Capítulo 37

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Tres días después el ánimo de Sasuke no mejoraba, eso era imposible, había perdido demasiado.

La noche después de la carrera la pasó al lado de Aoda, luego se negó air a la escuela, su apetito se había esfumado también. Su perfecto aspecto ahora lucía menos pulcro, habían aparecido ojeras haciendo que fuera aún más el clon de su hermano mayor y lucía su cabello negro enredado, como si pasara mucho tiempo pasándolo entre sus dedos.

Cuando le avisó el fiel mayordomo que era requerido en la sala para el sorteo de la siguiente prueba se obligó a caminar hasta allá y comerse sus emociones para que no se le notaran.

Igual que la anterior vez estaban todos incluyendo a Sakura. Sus ojos no se despegaron en primer momento de la chica, ella también parecía perdida en ese momento.

—Hoy vamos a ver en qué consiste la segunda prueba—dijo su hermano mayor.

El día en que sacaron los papeles de la urna sólo uno había sido expuesto, los otros fueron puestos en un cofre cerrado que abrieron en ese momento para sacar solamente uno, el cual Itachi desdobló. El mayor de los Uchiha cambió su rostro tranquilo a una seria expresión apretando los labios, haciendo que los presentes se colocaran al borde de sus asientos tratando de adivinar qué significaba aquel cambio.


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Esa noche la mente de Sai estuvo plagada de pesadillas del terrible accidente automovilístico en el que fallecieron sus padres. Se despertó gritando y sudoroso con un duro peso en su pecho.

Sin poder conciliar de nuevo el sueño se levantó por un vaso de agua. Podría preguntarse por qué si todos sus amigos conocían su más grande temor estaba esa prueba entre las que podían caer en suerte, pero esa clase de interrogante no llevaba a ningún lado. Él había aceptado someterse a lo que la suerte dijera y ahora esta estaba en contra suya.

Le había tocado aprender a conducir autos hacía muchos años, como un requisito más en la vida, pero el participar en una carrera era algo totalmente diferente.

Miró su celular, vio en línea a Sakura y le escribió un mensaje.

—Hola cerezo, ¿no puedes dormir?

—Al parecer tu tampoco. ¿Estás bien con participar en esto?

Sai cerró los ojos y suspiró. Ya había perdido la primera prueba y si se rehusaba a participar en esta le darían la razón a Sasuke y, muy probablemente, causaría la expulsión del colegio tanto suya como de Sakura. Su deber era responsabilizarse de sus acciones.

—Duerme tranquila, todo saldrá bien, Sakura.

—Trata de descansar tú también.

Pero todo fue inútil, el sueño le siguió siendo esquivo.

Luego del alba llevó su carro favorito a la pista, se posicionó en la salida para empezar a practicar pero simplemente no pudo, sus manos estaban temblorosas y mojadas, su frente en el volante denotaba su frustración. Hasta su respiración era profusa. Ojalá fuera tan sencillo como le había escrito a Sakura. Ojalá hubiera otra salida.


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En contraste el humor de Sasuke había mejorado notablemente. Cuando llegó al comedor saludó con una sonrisa ladeada a Shikamaru, Naruto e Itachi que mantenían sus preocupaciones en alto por la carrera que se realizaría al día siguiente. Hasta saludó al fiel mayordomo con una leve palmada en su espalda y una felicitación por el aspecto que tenía ese día el desayuno. Se sentó a la mesa, su apetito había regresado y su humor no podía ser mejor.

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