VOLO

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Soy yo la que está frente a él. Soy yo la que mira desde arriba. Otro recuerdo viene a mí. Alicia no contesta, hace tiempo, solo puedo hundirme más en mis recuerdos. No sé quién pueda estar al otro lado. Sigo con mi historia. Necesito que alguien la oiga.

《—Ahora te soltaré. No chilles, nadie puede oírte. No quiero ningún movimiento, ¿de acuerdo? — Asiento, el filo del cuchillo en mi cuello impone. Lo primero que hace es retirarme despacio la cinta de la boca, a penas duele. Si llega escocer un poco al notar como se estira la piel de mis labios. Comienza a desatar las cuerdas de mis muñecas y puedo sentir que se van aflojando, voy notando la movilidad de estas al igual que el dolor de estar tanto tiempo maniatada, le siguen mis tobillos, cada vez huelo más cerca mi libertad (o eso quiero pensar). Unas lágrimas caen de mis ojos, él las retira con sus pulgares y después me acaricia la mejilla (quiero creer que detrás de este monstruo sigue siendo él). Tengo que ser más lista que para poder escapar.

—¿Estás más tranquila?— En su mirada creo ver a mi amigo, en el que yo siempre confié. Le miro confundida y las pocas lágrimas de antes se convierten y comienzo a llorar sin control, empañando mi visión. Veo su mano acercarse, acariciar de nuevo lentamente mi cara, mi cuerpo se contrae mostrando repulsión ante la caricia. El miedo recorre mi cuerpo y cada centímetro de mi piel se hiela de aversión. Con la misma mano alza mi mentón, para que le mire a la cara. Le contengo la mirada, con desafío.

—Podías haber hecho las cosas de otra manera.—Esta vez retiro mi rostro. Él, agarra con más fuerza mi mentón. Se acerca, no articula ninguna palabra. Se va acercando cada vez más. Puedo oler su aliento, característico, chicle de menta, fuerte. Posa con agresividad su boca sobre la mía. Con aberración me separo como puedo, pero de poco me sirve porque él aprieta más. Al quitármelo de encima, mi pulso se acelera pensando que será lo que le pasa ahora por su cabeza, ¿me matará? ¿Saldré de esta?

Mi nivel de nerviosismo se hace ver, mi respiración agitada y mis lloros son evidentes. Él me recuerda que tiene el control, inca más el cuchillo, lo insinúa más fuerte sobre mi cuello. Se acerca a mi oreja.

—No me has dejado otra opción.— Se aleja, y se oye el tranco de la puerta cerrarse desde el otro lado. Me acerco lentamente hacia la puerta, poso mi oreja en ella. Es de metal, de ahí que este tan frío. El óxido sé está comiendo su color gris, las paredes están sucias y llenas de moho por la humedad, el lugar da mucho asco. Detrás de ella no consigo escuchar ningún ruido.

—¿Hola? ¿Hay alguien?—Es inútil estoy sola con ese psicópata. Cada vez mi presentimiento de que esta será mi tumba, y que jamás volveré a ver la luz del sol. Miro alrededor de mí, percibo un objetivo con una luz roja parpadeando, está en la esquina superior derecha de esta cochiquera.

—¡FANTÁSTICO!, ¡MALDITO CABRÓN NO TE VALE CON VENIR A TORTURARME, QUE ME CONTROLAS CADA SEGUNDO!—Grito a la cámara, no estoy segura de que pueda escucharme. No veo ninguna ventana, ni conducto de ventilación por el que poder salir. Solo un colchón mohoso y la cámara. Tengo que volverme a ganar su confianza, solo tengo que jugar con sus dobles intenciones. Puedo ser más lista que él.》

—Y eso creía, pero todo salió mal. — Sigo sin recibir respuesta de Alicia. Tengo que hablar con él. Los planes los han modificado y me siento desinformada. Creo que la traición está yendo más allá, debo solucionarlo. Saco mi llave, pero la cerradura ya no se abre. Nunca debí confiar en él.

—Alicia, si sigues hay necesito contarte otra cosa más.—El recuerdo es muy real, me transporto al lugar inmediatamente.

《La luz del sol me pega en la cara, me estiro y se me abre la boca. Parece que todo fue un mal sueño. Cojo mi teléfono y miro mis mensajes, Ernesto me espera en la parada del autobús. Me daré prisa, como siempre le haré esperar y él me lo reprochará.

—Buenos días, mamá, no me esperes hoy para comer. Sandra nos invitó a comer por su cumpleaños y luego saldremos al cine. — Cojo un pan de leche y un zumo y le lanzo un beso.

—Espera Nereida, nosotros saldremos el fin de semana. Coge el teléfono, luego te llamaré.—Levanto mi pulgar en señal de que la he escuchado, y salgo por la puerta con el bollo en la boca. Le mando un mensaje a las chicas y otro a Ernesto de que estoy llegando a la parada. Cada vez estoy más cerca, veo de fondo a mis amigos, pero la imagen se va difuminando y los voy perdiendo, acelero el paso, pero los sigo perdiendo, mi pulso se acelera, me siento muy frustrada, ¿por qué no llego a ellos?》

Perdí el recuerdo volviendo a la realidad, me estoy sintiendo mareada y no logró continuar con las imágenes que tenía en mi mente. La cabeza me da vueltas y las extremidades inferiores me hormiguean, tanto que comienzan a fallarme y me voy deslizando hasta acabar en el suelo sentado. Estoy apoyada contra la fría puerta y la golpeo una y otra vez. Espero a que me abran en algún momento, pero ese momento nunca llega, me quedo dormida.

—¡Nereida! ¿Cómo continúa la historia?— ¿Es Alicia a quién estoy escuchando? O ¿Es mi imaginación queriendo escucharla? Me arrimo a la grieta que nos comunica e intento continuar, pero soy vencida por el cansancio y caigo sobre el asqueroso colchón que ocupa el lugar.

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¡Gracias!

PROYECTO 4S3S1N0[BORRADOR][+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora