twenty-five

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Estaba tan cansada.

Ángela había llorado tanto a medida que relataba lo sucedido que bebió una jarra completa de agua con el temor de deshidratarse.

Las marcas de la silla aún seguían intactas en sus muslos luego de permanecer durante horas en los pasillos del calabozo. Ésa noche fue algo más tranquila que las demás, los gritos de los encarcelados estaban disminuyendo poco a poco. Quizás las escasas porciones de comida los había llevado a dormir durante horas y horas con el propósito de no pensar. Más de una vez tuvo que ponerse de pie junto a Seo y realizar algún que otro hechizo curativo, ilegal por supuesto, intentando apaciguar las heridas producidas por las esposas en sus muñecas. Los prisioneros se alegraban cada vez que la veían allí, sabían que en el fondo era una buena persona y pretendía aliviarlos de su sufrimiento tanto como pudiera. A Perseo ni siquiera le importaba, se conformaba con no tener que realizar ninguna clase de tarea desagradable como quitar a los que no habían soportado las condiciones del lugar y depositarlos más allá de las celdas.

Hablarle acerca del tema produjo un nuevo espacio en su pecho que le permitía respirar con menor esfuerzo, aliviando el peso que cargaba en los hombros.

Enderezó su espalda ante el pensamiento de un enorme pedrusco sobre ella y se estiró en el medio del pasillo antes de considerar ingresar a su habitación.

Por las noches, solía haber un silencio envidiable capaz de otorgarle el sueño profundo durante horas. Aunque esta vez, el ambiente se encontraba diferente. Podría distinguir su respiración entre millones con tan solo concentrarse en la manera que ingresaba aire hacia sus pulmones. Volteó rápidamente sobre su propio eje para encontrar la entrada al cuarto de Draco entreabierta, la abertura era pequeña pero suficientemente espaciosa como para que Willow dejase escapar su cola por allí.

Ingresó al lugar cautelosamente, cuidándose de no pisarla o golpear algún extremo de su cuerpo causándole dolor.

Los músculos de su cuerpo se relajaron al deleitarse con su imagen dormida. La cabeza descansa sobre el colchón de su cama, aún permanece en el piso en una posición poco cómoda a la vista dirigiendo su rostro hacia el techo, algo que le provocaría a futuro un tortuoso dolor de cuello.

No pudo evitar tensarse cuando inmediatamente reconoció su cuaderno de tamaño mediano, tapa negra y hojas amarillas gravitando sobre su pecho. Lo tomó por la solapa y salió rápidamente de la habitación, azotando el acceso tras ella.

Algunas palabras eran completamente ilegibles ante la vista, las lágrimas anteriormente derramadas ocasionaron que la tinta se desparramara por todos lados. Analizó cada parte con el propósito de garantizar que todo estuviese en su lugar pero, faltaba una fotografía. Volvió sobre sus pasos pero los golpes en la superficie de la madera habían sido más rápidos.

"¿Se puede saber por qué mierda hiciste eso?", se quejó él entrando sin previa invitación.

Draco lucía mucho más cansado e incluso enfermo que los días anteriores. Los pantalones aún se sostenían de sus caderas sin intenciones de caerse pero las camisas gravitaban sobre su dorso trasluciendo las recientes cicatrices.

"¿Y bien?", chasqueó los dedos frente a ella. "¿Pasar tanto tiempo allá abajo con tu amiguito te secó el cerebro?"

Quitó su mano del camino de un topetazo.

"¿Que por qué hice eso?", rió secamente mirándolo. Agitó entre su pulgar e índice la libreta, arrojándosela por los aires con fuerza. Draco la interceptó justo en su pecho y la reconoció rápidamente antes de volver su mirada hacia ella. "Te encuentro con mi diario y, ¿soy yo la que tiene que dar explicaciones?"

𝐔𝐧𝐛𝐫𝐞𝐚𝐤𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐕𝐨𝐰, draco malfoy (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora