XIX

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Y comenzaron la carrera.

A Soo Young no le iba nada mal, como ella pensó que iría. Su respiración iba algo irregular pero trataba que nadie no lo notara, sin embargo; un cierto rubio lo hizo. Él miraba atento cada paso que daba la chica, percatándose como el respirar se volvía cada vez una dificultad. 

Jay caminaba inquieto y volvía a sentarse en las gradas. Le había pedido al profesor que detenga la carrera, mas el mayor no deseaba escucharlo, genial. Su vista volvió a Soo Young cuando escuchó las voces preocupadas de sus compañeros. La coreana había parado de correr y su respiración era casi nula, asustándola.

Tan solo una mirada de ella dirigida al rubio bastó para que Jay acuda a ayudarla, yendo lo más rápido posible. La visión de ella se nublaba cada vez más al parpadear, lo último que la chica logró ver fue a su amigo llegando a su lado y sosteniéndola. Sí, Soo Young había terminado desmayándose. 

—¡Soo Young! ¡Choi Soo Young! Desesperado, Jay le desabrochó un poco los botones de su camisa y comprobó su respiración. La tomó en sus brazos y la llevó a la enfermería.

El estadounidense arropó a su amiga en la camilla con otra manta, curiosamente el clima se había puesto más frío de lo normal. Tomó las manos de ella y la sostuvo entre las suyas, esperando brindarle un poco de su calor. No había pasado mucho tiempo desde aquel incidente en la clase de gimnasia, pero para Jay habían pasado horas y horas. 

Con algo de dificultad, Soo Young se despertó e intentó levantarse. —¿Jay...?

—Soo Young, tranquila. Tómatelo con calma, cielo. Con cuidado, la ayudó a volver a recostarse. 

—¿Dónde estamos? —Preguntó un poco desorientada. 

—En la enfermería, te desmayaste durante la carrera, Soo Young. Ella hizo un gesto de malestar, ¿acaso le estaban volviendo los desmayos? —Dime cielo, ¿estás preocupada porque tu tío aún no regresa, verdad? 

Ella sintió ligeramente, apenada de que esa preocupación le haya causado tal incidente. Jay la abrazó y le dejó un beso en la frente. —No te angusties, desde ahora me quedaré a dormir contigo.

—¿Qué?

—Ya sabes... —se sonrojó un poco. —Vas a estar todo este tiempo sola y bueno, he notado que te asusta mucho la oscuridad y todo lo relacionado a eso. Así que me quedaré contigo a cuidarte y claro, a verificar que sigues tomando tus pastillas, bonita. —Dió un pequeño golpecito en su nariz, haciéndolos sonreír. 

¿Él lo había notado? Su miedo a la soledad empezó con la oscuridad, pero desgraciadamente debido a otro factor, ese temor se había intensificado. Miró al chico al lado de ella y acarició su mejilla. 

"¿Por qué me haces esto? Haces que cada vez me enamore más de ti, Jay"

—Gracias por estar conmigo Jay, por no dejarme sola ahora. 

—Siempre estaré a tu lado Soo Young, no lo dudes ¿sí?

Si tan solo Jay hubiera sabido el impacto de sus palabras en ella, desde hace mucho se las hubiera dicho. Conteniendo sus lágrimas, lo abrazó. 

—¡Omo! ¿Ya se habrán dicho que se gustan, Sung Hoon? Los amigos de ambos llegaron a la enfermería encontrándose con esa pequeña escena de ambos abrazándose. Y por supuesto, el menor de ellos nunca fue bueno para susurrar lo que piensa.

—¡Yah! ¡Yang Jung Won! Rojito a más no poder, Jay le gritó. —¡Ven aquí, pequeño mocoso! 

Mientras el estadounidense se dedicaba a perseguir a su amigo, Sung Hoon se acercó a Soo Young. 

—¿Te sientes mejor, Soo Youngie? Acarició el hombro de ella. 

—Sí Hoon, gracias. 

—¿Ya te le declaraste a Jay? Recibió un golpe de parte de su amiga, divirtiéndole. —Aún no puedo creer que esos dos de allá no hayan notado que te gusta él, hasta Hana y Ni-Ki lo hicieron la primera vez que los vieron a los dos juntos. 

—Pues... sí, me gusta demasiado Jay. Pero es tan tonto, que aún cree que bromeo. Comentó sarcástica. —Veremos que tanto se demora en darse cuenta. Sonrió. 

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora