Mario

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No recuerdo en que momento me preste a todo esto, y menos a seguir con sus mentiras. Siempre esperé algo más de nosotros, pero ella solo podía verle a él. Estaba tan harto de todo esto que no estaba dispuesto a continuar por mucho más tiempo. Ella para mí quedaría en el olvido, pero no podía decir lo mismo de Alicia. No voy a negar que me gusta.La primera vez que la vi fue cuando Erika se empeñó en que la fuese a buscar a sus clases de danza, el gilipollas de su novio la había vuelto a dejar tirada y mi hermanastra es incapaz de coger un autobús. Mientras esperaba en el coche la vi salir del edificio bailando y riendo junto a otro corrillo de chicas, su pelo se movía con cada movimiento y brillaba bajo la luz del sol, era de un color dorado. La vi sonreír hacia donde yo estaba y eso me dio la seguridad para invitarla a salir otro día. La primera vez que salimos juntos al cine estaba nervioso, ella realmente me imponía y quería impresionarla. 

              《—Mario no es necesario ver una comedia romántica, si te gusta está bien. Pero si es por darme el gusto a mí ahórratelo. Donde esté una buena película de terror, con zombies, vísceras y mucha sangre, será perfecto. —Dijo ella, ambos nos echamos a reír y sin pensarlo mucho la bese. Por un segundo cuando la lógica regreso a mí, pensé que me daría un bofetón. Pero no fue así, me correspondió y profundizando un poco más, cuando me sentí más cómodo aproveché el momento e introduje mi lengua, acariciando la suya y al igual que antes fue recíproco. Después de ese día le vi un par de veces más, hasta que me enteré de lo que estaba por pasar y lo que mi hermanastra había hecho. Pelee con ella y con la jefa, pero no sirvió para nada. Decía que la matarían si era necesario, me preste a esto cuando ella lo pidió, por lo que llegue a sentir por ella. Pero cuando conocí a Alicia quise echarme para atrás y dejaron muy claro que eso jamás lo permitirían. Solo me quedaba la opción de cuidarla desde dentro, sin que se notase mucho claro. 

 ***

 Caminaba por el pasillo, acababa de terminar de cargar una de las muestras en el laboratorio, Erika estaba ocupada desmontando un ordenador y la jefa en la sala de interrogatorios. Llevaba días torturando al chaval, y él no daba su brazo a torcer. También supe que antes de encerrarlo aquí estaba intentando volver con su ex, Alicia. Así que era perfecto el plan, solo tendríamos que tenerlo el tiempo justo aquí, hasta que su memoria fuese restaurada en otra completamente programada. Pero el software del ordenador fallo antes y nos tocó postergarlo. Ese día todo fallo, él se escapó y agarró un arma para después huir. Cuando quise llegar hasta ellos ya había disparado y me tocó matarle. Cuando atravesé su nuca con el puñal, vomité al mismo tiempo. Jamás pensé que yo fuese capaz de hacer eso y así estamos ahora con el chico muerto. Ahora debo buscar un sitio para deshacerme del cadáver y tener cuidado de no ser vistos. Ella tiene la bala encajada muy cerca del corazón, sí sobrevive será un milagro, sus superiores ya me dieron órdenes para que me deshaga de su cuerpo también. Pero dentro de mí sigo queriendo a esa persona y me veo incapaz. Ya sea por ella, por la amistad con su hermano o por lo que alguna vez fuimos. No soy capaz de acabar con ella. Mantendré a salvo a Alicia el tiempo que pueda, después tendré la que ver la manera de huir de aquí.Antes de llevar a Nereida fuera del lugar, cargo el cadáver de Ernesto y el de su amigo en la furgoneta envuelto en plástico. Después los llevó un poco más lejos de lo que el búnker está situado y destapo la puerta sellada de la fosa de residuos del laboratorio, tirando ambos cuerpos allí. De nuevo regreso al lugar para preparar todo.Recorro, día tras día los mismos pasillos, a la misma habitación. Sigo sinacostumbrarme al chirrido particular de la puerta al abrirse. Saco una bolsa de basura y recojo todo lo que se encontraba dentro. Creo que sigue con vida. Quise ayudarla, pero fue inevitable. Su cabeza se golpeó con un saliente del suelo, perdió bastante sangre y por mucho que Erika la esté curando en el laboratorio, no tenemos bolsas de sangre para transfundirle.Abro la puerta, coloco la bolsa en una esquina de la sala y me acerco a la camilla.Acaricio su pelo y voy bajando por su rostro, no se ve ni una gota de vida enella. 

             —Continúa teniendo pulso, pero es débil. — Es fría ante la situación que nosencontramos, y la que jamás habría esperado. Erika me miró muy seria. 

            —Está muy débil, ¿Qué piensas hacer? — En la camilla de al lado esta Alicia. Ella tiene buen pulso, y la herida por la puñalada de Erika ya está suturada y desinfectada. Lo que se me pasa por la mente es demasiado macabro, pero preferiría ver morir a Erika que a cualquiera de las dos chicas. Solo podían pensar en que si Nereida sobrevivía los superiores no se dieran cuenta. —Hay que mantenerlas con vida, el juego debe continuar. —Sigue hablando, pero yoprefiero no escucharla. No se da cuenta de que somos marionetas. El juego era deella, pero va más allá de un juego. 

             —No tienen que morir. Aún... — Es lo único que mis labios son capaces de vocalizar.Habíamos forjado un gran vínculo, habíamos formado un gran equipo. 

             —Harás lo que se te diga, las órdenes son claras. Dijeron que ella tampoco, no debemos dejar pruebas del laboratorio. —Mi cuerpo crece y mi cabeza estalla en rabia. No me gustan las órdenes, ya he cumplido demasiadas. 

              —¡NO! HE DICHO QUE DEBE MORIR. —Estiro mi mano y aprieto su cuello sus ojos parecen salirse de las órbitas y el miedo se lee en su rostro. Hasta su piel coge otra coloración. Siento como la sangre caliente recorre mi cuerpo. Suexpresión hace que la exaltación sea fuerte y que apriete más fuerte impidiendo el paso del aire a su pecho. Al ver que estoy haciendo y en qué me estoy convirtiendo me asustó. Vuelvo a ser yo, el suelto de golpe y miro mi mano, sujeto mi muñeca con mucho temor. —Perdóname Erika. — Ella se aparta de mí y se va a la camilla de Nereida para retirar la vía y los cables. Erika coge las llaves del coche, yo la cargo en brazos y nos dirigimos al coche. La dejó tumbada en la parte de atrás tapada con una manta y mi hermanastra se monta en el lado delcopiloto. 

         —Un momento. — Me acercó a Alicia y sujeto sus extremidades a las barras de la camilla, impidiendo así que se escape. —Ya está hecho. — Le tiendo un papel sin mirarle a la cara. —La dejamos en una zona visible y conduces a la dirección que te he dado. Cámbiame el sitio, conduces tú. —

         —¿Qué hiciste? — Su voz es seca y cortante, se le nota enfadada. Me es indiferente. 

         —Eso ya no es asunto tuyo, haz lo que te digo. — Coge el papel y lo lee, después lo guarda en el bolsillo trasero de su pantalón. 

        —¿A esta también le dirás que la quieres, o lo reservaras para otra? —Mi mano vuelve a cobrar vida propia y se alza, pero mi mente pone barrera y la frena. 

       —Por suerte Alicia no me recuerda. — Se ríe. Dejamos el cuerpo casi sin vida de nuestra compañera frente a un Hospital.Sabemos que hay cámaras, pero tampoco pensábamos quedarnos con este coche. La bajo y la dejo en la puerta, corro hacia el coche y una vez que dejamos el hospital atrás me retiro el pasamontaña. El conjunto sabe cubrirnos, pero yo sigo siendo desconfiando. No han dudado en traicionar a la jefa.Una vez en la carretera, volvemos al búnker. 

 ...

 

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