Capítulo 4

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Freya comenzó a comer con su marido, ambos con un silencio para nada incomodo, el nunca hablaba con ella, siempre era ella la más interesada en la relación, siempre fue ella quien se preocupaba por el.

Lo que comenzó siendo un amor como el de los libros, termino siendo una pesadilla, ¿y si todos los libros tenían una parte oscura? ¿y si los escritores de esos libros alguna vez pensaron en que no siempre la vida de una protagonista debe ser perfecta?.

Al principio si, todo era perfecto, la típica chica que es orgullosa y no quería admitir que estaba enamorada del popular hasta que se acostaron; el típico chico popular que busca a la protagonista para tener sexo. A excepción de una parte, no había una villana ni una ex novia que amaba al chico malo.

Tal vez por ello le había tocado un marido así.

—¿Viste quien se mudo enfrente?—pregunta Brant a su esposa.

No solo había visto quien se mudo al frente, también le había visto el miembro a el vecino, pero ajá, Brant no tenía porque enterarse de ese pequeño pero gran detalle.

—Sí—murmura ella. —¿Por qué?—pregunta mirando a su esposo.

—¿Debería haber un "porque"?—pregunta, Freya se encoge de hombros.

Brant la observa, toma la copa de vino en sus manos y la lleva a su boca, Freya observa cada uno de los movimientos de su esposo.

—Tu madre me ha llamado en la oficina esta mañana—dice el. Freya asiente con la cabeza. —Me preguntó si ya hemos arreglado las cosas—la mandíbula de Brant se endurece. —¿Qué fue lo que le dijiste?—pregunta.

—Nada—musita la mujer.

—¿Estas segura?—insiste.

—Sí, solamente le dije que últimamente estamos  teniendo conflictos, nada más. No veo necesidad de agobiar a mi madre por una schifezza.

—¿Crees qué son eso? ¿Crees qué son tonterías?—pregunta su esposo con molestia.

Freya suspira.

—¿Qué? ¿Acaso quieres que le diga a tu amada suegra que abusas de mi sexualmente? ¿Quieres que le diga todo el daño que me haces?—pregunta ella esta vez.

Ella mete una cuchara de comida a su boca y ríe con amargura.

—Ahora resulta que yo te hago daño—Freya cierra los  ojos y suspira.

—Brant no quiero pelear.

—¿Entonces por qué dices que te hago daño?, ¿te das cuenta que solo me tienes a mi?. Ningún hombre querría pasar un puto segundo a tu lado—ella asiente con la cabeza.

No solamente la dañaba físicamente, también la dañaba de forma psicológica. Freya Gatti siempre fue una mujer fuerte, que no dejaba ser pisoteada por nadie, pero cuando Brant Meyer se metió a su vida, la palabra "dignidad" había desaparecido de su diccionario.

—Ni siquiera tenemos un hijo, ¿sabes por qué?. Porque eres una inútil que no podrá criar a un niño, ni siquiera conmigo.

—No tenemos un hijo porque no quiero traer un niño al mundo para que sufra. Si quieres un niño, debes cambiar tu actitud de mierda—lo dice de una manera tan fría que casi logra sorprender a su esposo.

—¿Actitud de mierda? ¿Ahora soy yo el que tiene una actitud de mierda?—pregunta. —Si quieres que cambie mi actitud, compórtate como mi mujer—Freya ríe.

—¡Me comporto como tu mujer! ¡Tu eres el maldito abusador que ni siquiera sabe lo que quiere!—Freya explota contra el.

—¿Crees que una mujer usa faldas cortas? ¿Crees que una mujer decente usa vestidos ajustados al cuerpo?. Si, tengo una mujer con un cuerpo envidiable, pero no hay necesidad de que expongas tu cuerpo a otras personas—dice tratando de mantener la calma.

—No es cuestión de mostrar mi cuerpo o no, es cuestión de respeto, Brant estamos casados. ¿Crees que me abriría de piernas para cualquier hombre?, y si te molesta algo de mi, dímelo, una relación se basa en confianza—ella se levanta de la mesa. —Iré a dormir—murmura caminando hacía las escaleras.

Cuando Freya llega a la habitación se acerca a la ventana, abre las cortinas un poco, mirando hacia la casa de su vecino. La luz de su habitación esta encendida, pero el no se encuentra ahí, ella frunce el ceño.

Christopher esta en su balcón observando a su vecina, quién no se percata de la presencia de el castaño en el balcón, Freya lo buscaba con la mirada, pero no lo encontraba. Él era mas blanco que la nieve y aun así no podía distinguirlo.

Freya suspiro y cerró la ventana, después de todo, no ganaría nada mirando hacia la casa de su vecino, es más ni siquiera sabia que era lo que buscaba hacia esa casa.

(***)

—¿Entonces?—Zabdiel le pregunta a su amigo.

Christopher le había contado que vio a su vecina asomarse por la ventana para mirar hacía su casa, Zabdiel le dijo que probablemente quería ligar con el.

—No lo sé, simplemente... Ayer, la vi estaba mirándome desde la ventana, yo tenía una toalla en la cintura y....

—¡Te encueraste frente a ella!—exclama Zabdiel sin dejar que su mejor amigo termine de hablar.

—Si, lo hice pero—.

—¡Por eso te estaba buscando! ¿No crees?. Le atrajo tu cuerpo y pues... ya sabes—Zabdiel sonríe.

—Es la esposa de Brant—confiesa el castaño.

El boricua mira a su amigo y frunce el ceño.

—Puedes tener una aventura con ella—propone el boricua.

—No, esta casada—dice Christopher.

—¿Y?. No quieres ir a un burdel, entonces puedes conquistar a tu vecina—se encoje de hombros.

—Zabdiel...

—Christopher tienes casi treinta años, es momento que disfrutes de tu vida.

—No me atrae mi vecina, no quiero tener sexo con mi vecina—Zabdiel rueda los ojos.

—Nadie hablo del sexo, simplemente dije que podías tener una aventura con ella, si tienes suerte, deja al marido por ti—se encoje de hombros.

—No, no necesito andar con una mujer casada, Zabdiel.

—Bueno, como mínimo vuélvete amigo suyo—Christopher niega con la cabeza.

—Ni siquiera la conozco.

—Ahora no está el marido, puedes hablarle ahora, fórmula una escusa y háblale. He visto a Freya por fotografías y créeme, fea no es—Christopher rueda los ojos.

—No dije que fuera fea—el castaño hace una mueca.

—Bueno, ¿entonces qué esperas?. Háblale, sé su amigo—vuelve a decir el boricua.

—Ya he dicho que no, Zabdiel—gruñe el castaño.

DimenticareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora