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Me miré un momento en el espejo, se sentía extraño ver a una Briony con las ojeras cubiertas, llevaba un vestido azul marino corto que mamá me había regalado en uno de mis cumpleaños, y mis hermosas converse blancas, las chicas también iban; así q...

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Me miré un momento en el espejo, se sentía extraño ver a una Briony con las ojeras cubiertas, llevaba un vestido azul marino corto que mamá me había regalado en uno de mis cumpleaños, y mis hermosas converse blancas, las chicas también iban; así que Uxue estaba lavándose los dientes, mientras Fabiola se terminaba de poner otra capa de máscara de pestañas tras de mí.

No tenía muchas ganas de ir a la fiesta que Nahum me había invitado, tenía mucha tarea que hacer, el trabajo había sido un poco tedioso, por suerte Tyler aprendió rápido y pudimos salir un poco antes.

Nahum me había dicho que enviaría a alguien a buscare pero, la verdad preferí que no.

—¿Por qué todas estamos en el baño? —pregunté.

Fabiola abrió los ojos un poco más detrás de mí y se miró orgullosa.

—Porque solo tenemos un baño —murmuró Uxue como si no fuera obvio, lo próximo que hizo fue enjuagarse la boca.

El taxi que habíamos contratado llegó segundos después de que bajamos las escaleras, me sentía nerviosa, y un poco ansiosa. Ninguna de las tres subió al frente, por suerte era una señora casi en sus sesenta que parecía ser muy amable, nos llevó en silencio.

—¿Irás con Kilian? —pregunté. La verdad que desde lo de Elizabeth no la había visto con el teléfono o saliendo de casa.

—Iré con ustedes —respondió.

—Bri irá con Nahum —mencionó la rubia, su delineado de ojos la hacían lucir más imponente—así que puedo ser tu cita esta noche.

Uxue ensanchó una sonrisa y la apretujó. Fabiola casi odiaba el contacto físico, pero pedirle a Uxue que no abrazara a las personas era casi como insultarla. Todo el día me había sentido extraña.

—¿Van a esa tienda de discos? —preguntó la mujer.

—¿La conoce? —siguió la morena, acomodando un mechón de cabello tras su oreja—es de un amigo, hoy dará una fiesta por apertura, debería ir también.

—¿De quién es la tienda? —pregunté, pero me ignoraron porque después la señora se puso a platicar sobre un novio que era músico o algo así. Fabiola resopló molesta por tener que escuchar esa platica y mejor se puso los audífonos fingiendo que nadie existía.

Resulta que esa señora era igual que Uxue, los mismos gustos. Terminó contándole de lo que Kilian había hecho y lo mucho que le intrigaba saber. Cuando llegamos a la avenida principal donde parecía estar la fiesta; la morena todavía se quedó intercambiando el número con la señora.

Fabiola ya estaba hastiada y no habíamos ni llegado. Repiqueteé los dedos en mi pierna, un cosquilleo inusual apareció en mi estómago cuando llegamos frente al lugar, una hilera de jóvenes estaba formada, el primer piso parecía estar lleno de personas que buscaban en las estanterías, pero en el segundo piso unas luces neones y muchas personas apretujadas me dieron la impresión de que eso sería todo un caos.

EL DESEO QUE PEDÍ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora