Capítulo 13

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Ver a Fighter delante de mí, fue un shock. Pero después de darme cuenta de que ella era real y estaba aquí, empecé a pensar que de verdad podía estar a salvo. Pero, aun así, fui incapaz de no estar asustada y sabía que ella lo había notado. Después de unos minutos, empecé a calmarme, pero cuando me dijo de volver al palacio, toda la calma que había conseguido desapareció. Pero como siempre ella consiguió distraerme haciéndome rabiar.

Aunque debía admitir, que lo que había visto de Kinmonku hasta el momento. Era hermoso.

Ver a Healer, fue genial. Pero cuando pude volver a mis amigas, fue cuando empecé a creerme que de verdad había escapado de la jaula de oro. No sabía cómo, pues yo llevaba años sin poder transformarme, pero no intente profundizar en ese pensamiento. Ser una carga era algo que me pesaba, y ahora ya no era una Reina... si no podía ayudar en mi forma de Sailor sería una carga.

Estar entre los brazos de Fighter se sintió muy bien, demasiado bien, me sentía segura. Pero aun así estaba nerviosa, pero en el momento que estuvimos a solas. Y me dejo sobre la cama, no me aguante... Tenía miedo y estaba nerviosa, pero sabía que con ella estaría protegida así que en cuanto se dio la vuelta me levanté suavemente y la abracé.

- ¡Gracias por todo, Seiya! - dije suave, con mi cabeza apoyada en la espalda. Pude sentir su sorpresa y como se quedó algo congelada. Pero no deshice el abrazo por unos segundos, y eso fue suficiente para que ella sostuviera mis manos entre las suyas.

- ¿Gracias por qué, Odango? - preguntó ella, con sorpresa en su voz.

- Por ser mi luz en la oscuridad, por ser mi amiga, por cuidarme, por todo... - dije, mientras me alejaba de ella y me sentaba sobre la cama. No estaba lista para hablar con ella de todo lo que había pasado estos años, pero sabía que debía darle gracias... por qué si no llega a ser por su recuerdo, yo no seguiría aquí.

- No hay que darlas, Odango - dijo ella mientras venía a mi lado y acariciaba mi cara suavemente - Ahora acuéstate en la cama y descansa, que yo iré a ver a las chicas para ponerme al día. Luego te traigo algo de cena, si quieres, y a Rini, pues ella está durmiendo conmigo.

- ¿Nani? - pregunté con una ceja alzada - No tengo hambre, Fighter. Pero ¿Dejas a Rini dormir contigo?

- Claro, Odango - dijo ella con una sonrisa tierna - ¿Por qué no lo haría?

Bajé mi cabeza y oculté las lágrimas, que se me habían escapado. Jamás había podido dormir con mi pequeña después de los primeros meses, pues Endymion vendría y yo no quería que mi pequeña sufriera por mi culpa de ninguna forma.

La mano de Fighter subió mi barbilla, me hizo levantar la cabeza. Y cuando vio las lágrimas en mis ojos frunció su bonita boca, y se acercó a mí. Me limpio las lágrimas con sus pulgares y luego me dio un beso en la comisura de los labios.

- Deja de pensar en lo que fue, Odango - dijo suavemente si alejarse de mi - Estás aquí y haremos recuerdos nuevos.

Solo asentí hacia ella y cuando su mano despeino mi pelo, no pude evitar sonreír. Me despedí de ella y me tumbé sobre la cama, que olía a Fighter. Era un olor tan suave, que parecía envolverme y me quedé dormida muy rápido.

Empecé soñando con el lago dónde estaba antes, y como corría jugando con Fighter y una Rini más grande. Pero poco a poco ese sueño, fue convirtiéndose en algo más oscuro, más tenebroso y volví a estar en Tokio de Cristal, en mi habitación. Sin poder salir, completamente sola, pero a la espera de lo que vendría.

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