Lo tenía ahora mismo todo, me podía considerar una persona feliz después de todo lo pasado. Por fin tenía a Eva junto a mí que era lo que perseguía desde que la encontré en el vagón, aunque por momentos pudiera tirar la toalla aún en mi seguía con esa pequeña esperanza de que algún día pasaría una noche tranquilo con ella.
No se bien que es lo que me despierta hoy, si ella con sus suaves besos en mi cara o los escasos rayos de sol que entran hoy por la ventana iluminando su habitación que desde la noche de la discoteca solo había vuelto a pisar una vez más a lo largo de la semana caótica que llevábamos ambos tras las conformaciones en el parque. Nos habíamos pasado desde ese día juntos cada vez que salía del trabajo, venía a por mí para huir a mi casa donde Samantha nos esperaba ilusionada día tras día queriendo contarnos todo lo que la pasaba cuando nosotros solo pensábamos en encerrarnos en mi habitación para pasar el tiempo abrazados, aunque no hiciésemos nada más con estar pegados nos bastaba. Recuerdo la segunda vez cuando se durmió en mi brazos sin que me diese cuenta y gracias a su pausada respiración yo caí en los brazos de Morfeo poco después.
-Buenos días-me dice trayéndome al presente.
-Me encanta oír eso de tus labios nada más levantar- sonrío cerrando los ojos.
-Creo que me lo has dicho todos los días desde que dormimos juntos.
Su risa rebota por el cuarto, se apoya en su brazo según noto el movimiento de la cama para acercarse a mí dejándome un beso largo en los labios. Me estoy acostumbrando a esto y se que tarde o temprano acabará porque su vida se está volviendo más ajetreada desde que hizo el último anuncio publicitario del cuál me enteré al verlo en la propia tienda, nada más y nada menos que embajadora de una tienda de ropa y acaba de empezar. Desde luego que apuestan por ella tanto como yo lo hago día a día.
-Te lo repetiré siempre que pueda por los días donde no pueda.
-Ojalá no haya ningún día que no puedas porque tu voz ronca al despertar es lo que más me gusta de despertarte.
Rio por sus palabras ya que desconocía eso, si que Samantha me había dicho que se me pone la voz ronca y a ella la hacía gracia pero a Eva parece gustarla. Tiro de ella hasta ponerla encima mía para ver de cerca sus ojos acompañados de la sonrisa risueña que tiene últimamente en la cara, estiro mi cuello hasta besar su pequeña nariz que tanta risa me hace y ella cierra los ojos contrayendo su rostro aún con la felicidad en el rostro para después mordisquear su labio inferior un poco.
-Hoy tengo que ir a trabajar de nuevo- me quejo al saber que voy a tener que separarme de ella.
-Es lo que tienen los miércoles, aunque sí lo piensas cuando acabes nos vemos.
-Solo pienso en eso desde hace una semana cuando piso la pastelería.
Eva ríe dándome una palmada suave en el pecho con una negación en la cara que va en conjunto de sus dientes sonrientes.
-Eres todo un romanticón, yo no sabía que podrías diciendo estas cosas después de una semana.
-¿Siendo tú? Como si tiene que ser toda la vida por mí te lo recordaría siempre- en mi boca se dibuja una sonrisa torcida ante su mirada buscando otro sitio que no sea yo- Es que tengo que decirle a todos que me tiene hipnotizado.
-¡Oye! - reprocha poniendo su mano en mi cara.
-Tu ya lo sabías que me causabas todo esto.
-Pero no que ibas a ser así, que yo nunca se que decir- muerde su labio con vergüenza.
-Simplemente bésame, así me callaré.
Cuando sus ojos se dirigen a mi como la velocidad de la luz se que ve por completo mi rostro de chulería que no he podido contener ya que pasa de la vergüenza a la fuerza que desprende su rostro cuando quiere junto un poco de maldad. Ambos sabemos con que estamos jugando ahora mismo.
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En todas partes
Novela JuvenilCuando tu vida es una rutina, estas acostumbrado a vivir en el bucle y te conformas con lo que tienes; un solo cruce de miradas bastará para que el corazón te dé un vuelco y tus sentimientos pierdan el control de lo que creían que era estar enamorad...