12. Cerca o lejos, distancia

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-Vega- murmuro entre mis labios más audible de lo que pensaba.

Eva me mira sin comprender que es lo que me pasa ahora, porque mi humor es tan cambiante y he pasado de echarla humo en la cara para molestar a mirarla como si estuviese viendo algo que no quiero volver a borrar de mi mente.

Esa chica de la discoteca donde Samantha juró pasar su peor momento en una fiesta se quedó junto a mí, sin que su silencio me molestara o que sus ojos mirando de reojo juzgaran cada uno de mis rasgos llamativos a primera vista. Se limitó a esperar junto a mí a que tanto su amiga como la mía salieran. Y es ahora cuando recuerdo el porque me quería traer algo a la mente el nombre de esa tal Anaju para la que había ido a buscar comida al supermercado, era la misma que se quedó con Samantha en el baño y salió dándole la mano hasta que la subieron en la ambulancia. Vega.

Eva alza sus cejas dando un paso hacia atrás para aumentar la distancia entre ambos mientras niega con la cabeza confirmando que oficialmente se me ha ido la cabeza y no soy ese chico que quizás le haya parecido querer conocer a simple vista en esta semana de encuentros cruzados.

-¿Qué dices de Vega ahora?- pregunta con un tono diferente a lo que dice su cara.

-Nada, olvídalo, no he dicho nada- suspiro dándome la vuelta para seguir el camino sin sentido que llevaba puesto.

Su quejido al verme darla de nuevo la espalda me saca una pequeña sonrisa burlona en el rostro que probablemente si viese comentaría con algún insulto sobre lo estúpidamente que me estoy comportando sin aceptar su amabilidad y no la falta razón ya que sin conocernos y tras haberla tirado al suelo aún me sigue por el callejón en el que me había metido para perderla y que también está algo concurrido. Nada en este barrio tiene pintada de quedarse vacío ni aunque lo intentes.

-¿No vas a parar?- digo mirando hacia atrás de reojo.

-Hasta que tú no pares yo tampoco.

-Ya te cansarás- río dejando pasar a una mujer por la pequeña acera.

-Lo dudo, no soy de esas personas- oigo como choca su hombro con la mujer.

Me giro para verla a la par que la mujer golpeada mientras Eva solo centra su atención en mí, sin importarle lo más mínimo el daño que se haya podido hacer la otra persona en el hombro que ella misma está experimentando por la mueca que pone durante unos segundos. Levanto la mano en seña de disculpa hacia la mujer que sigue su ruta resoplando y probablemente quejándose del poco cuidado que tienen los jóvenes por la calle. Me acerco a Eva retrocediendo sobre mis pasos para saber que es lo que la lleva a seguirme porque desde luego dudo que Samantha la haya dicho que venga detrás mía aunque sabe lo impulsivo que puedo llegar a ser.

-¿Se puede saber por qué tienes tanto empeño en seguirme?- digo levantando ambas manos en gesto de pregunta.

-Porque quiero que oigas las propuestas de trabajo que tengo- me explica.

-¿Enserio? Ya te he dicho que no, dile a tu noviecito que no me interesa trabajar en nada con él- digo más agresivo de lo que pretendo sonar.

-¿Se puede saber que te ha dado a ti con él? Solo lo conoces del tren hoy como para tratarlo así- reprocha.

-Y tú a mí también me conoces de un par de encuentros y aquí estas incluso queriendo ayudarme como si fuese un maldito moribundo- me quejo arrugando la frente enfadado.

-Pero al menos no hago hincapié en tú y tu noviecita, os dejo en paz- rueda sus enormes ojos haciendo perderme por instantes en el recorrido de su azul-. Debí haberme quedado con ella y no ir detrás tuya.

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