Capítulo 13

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En el aeropuerto esperaban un pelinegro que había estado de mal humor los últimos tres días, otro con el cabello atado que jugaba con su celular para pasar el tiempo, un pelirrubio que ya tenía el número de celular de tres azafatas incluyendo a la que ahorita regalaba suaves besos por el cuello y otro de cabello negro que vigilaba atentamente la salida de los pasajeros intercambiando su mirada entre la puerta y la pantalla de información de vuelos.

—Deja de hacer eso, Sai —dijo Shikamaru irritado sin retirar la mirada de la pantalla de su móvil— Aunque mires a cada segundo el vuelo no va a aterrizar antes.

Naruto por fin dejó ir a su última conquista y se dirigió a donde estaban sus amigos, su sonrisa contrastaba con el humor de ellos, fue directo a Sai y le pasó su brazo por los hombros.

—¡Se supone que deberías estar muy alegre! Con ese rostro largo vas a asustar a Fū y terminará yéndose en el primer vuelo que salga a Paris —el pelirrubio zarandeó a su amigo en forma juguetona pero ni así logró que cambiara su semblante.

De pronto sus oscuros ojos se posaron en la figura que cruzaba la puerta, los segundos parecieron correr de pronto lentamente y los latidos de su corazón sonaban hasta sus oídos. Había sido demasiado tiempo de extrañarla, de añorarla, de idealizarla.

La belleza de Fū era simplemente deslumbrante, su cabello verde y sus ojos de un extraño color naranja parecieron brillar más cuando observaron a los jóvenes que la esperaban.

—Se ve como un hada salida de una pintura —susurró Sai mientras caminaba hacia ella para tomarla entre sus brazos y hundirse en su cabello aspirando el aroma que tanto le gustaba.

Le dio un corto beso en la mejilla y se separó para observar su sonriente rostro.

—He vuelto a casa y tú, en este tiempo, te has vuelto más atractivo.

—Te he extrañado mucho —Sai le devolvió la sonrisa sinceramente.

—Y yo también a ti.

Volvió a lanzarse para abrazarla pero ella no se dio cuenta, fijó sus ojos en los demás muchachos que la esperaban dando un paso hacia ellos, así que el movimiento del pelinegro terminó en el vacío. Su sonrisa se esfumó mientras observaba a la peliverde saludar de la misma forma afectuosa a sus amigos.

Fū abrazó a cada uno pero con sólo mirar el rostro de Sasuke supo que algo lo molestaba.

—¿Estás bien? ¿Ha ocurrido algo malo?

—Hmp... nada fuera de lo normal.

Era irónico ver a una menuda mujer preocupándose de unos chicos que le llevaban por lo menos una cabeza de altura, pero así era la relación de ellos, Fū siempre los iba a ver como los niños pequeños en los que se fijó en el jardín de infantes.

—Te has vuelto aún más hermosa —dijo Naruto coqueto a su lado— ¿Acaso ya tienes un novio francés que nos debas presentar?

—Aún no —terminó la frase con una risa divertida y se acercó de nuevo al pelinegro— ¿Y tú, Sai? ¿Ya tienes novia?

—Aún...no —repitió la respuesta de ella y prefirió desviar su mirada.

—Eso no está bien, debes experimentar el amor y la belleza de estar enamorado.

Sai se removió incómodo.

—Por la ciudad ahora hay grandes carteles con tus fotografías, es bueno al menos verte allí.

—Pero ahora estoy de nuevo con ustedes.

Volvió a abrazarlo sacando nuevamente una sonrisa sincera de Sai. Él se permitió cerrar los ojos y dejó que su corazón corriera libre al menos por un instante más.

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