Now and then (#2)

Lander

"Viejos amores que tienen sabor a heridas nuevas"

«... Las lágrimas no paraban.

El líquido que emanaban de mis azules ojos no dejaba de correr por mi rostro mientras sangre comenzaba a brotar de la herida formada en mi pierna, la desesperación comenzó acumulándose en mi estomago al no ver a mis padres cerca y el nudo en mi garganta amenazaba con hacerme estallas en ruidosos llantos.

—¿Estás bien? ¿Qué te sucedió? —la cálida voz de un pequeño niño me hace levantar la vista del suelo.

Cortos cabellos, suaves al viento, me dan la bienvenida junto a una mueca de preocupación en esa grisácea mirada, no pude evitar dejar de llorar cuando lo vi.

—Y-yo... —no era capaz de pronunciar las palabras sin tartamudear en ese momento, me sentía tan pequeña ante él— ... m-me, me caí.

Mis dedos apuntaron al pequeño obstáculo que yacía tras de mí, el niño frente a mis ojos, solo soltó un suspiro y se pudo de cuclillas para estar a mi altura antes de poder tenderme la mano.

—¿Tienes alguna herida más? —negué con la cabeza al instante, él movió su mano en mi dirección hasta que fui capaz de tomarla— Mis padres vendrán ahora, ellos nos ayudarán.

Solo asentí tímidamente mientras me ponía de pie y sentía el dolor de la herida volverse más agudo, lo que se reflejó en un quejido de mi parte.

El niño de cabello moreno me di una rápida mirada antes de darse la vuelta y ponerse en posición para que yo pudiese subir a su espalda.

—Te llevaré hasta la banca.

Algo dudosa me apoyé en su espalda y él posiciono sus manos en la parte trasera de mis rodillas mientras enredaba mis cortos brazos alrededor de su cuello. Comenzó a caminar hacia la banca más cercana y no evite sentirme cómoda al oír su agitada respiración mientras hacia el esfuerzo de caminar conmigo en su espalda.

—¡Lander! —una aguda voz, conocida a mis sentidos, se escuchó venir a lo lejos— Lander. Lander. ¡Lander!

El niño que ahora me sienta sobre la banca del parque soltó un bufido de molestia tras escuchar como la chillona voz se acercaba cada vez más en nuestra dirección.

Le faltaban pocos pasos para llegar a nosotros cuando la reconocí, la bulliciosa niña era amiga mía desde hace algún tiempo.

—¿Qué quieres Lilybeth? —cuestiona en dirección a la morena en cuanto llega hasta la banca.

Ella no respondió de inmediato, en su lugar, se lanzó sobre mí con los brazos extendidos, envolviéndome en un abrazo mientras me pegaba a su pequeño cuerpo.

—No me quitarás a Tiare también... —exclamó con furia a Lander, quien solo se limitó a rodar la mirada, como si ya se encontrase acostumbrado a tales rabietas.

—Yo no estoy intentando quedármela, ella solo...

—No me interesa —Lily interrumpió al niño frente a ella—. Vaitiare es mía, ve a conseguirte otros amigos; ya te dije que dejes de robar mis cosas.

Olvidándome del punzante dolor en mi pierna, salté de improvisto ante su declaración, no evite la nerviosa carcajada que continuó después de mi sobresalto.

Lander bufó nuevamente, y sin prestarle atención al berrinche de mi amiga, se aproximó hasta quedar a escasos centímetros de mi herida.

—No voy a robarla, Lilybeth. —un largo suspiro escapó por sus labios—. Vaitiare se tropezó y está sangrando, ¿ves?