VIII

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Pasillo tras pasillo y aún no lo encontraba, ¿Dónde se habría metido, Jay? Regresó a su salón pensando que quizás había regresado pero desafortunadamente, no era así. "¿Estaré siendo muy molesta...?" sacudió su cabeza intentando borrar aquellos pensamientos, no quería serlo, pero algo le decía que quizás el chico pensaba precisamente aquello.

Disculpa. Se acercó a una compañera. ¿Sabes dónde esta, Jay?

¿Park? Ella la miró angustiada, llamando la atención de Soo Young. No tengo idea, a esta hora siempre se desaparece. Pero te recomiendo algo Soo Young, no te juntes mucho con tu compañero de carpeta.

¿Qué? ¿De qué hablas?

Sé lo que estoy diciendo, y es mejor para ti hacerme caso. No queremos que otra vez se repita eso.

¿Eso? Soo Young preguntó. ¿Sucedió algo?

La chica se tensó y sus amigas la empujaron un poco, como para que se callara de una vez. Lógicamente Soo Young lo había notado, buscaba las palabras para poder sacarle un poco más de información sobre aquellos "rumores" que escuchó desde que llegó a dicha escuela.

Si se trataba de Jay, quería ver la manera de poder ayudarlo.

El profesor entró al aula y todos regresaron a sus asientos. Ya llegó el profesor, lo siento. Aquella compañera se disculpó y dejó a la chica con la palabra en la boca.

Jay, Jay Jay y Jay. Soo Young no podía pensar en nadie más que en aquel rubio. Había recorrido todos los lugares posibles y no había rastro del chico, aunque... claro, ¿por qué no lo había pensado antes? Pidió permiso para acudir al baño y así no levantar sospechas que no regresaría a la clase de matemáticas, al menos por un buen rato.

Subió las últimas escaleras y despacio, abrió la puerta que le daba la bienvenida al gran invernadero de la escuela. Era la primera vez que subía al techo, donde se encontraba este, pero no podía quedarse admirándolo sabiendo que debía encontrar a su vecino. Divisó una cabellera tan conocida y sonrió para sí.

¿Te perderás la clase de matemáticas? Entiendo que el profesor de miedo pero no me esperaba de ti que te saltarás la clase, Jay. Intentó bromear, pero al ver que él no reaccionaba y sólo miraba un punto fijo, la hizo callar.

Miró en aquella dirección y se encontraba un gran ventanal rodeado de algunas flores blancas, le pareció linda la decoración pero Jay no compartía lo mismo. El chico sólo se dedicaba a observar aquella gran pieza de vidrio y comenzó a temblar. Aunque no entendiera el motivo de su estado, quería reconfortarlo de alguna manera.

Soo Young se agachó un poco hasta quedar en una altura similar con Jay, quien estaba sentado en el frío suelo, y acarició su cabeza suavemente.

¿Olvidaste lo que te dije, Jay? -Hizo una breve pausa. Ya no estarás más solo, yo estoy aquí, a tu lado.

Esta vez los ojos masculinos, algo humedecidos, voltearon a ver a la chica. ¿Eres un fenómeno, no? No sé porque te interesa tanto lo que me pasa o no, ¡déjame en paz! Y alejó bruscamente la mano de la chica de su cabeza.

De acuerdo. Sin duda algo había molestado al chico para que reaccionara de tal manera, pero aún así, sus palabras lastimaron a la coreana. ¿Por qué Jay era tan terco y se guardaba todo para él mismo? La chica solo deseaba... salvarlo.

Ven, conmigo. Tomó la mano del chico y con mucho cuidado y recibiendo algunas quejas por parte de él, lograron escaparse de la escuela.

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora