ᴇꜱᴘᴇᴄɪᴀʟ - 1000 ᴠɪꜱɪᴛᴀꜱ

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𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎
♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

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Dos niños, una promesa

La niña azabache se encontraba muy alegre, irían casa de su abuela, eso significa que tenia la posibilidad de verse de nuevo con el niño apodado Kodzuken.

— nunca había visto a Yash tan emocionada – uno de sus hermanos, Hiro, sentía algo de temor por ello, debido a que la niña odiaba salir de casa.

— ¿habrá echo algún amigo en el parque? – preguntó el otro gemelo, Shiro.

Ambos se miraron y rieron. Consideraban que era imposible que su hermana menor tenga amigos, sin contar a Gen. Claro que estaban equivocados.

La familia
Natsumi subió al coche, luego se dirigieron a casa de su abuela.

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Ya en el parque, los gemelos fueron a los juegos del parque. Yashiro aviso que se ira a "explorar".

— esta bien, solo no te vallas muy lejos – dijo su padre, la niña asintió.

Abrazada a su peluche, fue velozmente a aquel solitario árbol en donde se encontrarían, en donde supuestamente estaría el pequeño Kenma.

La emoción de la niña se notaba a kilómetros, tenía una gran sonrisa y un brillo peculiar en sus orbes topacio. Su felicidad estaba al máximo.

Pero esa emoción se convirtió en desilusión, esa felicidad se convirtió en tristeza al llegar a aquel árbol solitario. Miro al suelo, su brillos seguía, pero no era de felicidad, sino de tristeza. Quería llorar, su amigo no se encontraba en donde ella quería que estuviese.

Dio la vuelta al árbol, nada. Miro arriba, quizá alguna de las ramas se encontraba aquel niño, pero nada. Había esperado tres semanas o quizás dos, para ver a su amigo.

Pero su ilusión se fue y llego su desilusión.

Varios pensamientos entraron en aquella mente, pensando en que el niño no la quería más. Una lagrima cayó por las mejillas de la azabache.

O tal vez solo se hacerco por interés. Otra lagrima cayó.

Quizá se olvido de ella. Tres lagrimas en total, que se sumaban poco a poco.

Tiro con amargura su peluche. Se froto sus ojos con su antebrazo, tratando que sus lágrimas no cayeran, aunque eso era casi imposible.

— K-Kodzuken – susurro con un hilo de voz – ¿el me abandono...?.

— ¿por qué lloras, Yatsumiro? – dijo una voz detrás de ella – yo nunca te abandonaría, eres mi amiga, los amigos verdaderos no se abandonan entre si, tu eres una amiga verdadera – se dirigió al peluche de la niña, tomandolo y extendiendo el peluche a su dueña.

La niña tomo su peluche y sonrió. Ambos sonrieron. La niña se lanzó a los brazos del chico, ambos se calleron

— Kodzuken, te quiero – confeso la niña, con su mejillas sonrojadas.

— yo también Yatsumiro – dijo de la misma manera, bastante apenado.

— Kodzuken...nunca me olvidarás ¿no es así?

— nunca te olvidaré Yatsumiro, siempre te amaré, siempre, siempre, siempre.

— yo también te amaré por siempre, Kodzuken, prometo amarte por siempre.

— yo también lo prometo, Yatsumiro.

— ¡promesa de meñique!

La niña se separo del abrazo, sentándose en el suelo. Extendo su meñique al niño, es lo tomo con su meñique. Ambos rieron.

Pero ellos no esperaban que el destino los separaría, quedando como un recuerdo en sus corazones, un hermoso recuerdo.

Ellos solo amaran a una persona, Yatsumiro a Kodzuken, Kodzuken a Yatsumiro.

Todavía esperan uno al otro, no piensan romper esa promesa. Por nada del mundo.























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Diooos, estoy demasiado feliz de haber llegado a las 1.000 visitas.

Nunca pense de que llegaría a todas esas visitas,  que para una nueva escritora, es demasiado.

Muchas gracias por votar, comentar y leer mi historia.  Muchas, muchas gracias.

Espero que se encuentren bien, cuídense que yo me despido.

Bai.

PD: los días de publicaciones serán los fines de semana.

𝐎𝐑𝐎 𝐘 𝐓𝐎𝐏𝐀𝐂𝐈𝐎 - 𝐊𝐞𝐧𝐦𝐚 𝐊𝐨𝐳𝐮𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora