba más a mí que a ella, dejando a la familia Fernsby, o lo que quedaba de ella, como un desastre.

Aunque, algo con lo que no contaba era que antes que su riqueza y poder, estaba su orgullo y arrogancia, por lo que pensó sería una buena idea hundir a su propia hija como venganza; al final, ella fue la mayor perjudicada en la historia y todo el esfuerzo que realicé durante meses para sacar nuestro apellido de la boca del pueblo, fue borrado en un parpadeo después de un simple mensaje.

—Aún no puedo creer que te botara antes que a Jasmine —la voz burlona de Lily anuncia desde el otro lado de la línea.

No controlo un quejido que escapa por mis labios, ni tampoco el momento en que ruedo la mirada mientras me apoyo en una de las paredes frente a la puerta que me guiará a la próxima clase del día.

—A mí no me botó —comento con una palpable molestia—, yo decidí irme mucho antes.

Lilybeth comienza a reír a través del celular, irritándome en sobremanera y se lo hago saber con un intenso gruñido que guía a las miradas de extraños en el pasillo hacia mí.

—Lo sé, Vaitiare, pero es divertido jugar con tu soberbia. —la escucho soltar un largo suspiro después de sus carcajadas y un corto silencio que acompaña al pasillo donde me encuentro—. De todas formas, ¿Cuánto crees que dure así?

—Conociéndola, no dudo que pronto tenga alguna reunión de la alta sociedad y empiece a rogar para que asista.

—No sé qué me atemoriza más, Vaitiare, el orgullo de tu madre, —hace una corta pausa y la escucho tomar una bocanada de aire—, o la soberbia que llega hasta Canadá solo para asfixiarme y que proviene de ti.

—Mejor teme de mi altivez, Lily.

Su risa suena de fondo y yo giro los ojos hacia las personas que comienzan a entrar al salón y decido ingresar después de un pequeño grupo de tres chicas que hablan entre risas.

—Pero qué modesta —añade tras un suspiro.

Doy una mirada rápida a la sala; techo alto, barras para estirar y paredes blancas cubiertas por grandes espejos son lo primero que me dan la bienvenida a mi primera clase de baile moderno.

Era el segundo, tal vez el tercer día que tenía clases en la universidad, pero era una de las pocas materias que me faltaba iniciar.

—Lo aprendí de ti —suelto un murmuro por lo bajo, con la intención de no generar un mayor eco en la silenciosa sala.

Ella vuelve a soltar una corta carcajada desde el otro lado del teléfono, mientras camino hacia el pequeño cuarto conjunto para guardar mis cosas en alguno de los casilleros vacíos.

Observo el reducido espacio al entrar, al menos no somos muchas personas las que nos anotamos en esta clase, lo bueno es que no habrá que pelear por uno de los espacios para guardar cosas, a comparación con otras asignaturas.

Now and then (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora