𝐔𝐧𝐛𝐫𝐞𝐚𝐤𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐕𝐨𝐰, draco malfoy (+18)

twenty-two

Se pasó el día completo cuidándolo. Draco se recuesta sobre su cama dejando caer sus brazos por encima de la cabeza, apretando entre sus puños la suavidad de la manta.

Está tan enojado.

Finas líneas carmín traspasan su nueva camisa blanca, dándole a entender a Ángela que debe bañarlo nuevamente.

"Vamos, prometo que será rápido", dijo ella. Él asintió abatido.

Agradece nuevamente la calidez que el agua le provee, llenando aquellos espacios que aún siente abiertos, exponiendo su propia carne.

Ángela junta el líquido ahuecando su mano izquierda y así quita los excedentes de sangre seca. Con la otra, esparce la poción que Snape le dio siguiendo con cautela sus indicaciones. Draco se retuerce al sentirlo sobre su piel pero se relaja al instante, saboreando la cicatrización rápida.

"¿Cómo se supone que te gustaré con estas horribles marcas?", gruñó llevándose los brazos al pecho en un intento de ocultarlas. "¿Cómo es que soportas las ganas de vomitar al verme? Estoy hecho un monstruo, Ángela."

Hundió su tronco todo lo posible dentro de la bañera.

Lágrimas brotan de los ojos de Draco, obligándolo a posar su mirada en cualquier cosa que no fuese ella.

Todo este corto tiempo de cuidado se basó en comentarios de éste tipo. Ángela no podía soportarlo más, el daño que se producía a sí mismo era inmenso.

Desabrochó su falda y la dejó caer en el piso. Nuevamente, los ojos de él pierden la guerra interior y decide mirarla.

"¿Qué estás haciendo?", tartamudeó Draco. "Ángel, no haré nada estando así", agregó refiriéndose a sus marcas.

"Amor, cállate y mírame", le ordenó. "Solo mírame", murmuró acercándose hacia él.

Ángela vestía la ropa interior negra que a el tanto le gustaba pero, eso no era lo importante. Toma uno de los cuantos candelabros cercanos y lo acerca a su muslo derecho, dándole una mejor vista.

"¿Ves?", susurró ella. "Éstas son mis marcas y sé que las has visto antes, pero las odiaba."

"¿Las odiabas? ¿Cómo podes odiar algo tan puro y hermoso como ésto, Ángel?"

Draco quitó su mano del interior de la bañera y con la yema de sus dedos mojados, sintió el relieve de su piel. Pequeñas marcas color violeta se dibujan en la carne de ella, desparramándose a lo largo de sus glúteos y piernas.

Es cierto, las había visto antes.

Y las amaba.

"Según los muggles, se denominan estrías moradas", comenzó a decir. "Suelen aparecerse por diferentes razones; cambios apresurados en el peso, deshidratación, adolescencia o simplemente, porque debía suceder", concluyó mientras él la miraba apoyado en el borde de la cerámica.

"¿Por qué me decís todo ésto?", le preguntó. "Te amo, a vos y tus marcas", respondió volviendo su voz ronca.

"Las odiaba, Draco", en ese momento, la voz de Ángela se quebró. "¿Cómo podría Draco amarme con estas horribles marcas? pensé", el nudo en la garganta se hace evidente. "Hasta que, junté valor para vestir ese traje de baño en la mansión y solo me recordaste lo hermosa que me veía. Cuando admiraste mi piel desnuda por primera vez, acariciando inconscientemente los relieves como si fuesen parte de mí."

"Son parte de vos, Ángel", se apresuró en acotar.

"Lo sé y no los amo pero, los acepto. Y eso, se debe en gran parte a tu actitud conmigo", se colocó de rodillas frente a él y besó sus labios suavemente. "Amo cada parte de vos, Draco. Incluidas tus cicatrices y espero, que puedas aceptarlas."