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─Nos debes los detalles ─reclamó, Uxue

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─Nos debes los detalles ─reclamó, Uxue.

Yo estaba intentando que mamá respondiera mi último mensaje en donde le pedía permiso para ir a casa de los abuelos de Nahúm pero, seguía sin respuestas. Ni siquiera un visto.

Fabiola se encontraba en la cocina preparando tortitas. La rubia casi no compartía nada de su vida privada, aun así era claro que algo iba mal, tenía ojeras pronunciadas, había bajado un par de kilos y escuchaba como se movía por toda la habitación en la noche.

─Fabiola...

─Sí, sin crema de cacahuate.

─No es eso ─dije, convencida, girando hacia ella ─. Si pasara algo, algo contigo, nos lo dirías, ¿Cierto?

─Sí, Bri.

─¿Entonces?

─Entonces, el moja bragas de Nahúm ─atacó dándole la vuelta a la tortita.

─No pasa nada ─mentí.

La morena soltó una sonora carcajada y Fabiola se unió, yo me quedé esperando saber cuál era el chiste.

─Claro que sí, no pasó nada ─se mofó, Fabiola.

─No llegó a dormir, Kilian tuvo que dormir en la tina del baño porque sus ruidos no lo dejaron dormir ─comentó, Uxue, con una sonrisa de oreja a oreja, fingió sorpresa para después soltar─¿Cómo dijo? Oh, sí, cuatro veces.

─¡No fueron cuatro! ─chillé, avergonzada.

─¡Así que si hubo más de una vez!

Tonta.

─Es claro que no solo fue una vez, echaron un par de polvos ─confirmó Fabiola.

─¡Ya basta! No les contaré nada, bueno no tanto ─Me levanté del sofá con las mejillas coloradas─. Sí, fue más de una vez y sí, Nahúm superó las expectativas.

Fabiola ensanchó una sonrisa mostrando todos los dientes, y Uxue se puso a chillar, emocionada.

─¿Ya me das mis tortitas? ─me quejé.

─Cuántas veces y te doy una extra.

─Fabiola...

─Briony ─imitó mi tono.

Uxue se acercó, estaba recién despierta, tenía el cabello revuelto y enredado, tenía la cara un poco hinchada, como todas y tenía esos ojos de loca que podía cuando necesitaba algo.

─Tres ─solté.

Ambas intercambiaron miradas cómplices, cuando intentaron decir algo mi celular comenzó a sonar. El tono predeterminado de mamá fue reconocido de inmediato por las chicas, así que me aventé al sofá antes de que alguna se le ocurriera decir algo impropio.

EL DESEO QUE PEDÍ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora