Capítulo 1

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Uchiha World Corporation ha estado en la mirada de los medios de comunicación mundiales por ser dueña de todo tipo de negocios, desde supermercados hasta lo último en tecnología están a la orden del día en sus posesiones. Cuando el abuelo de Sasuke Uchiha, Madara, fue invitado a reunirse con el mismo presidente para condecorarlo por su éxito empresarial fue sorprendente que en vez de un discurso de agradecimiento pidiera el aval del gobierno para fundar un colegio especial en el que sólo los más ricos, escogidos y privilegiados de la sociedad tuvieran cabida.

—Deseo que haya un sitio donde mi nieto pueda recibir la educación que lo convertirá en un líder del mañana —palabras con las que inauguró el Colegio Uchiha y que aún se conservan en una piedra a la entrada.

Los que son aceptados desde pequeños en este especial recinto ya tienen garantizada la educación primaria y secundaria. Por si fuera poco, en las universidades ni siquiera se les pide examen de admisión y para su vida profesional tienen las puertas abiertas de cualquier lugar a donde quieran trabajar.

Este colegio es un mundo aparte dotado de instalaciones que ocupan el tamaño de un pequeño pueblo, edificaciones modernas, gimnasio, piscina, canchas para cualquier deporte, teatro, sala de conciertos, galería de arte, restaurante con chefs internacionales y hasta se ha creado una legislación especial que sólo rige dentro de sus murallas.

Todo estudiante debe ser feliz sólo por el hecho de estar inscrito, pero las apariencias suelen ser engañosas.

En este momento un típico alumno del Colegio Uchiha es atemorizado sólo por el hecho de abrir su casillero, respira profundamente y toma valor para girar la llave cuando encuentra lo que tanto miedo le generaba: Una tarjeta. Este objeto que observa con sus ojos como platos tiene un solo significado, ha sido marcado como paria en su propio colegio. Una tarjeta roja en la que se lee F4 es lo que definirá que su vida se convierta en un infierno.

Apenas cierra el casillero los demás estudiantes ya se han percatado de su marca maldita. El muchacho pelirrojo palidece y respira profusamente tratando de encontrar una salida rápida del sitio, pero ya es muy tarde.

—Tú te lo buscaste Sasori —dice uno de los que se alista para darle la golpiza de su vida.

—Al menos no seas un cobarde, no trates de huir —gruñe otro con una mueca de diversión.

Luego de una hora en la que el cuerpo del muchacho ya no tiene fuerza para defenderse ingresa al colegio una chica buscándolo, una linda y sonriente pelirrosa que montada en su bicicleta quiere hacer la entrega de ropa de la tintorería de su familia. Cuando entra al colegio queda asombrada por todo el lujo que encuentra en ese lugar del que todo el mundo habla pero casi nadie ingresa. Buscando al muchacho en una de las edificaciones escucha por fin su nombre por el chismorreo de los alumnos y reconoce que es la persona por la que entró allí.

—Vamos, vamos, dicen que Sasori está en la terraza y se va a lanzar.

—¿Será otra de sus bromas?

—No lo sé, pero vamos.

Sakura sigue a los chicos y cuando llega al pie de otro edificio sus ojos no pueden creer lo que están observando, en la orilla del último piso está un muchacho con su rostro ensangrentado, su ropa hecha girones y la mirada perdida en el suelo.

Lo peor de todo es la cantidad de estudiantes que lo miran desde abajo y en vez de estar preocupados lo alientan a que se tire.

‹‹ ¿Cómo no hacen nada si este chico se va a lanzar? ¿Qué es lo que le pasa a esta gente?››

Sakura sube rápidamente con las prendas de ropa que llevaba para el muchacho tratando de idear un diálogo descomplicado que aliviane el momento para ese joven mientras él da las últimas palabras para todos los que lo han atormentado.

—Lo que quieren es que me tire, ¿no? Pues estoy dispuesto a complacerlos y hacer un buen espectáculo.

Sasori nunca pensó que todo terminaría de esta manera, había presenciado cuando a otros estudiantes los acosaban por culpa de los F4 y como habían resistido hasta una semana de este maltrato. Pero él no era la marioneta de nadie para darles tal satisfacción así que prefería acabar de una vez por todas. Cerró los ojos y cuando iba a dar el paso final fue detenido por una dulce voz que lo llamaba.

—¡Espere, espere! —gritó la pelirrosa desesperada.

Esto hizo que Sasori abriera sus ojos de nuevo y enfocara a la muchacha que lo llamaba.

—¿Y tú quién eres?

—Yo le traigo su ropa de la tintorería —Sakura sonrió y levantó el paquete hacia el atónito muchacho— Son $30.000 ryō, ¿No es mucho verdad?

Las carcajadas de los que observaban el espectáculo no se hicieron esperar haciendo que Sasori se sintiera aún peor, pero Sakura no se iba a rendir.

—Pero usted no se preocupe, puedo rebajarle una parte, como una cortesía para que siga siendo nuestro cliente, ¿Qué le parece $25.000 ryō?

El pelirrojo suspiró sonoramente y se enfocó en ella.

—Ahora que muera, ve a cobrar a mi familia.

—¿Que-que muera? Usted no se va a lanzar... ¿Por qué haría semejante cosa cuando puede asistir a este colegio?

—Esto no es un colegio, es el infierno —declaró convencido.

—¿Infierno? El infierno está fuera de aquí, ¿Conoce los exámenes de admisión?

—¿Y tú has escuchado de los F4?

—¿Los F... qué?

—En cuanto recibes una tarjeta roja te conviertes en una fácil presa para todo el colegio.

Sakura por fin entendía el estado del muchacho pero eso sólo la hizo enojar.

—Pues... pues deben ser sólo un grupo de cobardes que se creen la mamá de los pollitos, usted no puede dejar que le hagan esto, si fueran de mi escuela les daría su merecido hasta que me pidieran disculpas, ¡Shannaro!

—Qué lástima que no nos conocimos en otras circunstancias.

Sasori volvió a tomar aire, cerró los ojos y ya sin duda saltó al vacío. Sakura soltó el paquete que llevaba y en un movimiento desesperado corrió a la orilla con tal suerte que alcanzó a sostener al muchacho de su ropa para evitar que cayera.

Un acto de valentía que cambiaría su vida, en menos de cinco minutos ya en todas las redes sociales habían fotografías y videos de su hazaña, a los diez minutos ya tenía el apodo de "La chica maravilla" y a los quince minutos la conciencia del país se preguntaba qué clase de jóvenes asistían al Colegio Uchiha para que una niña cualquiera les diera una lección de valores.

Sakura nunca quiso ser una heroína pero su gran corazón hará que cambie el mundo.

BOYS OVER FLOWERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora