20|Segunda parte.

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La lluvia se había apaciguado un poco, pero aun así las gotas que caían esporádicamente hacían que me replanteara la idea de haber venido al río

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La lluvia se había apaciguado un poco, pero aun así las gotas que caían esporádicamente hacían que me replanteara la idea de haber venido al río.

Era pésima idea. No sabíamos si realmente el cocodrilo inexistente era inexistente, podría ser real y a la primera que se comen en las películas es a la rubia, pero como no vino Fabiola, la siguiente es la más miedosa y esa soy yo.

─Todavía puedes arrepentirte ─mencionó el rubio en la parte trasera de la jeep.

─Que lo sepas, mi amiga es la más valiente.

Nahúm sonrió por la respuesta de Uxue quien se la pasó todo el camino pidiéndole al creador de los cielos que de verdad no hubiera ningún cocodrilo.

─Sabes, eres el único que sé que tiene un trabajo y estudia pero siempre tiene tiempo ─comenté hacia Nahúm que venía exasperado porque un par de autos le estaban impidiendo el paso.

Era mejor, manejaba como loco. Si es que los locos manejan.

─Bueno, he tenido tiempo libre gracias a que Jorge trabaja en la tienda de discos, pero la siguiente semana son sus vacaciones ─explicó─. Por lo que deberé estar ahí.

─¿Pero no acaba de entrar a trabajar?

─Bueno, son vacaciones obligatorias ─respondió Kilian─. Cada año sus papás lo obligan a ir a visitar a su familia a Australia.

Uno de los autos de adelante tomó un camino distinto y escuché a Nahúm soltar aire por la boca, casi agradecido de que una tortuga estuviese frente a nosotros. Y de nuevo, el loco tomó el control y pisó el acelerador. Su perfil, con la mirada verdosa concentrada y esa expresión que siempre ponía me puso un tanto nerviosa, porque sí, el efecto hechizante seguía intacto. 

─¿Sabes qué no somos Romeo y Julieta? ─fabricó una sonrisa ladina y me miró rápidamente para asegurarse que yo también estuviese sonriendo.

─No quiero estar al borde la muerte para declararte amor eterno.

─¿Qué estás esperando entonces? ─El matiz de mi voz salió sutil y ligeramente se pudo notar un coqueteo.

─Pueden dejar de coquetearse frente a nosotros, venimos incómodos y apretados ─se quejó Kilian y Uxue emitió un tipo de quejido claramente falso.

En cuanto nos estacionamos cerca de la gran roca todo se volvió más claro, ya casi no llovía, la gran roca tenía un poco de moho y los arboles a su alrededor eran exageradamente frondosos, el agua estaba un poco turbia por el agua.

Dejamos las cosas importantes en la jeep. Kilian y Uxue se habían quedado discutiendo sobre quién debería llevar la cámara que había traído.

El aire frío nos acarició haciendo que la piel se erizara, cuando giré a Nahúm todo sucedió muy rápido. Sentí sus brazos envolviendo mis piernas y un segundo después ya estaba arriba de sus hombros con el cabello colgándome.

EL DESEO QUE PEDÍ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora