XXIII

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Sin soltar la mano de su novia, Jay abrió la puerta de la casa dejándola entrar primero. Las tímidas sonrisas y las miradas coquetas que se otorgaban no habían acabo desde que salieron del parque, por fin ambos compartían los mismos sentimientos. "¡Ahora somos una pareja real!" pensaron los dos. Leves caricias en sus manos, como si fuera la primera vez que ambas estuvieran entrelazadas y finalmente, se sentaron en el gran sofá de la sala.

—¿Vemos una película, bonita? Preguntó sonriendo el estadounidense. 

—¡Claro! ¿Podrías traer una manta? hace un poco de frío. —Comentó y el chico asintió. Se acercó a ella y le dejó un beso en la frente para ir a buscar lo que le había pedido.

Aunque esos pequeños gestos ya se habían normalizado entre ellos, Soo Young se sentía en las nubes ahora que por fin eran novios. Sin ningún rastro del rubio por allí cerca, la coreana aprovechó su soledad momentánea para gritar bajito y dar saltitos por todas partes. "Novios... ¡Por fin somos novios!" pensaba estallando de alegría. Solo en sus sueños, ella podía imaginar estar al lado de Jay y felizmente, aquella fantasía era toda una realidad.

Pero aún existía algo que le incomodaba. La interrogante de saber si había hecho lo correcto o no, seguía rondando por su cabeza, y hasta en su conciencia. Esa pequeña felicidad que ella sentía... era mejor que la experimentara una chica completamente saludable, ¿verdad? Sin embargo, aprovecharía todo el tiempo que tendría junto a Jay. 

Jay volvió con una manta entre sus manos y algunos snacks. —Sabes que nuestras noches de películas no están completas si no comemos algo. Rió por lo bajo. 

—Es nuestro toque. El chico apagó las luces y se sentó al lado de su novia, abrigándola con la frazada. —¿Te parece una de fantasía? Hana me recomendó una muy buena. Comentó.

—La que quieras está bien, bonita. Le sonrió y junto a los snacks, comenzaron la película. 

La película había empezado bien, atrapándolos por la inusual trama. De vez en cuando, Soo Young le daba de comer algunas snacks a su novio y viceversa. Jay volvía a cubrir a la chica con la manta, debido a sus constantes movimientos, provocaba que se le cayera y el chico se encargaba de volverla a arropar. Algunas expresiones de asombro se escuchaban por los sucesos inesperados de una escena y también, las quejas por parte de la coreana. ¿Por qué siempre los protagonistas debían tomar tan malas decisiones? El rubio se levantó esta vez para traer algunas bebidas, riendo. Estaba completamente seguro que la chica necesitaba algo para refrescarse después de haber hablado tanto. 

Las manos tímidas de Soo Young buscaban las de su novio, por debajo de la cobija. Las tomó cuidadosamente y las entrelazó, estaba tan apenada por aquello. El estadounidense sonrió e intensificó un poco más el agarre de estas. Ella recostó su cabeza en el hombro de su novio, acercándose a su pecho, y él con cuidado de no lastimarla, apoyó la suya en la cabeza de la coreana. Si les hubieran dicho que sentirían tantas emociones cada vez que estaban juntos, desde hace mucho ya habrían confesado sus sentimientos. Al finalizar la película, decidieron que lo mejor sería ir a dormir.

Jay dejó a Soo Young frente a la habitación de ella, sin soltar su mano. 

—¿Me darás beso de buenas noches, Jay? Preguntó divertida. 

—No lo sé, Soo Young. ¿Debería? Respondió levantando sus cejas coquetamente. 

Ella sonrió ampliamente, este lado de Jay que no conocía le estaba gustando. Lo tomó de sus hombros, acercándose más a él, y dejó un suave beso en su mejilla cerca a sus labios, de nuevo. El chico se tensó un poco, ¿de verdad ella estaba haciendo eso, eh? 

—¿Sucede algo, cariño?

—Lo siento pero... no creo que esta vez, un simple beso en la mejilla pueda complacerme. La miró tiernamente a los ojos. Ella no lo sabía, pero su corazón estaría por empezar a correr desenfrenado por lo que sucedería.

Jay tomó las manos de Soo Young besándolas lentamente, sin despegar sus ojos sobre los de ella. Se acercó a sus mejillas y las acarició dejando suaves besos que enloquecían a la chica y sin previo aviso, atrapó sus labios. Ese beso que no pudo concretarse horas atrás, ahora era todo una realidad para ambos. La coreana rodeó el cuello masculino con sus brazos generando así, un poco más de acercamiento.

Ella conocía muy bien como se movían los labios del chico. Le fascinaba la suavidad y la calidez de estos cada vez que ambos se besaban, aún cuando todavía eran nada más que amigos. ¿No me dirán que creyeron que era la primera vez que se besaban, verdad? pero eso se contará en otro momento. Ahora por fin podrían besarse siendo novios, oficialmente.

El rubio dejaba suaves caricias en la cintura de ella, mientras iba retrocediendo hasta llegar a juntarla contra la pared. Soo Young un poco más atrevida, empezó a morder ligeramente los labios de Jay, ganándose los quejidos de él. En medio del beso ambos sonrieron, mirándose a los ojos.

El chico ordenó algunos mechones que tenía su novia por el rostro, mientras recuperaba el aliento. Verla toda agitada junto a sus mejillas sonrojadas lo volvían loco, en ese momento se veía tan malditamente linda para él.

—Te quiero tanto, Soo Young. No te imaginas cuanto. —Y sin dejarla hablar, la volvió a besar.

El dulce beso con el que comenzaron, se tornó sutilmente en uno profundo. Los labios del estadounidense fueron bajando hasta el cuello de ella, dejándole algunos besos traviesos. Soo Young se derretía con cada toque del chico y se dejó llevar completamente, disfrutando de las caricias de Jay.

Sin duda alguna, esa fue la mejor sesión de besos que la coreana tuvo en su vida.

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora