Capítulo 10

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Los F4 habían regresado a su "sagrado refugio" en medio del silencio y miradas de todos los estudiantes. Sasuke a la cabeza caminaba tan altivo como siempre, como si no le importara nada el mundo entero, pero en su mente el engranaje de pensamientos estaban tratando de reconciliar la realidad de lo que había pasado.

Shikamaru y Naruto ya relajados jugaban al billar sin dejar de comentar con algo de humor los acontecimientos mientras Sai estaba perdido en sus pensamientos leyendo un libro, o al menos lo intentaba, ya que su mente estaba muy lejos de allí.

Sasuke estaba en el sofá con su acostumbrada postura con los codos encima de las rodillas y sus manos entrelazadas hasta que un brillo en los ojos y una media sonrisa se asomaron en su rostro.

—Al menos parece que ya reaccionó —comentó irónico el Nara.

—Es eso o el golpe fue tan fuerte que se volvió loco —dijo el rubio riendo bajito.

—¡No seas imbécil, Dobe! Es simplemente que ya entendí lo que pasa por la cabeza de esa molestia.

—¿Ah, sí? —preguntó Shikamaru realmente interesado en el descubrimiento.

—Es obvio que yo le gusto —tal conclusión hizo que sus amigos se miraran y luego sonrieran— Ustedes deben saberlo mejor que yo, ya que se consideran unos casanovas, es lógico que esa chica quisiera que yo tuviera mi atención en ella y la única opción que encontró fue ese patético espectáculo.

—Mmmm... ¿estás seguro de tus conclusiones, Teme?

—Claro que sí, ¿o porque otra razón haría énfasis en el hecho de que nunca le han dado un beso?

Ese comentario hizo que Sai bajara por un momento el libro que tenía en sus manos para fijarse en el rostro seguro de su amigo.

—Me está pidiendo que le bese.

—¿Y lo harás?

La vista de Sai se desvió ahora a Shikamaru y regresó al Uchiha, que con una sonrisa burlona esperaba la respuesta de Sasuke, pero no hubo ninguna, erguido en el sofá el azabache simplemente resopló.

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Al día siguiente Sakura tenía algo de resquemor de ir al colegio, era muy consciente de las reacciones que de seguro causó el suceso con el Uchiha, pero eso no la impediría para llegar ese día a estudiar.

‹‹Sasuke Uchiha no va a definir mi vida, no señor, hoy soy más fuerte que ayer››

Pero apenas se bajó de su cicla fue abordada por varios hombres vestidos con traje negro, no sirvió de nada que ella tratara de retroceder porque uno de ellos la tomó por atrás y le tapó la boca con un pañuelo impregnado de cloroformo. Lo último que sintió antes de hundirse en la oscuridad fue un terror absoluto.

Desde un vehículo aparcado a varios metros un joven de ojos negros observaba con satisfacción el momento.

La primera vez que ella recobró la conciencia vio entre borrones varias personas rodeándola y una fuerte luz en su rostro.

La segunda vez que sus ojos se abrieron estaba en una silla enfrente de un gran espejo, se levantó lentamente tratando de dejar atrás el mareo que aún la acompañaba. Casi no reconocía su reflejo, llevaba un hermoso vestido negro, zapatillas blancas de tacón alto, aretes y collar a juego con piedras preciosas, un peinado y maquillaje exagerados que la hacían ver mucho mayor, pero lo que realmente la asustó fue ver en el reflejo a un hombre muy serio admirándola desde un asiento dispuesto a sus espaldas.

Rápidamente volteó para encarar a su secuestrador, quien desde su posición simplemente dijo: "Cien millones".

No entendía a qué se refería, ¿acaso era el precio que iba a pedir él en el mercado negro por ella?

—¿Qué-qué quieres decir?

—Cien millones —repitió él levantándose para acercarse a ella caminando lentamente con las manos en los bolsillos y un andar felino— Ese es el precio que ha costado para que un patito feo se convierta en un cisne digno de mí.

—¿Te refieres a que lo que tengo puesto cuesta cien millones?

—Unos noventa millones más el peinado y el maquillaje. Siéntete feliz, es algo que tu jamás podrías tener pero para mí es sólo una minucia.

Un cabello rebelde se salió del elaborado peinado y Sasuke se vio tentado a ponerlo detrás de su oído, pero ella de inmediato huyó de su tacto como si le repugnara.

—¿Qué es lo que pretendes? ¡¿Acaso te volviste loco?!

—Todo en la vida tiene un precio, las cosas, los servicios, las personas. Tu deberías estar agradecida de que yo sea generoso con tus sentimientos y te tenga aquí —se acercó más a ella, podía sentir el olor dulce del perfume que le habían aplicado —A mi lado podría dejarte disfrutar de algo de mi generosidad.

Sakura estaba perpleja, cada palabra de ese hombre sólo servía para humillarla más y le hacía hervir la sangre por la furia.

—Pues te tengo noticias Sasuke Uchiha, no todo en la vida se puede comprar —se quitó los aretes y los dejó caer al suelo— Yo no estoy en venta —le siguió al piso el collar— Y los únicos sentimientos que tengo por ti con repulsión y odio.

Sakura salió altiva de esa habitación dejando a un joven desconcertado, este levantó el fino collar de diamantes que aún se sentía tibio y lo arrojó contra el espejo rompiéndolo.

Afuera de esa habitación habían varias sirvientas y un mayordomo a la expectativa de que su amo los llamara en cualquier momento, por fortuna dos de ellas tenían en sus manos el uniforme de la chica y sus cosas, ella los tomó rápidamente dando una pequeña reverencia a los desconcertados empleados.

—¿Alguno me puede por favor informar dónde hay un baño para cambiarme?

Al mismo tiempo levantaron sus manos para señalarle una puerta que estaba cruzando el vestíbulo. La pelirrosa agradeció con varias reverencias y les informó que en ese sitio dejaría la ropa que llevaba puesta.

Luego de cambiarse empezó a buscar la salida de ese extraño lugar, todos los trabajadores habían desaparecido y ella se imaginó que era por el excelente humor del dueño de casa. Cada habitación era más amplia que la anterior, llegó a un baño que era definitivamente más grande y lujoso que todo el apartamento donde ella vivía pero quizá lo más asombroso era el garaje lleno de carros de todos los tamaños, colores y estilos.

Fue un milagro conseguir salir de ese sitio y cuando se volteó para mirarlo se dio cuenta realmente de que era como observar un palacio.

Luego miró a sus alrededor y notó la triste realidad, no tenía ni la menor idea de dónde se encontraba. Decidida empezó a caminar por la vía esperanzada de que al pasar un vehículo le pediría instrucciones. A los cinco minutos escuchó una moto acercándose y se aprestó a llamar la atención del conductor cuando esta, sin que ella le hubiera alcanzado a hacer alguna señal, se fue deteniendo junto.

La sorpresa fue mayúscula cuando el conductor se quitó el casco y reconoció a Sai. Él sinceramente le sonrió, se bajó del aparato.

—Parece que no has tenido un buen día —le hizo señas para que se sentaran en una banca que había cerca, ella asintió.

Después de un rato de cómodo silencio Sakura se volteó para observar al atractivo joven.

—¿Hay alguna cosa en el mundo que el dinero no pueda comprar?

Los dos miraron a su alrededor reflexionando la pregunta.

—El aire —concluyó él.

—Claro, el aire, ¿cómo no se me ocurrió? — eso la hizo sonreír y recuperar algo de la luz de sus ojos.

—Eres una chica muy rara —los dos rieron más duro— ¿Tienes como volver a tu casa?

—Ni siquiera sé en donde estoy.

—Sólo por esta vez te acercaré a la ciudad.

—Gracias —susurró la pelirrosa de una forma que hizo que Sai tuviera que desviar la mirada. 

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