♡--Nuestras miradas cruzaron.
Mis orbes de topacio y sus
orbes de oro están echos para
estar uno al lado del otro.
Pero....
¿por que me da una sensación
nostálgica?
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Abrí mis ojos al oír el despertador de mí móvil, también estaba sonando el despertador de Kenma. Tome mí móvil rápidamente y lo apague, Kenma también hizo lo mismo.
— buenos días – dijo Kenma en el futón, su voz se oía un poco ronca, ya que recién se despertaba.
— buenos...días – dije adormilada, sentándome en la cama.
Bostece y estiré mis brazos. Me senté en un borde de la cama, sentí un escalofrío al tocar el frío piso. Kenma se río ante mí reacción, ya que fue muy evidente. Me pare lentamente, ya que si me paro rápido me desmayaria. Kenma se paró y arreglo un poco sus cabellos.
— emm...yo me cambiaré en el baño, tu te puedes cambiar aquí – propuso – toca la puerta del baño cuando ya estés lista.
Yo asentí, el se dirigió al bañó. Me desvestí y vestí rápidamente, luego me dirigí al baño, toqué la puerta. Kenma la abrió, ya cambiado y peinado.
— Kenma ¿Me prestarias un cepillo para el cabello? – el asintió, volvió a adentrarse al baño, busco el peine y me lo entregó – gracias.
— de nada...iré a ayudar a mí madre con el desayuno – dijo para luego marcharse.
Rápidamente cepille mi cabello, atando mi cabellos en mí típica media coleta no tan media coleta, era una cosa rara. Dejé el peine en dónde estaba y me dirigí al comedor. Allí estaba Kenma poniendo dos tazas de algo desconocido, junto a unos panes tostados.
— buenos días, Natsumi-chan – amablemente la madre de Kenma me saludo.
— buenos días, Kozume-san – dije.
Era algo confuso, ya que tenían el mismo apellido y era raro. Obviamente tenían al mismo apellido, ya que los padres de Kenma se casaron y la madre de Kenma contrajo el apellido del padre de Kenma. Muchos Kozumes
— ¿Como dormiste, Natsumi-chan? – pregunto, sentándose, a los que imitamos sus acción.
— bien, de maravilla – respondí, sentí mis mejillas arder al recordar el incidente de anoche.
Los tres desayunamos tranquilos, hablando de temas triviales. Luego, con Kenma, fuimos a cepillarnos los dientes. Tome mí mochila, Kenma igual y nos dirigimos a la preparatoria.
— ¡Kenma! y...¿Kirujoi-chan?
Nos dimos medía vuelta, Kuroo venía hacía nosotros.
