28. La constelación Lyra

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Las palabras nos sobraban, Samantha tenía demasiado que decir nada más abrir la puerta cuando nosotros con un solo contacto visual sabíamos lo que pensaba el otro pese a que ninguno se movió en un inicio más allá de los gestos y abrazos de Sam dándola paso al salón donde yo me encontraba situado en la mitad. Allí debajo del marco del salón sin ninguna chica rubia de por medio nuestros ojos volvieron a cruzarse dejándome ver que en su blanco había un claro color rojo, que me impulsó hacia ella sin si quiera pensarlo porque necesitaba hacerla saber que no pasaba nada y todo estaba bien. Más bien necesitaba sacar de ella esa tristeza que la rodeaba y de la que Samantha parecía no haberse dado cuenta en ningún momento ya que se había ido directa a la cocina para volver con dos cervezas en sus manos.

-Uy, vaya creo que ahora mismo sobro.

Separándome del abrazo con Eva dejé mi mano en lo bajo de su cintura para que no se rompiese ya que parecía tan frágil como una copa de cristal en las manos de un niño pequeño.

-No sobras Sam- afirmo serio viendo sus manos-, pero esas cervezas sí, así que llévalas de vuelta a la cocina haz el favor.

-¡Oye que no eres mi padre!

-Pues para no serlo te comportas como una niña de tres años ahora mismo- digo fulminante.

Alzando las manos en señal de defensa mientras gira sobre sus propios talones se va del salón volviéndonos a dejar solos. La oigo reprochar desde la cocina por lo estricto que estoy siendo con ella esta noche, pero con mi mano aún sobre Eva me centro en esta poniéndome de nuevo delante suya.

Compruebo que sus ojos están cristalizados aguantando las ganas de llorar que he podido ver cuando ha llamado hace un momento a la puerta. Muerdo mi labio echando una mirada a la cocina comprobando que Sam sigue llamándome de todo con su borrachera momentánea, al volver la vista los ojos de Eva que me miraba con una poco de ternura aún dentro de esas ganas de llorar me sorprende a lo que ella baja el rostro avergonzada tras haberla pillado mirándome. Niego con mi cabeza llevando ahora mi mano a su barbilla estirándola por su mandíbula para acariciar su mejilla, ya no tiene porque ocultar todo si es que lo ha dejado con Sac, y yo me niego a seguir viéndola de mi mano solo en imaginaciones.

-Tranquila, lo comprendo- murmuro acercando mis labios a los suyos.

Junta los labios en un intento de no llorar pero no puede evitar lo que sus ojos me dicen que va a pasar. Vuelvo a mirar a la cocina oyendo como Samantha se acerca dispuesta a salir de esta por lo que cojo la mano de Eva y sin apenas esfuerzo tiro de ella hasta la puerta de la casa donde veo a mi compañero de piso con su pelo rubio torciendo la cabeza confusa.

-¿Os vais ya? 

-Si, tengo que llevarla a casa que era lo que quería ya está.

-Jo, que pena, te puedes quedar a dormir Eva, seguro que Hugo te hace hueco.

Abro los ojos con el pomo sujeto, definitivamente he parado a la Sam borracha en el bar pero por desgracia Eva se ha topado con ella y sus frases que pueden hacerte sentir pura vergüenza. Veo como baja la cabeza negando incapaz de decir un no a la que fue su mano derecha en un inicio y ahora es su amiga.

-Bueno, o en la mía, entiendo que hasta la boda nada, en mi pueblo son mucho de esas cosas.

-Nos vamos mejor- digo cortándola mientras abro la puerta y empujo fuera de casa a Eva que mira hacia cualquier sitio.

-Vale, vale. Adiós Eva, buena noche- guiña un ojo antes de que cierre la puerta.

Me apoyo en esta cerrando los ojos maldiciendo para mis adentros cuando oigo la pequeña risa de Eva que me hace reaccionar viendo sus mejillas alzadas con una pequeña sonrisa inocente.

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