XIV

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Después del almuerzo, todos los alumnos se dirigían a las áreas libres del campamento para empezar las actividades. Todos trataban de evitar a Jay por su comportamiento anterior, lo que hacía convencer al chico cada vez más que no debía estar allí. Soo Young se paró a su lado y le tomó la mano para brindarle apoyo, ella sabía perfectamente lo que pensaba el rubio.

El chico la miró y sonrió. Así es, estaba allí por Soo Young y solo la presencia de ella le bastaba.

Los profesores daban indicaciones acerca de la actividad que realizarían, que sería jugar un poco limbo y así fomentar la "unión" entre los alumnos. Hasta que un par de revoltosos empujaron un poco a la coreana alertando a Jay, quien la atrapó antes de que se cayera.

Deberían tener más cui- ¡Hana! ¡Ni-Ki! El chico saludó alegre a la japonesa, quien estaba junto a su mejor amigo.

¡Jay! Hana abrazó al rubio. Perdona lo de antes, este tonto no me dejaba acabar de comer mi taiyaki. Ella le sacó la lengua al japonés divertida.

¡Era mío! ¡No es justo Hannie! Hizo un puchero el japonés. Hey, Jay. Pensábamos que estarías solo. Ya sabes, como Sung Hoon se fue a ese programa y Jung Won de viaje... queríamos invitarte a que te juntes con nosotros. Le brindo un cálida sonrisa al estadounidense. Pero veo que ya tienes compañía. Ambos japoneses sonrieron cómplices.

Tontos. Rió. Ella es Choi Soo Young, mi amiga. La coreana hizo una breve inclinación. Bicho raro, ella es Hana, la novia de mi amigo Sung Hoon, y Ni-Ki, su mejor amigo.

Es un gusto. Sonrió. ¿Así que eres la famosa chica que andaba detrás de Hoon, no? Jay me comentó un poco. Rió ella y la japonesa se puso a su lado, como si ya fueran amigas de toda la vida.

¿Fue difícil, sabes? Pero valió la pena. Comentó feliz.

¡Debes enseñarme cómo lo hiciste! Hasta el momento, Jay no capta mis indirectas para poder salir juntos. Suspiró sarcásticamente.

¡Yah! ¡Cállate, bicho raro! Sonrojándose un poco, con su mano tapó sus labios para que guardara silencio. No te tomas nada en serio.

Ambos japoneses se sonrieron el uno y al otro y comenzaron a susurrar, hasta que Ni-Ki habló. Ya debemos irnos, tenemos cosas que hacer. Fue un gusto Soo Young, Jay. ¡Nos vemos! —Y ambos salieron corriendo.

El rubio suspiró.

Supongo que siguen con esa costumbre de correr rápido, para que no los atrapen. Sonrió. Bueno, vamos. Que debemos hacer esa tonta actividad. Tomó con firmeza la mano de la coreana y se fueron.

Y así comenzaron los juegos. Primero jugaron al limbo, en el cual el estadounidense se "divirtió", por supuesto. En su lugar la coreana si lo disfrutó, llegando así a ganar el primer lugar de ese y del juego siguiente, charadas.

"¿En serio estos son juegos para un campamento?" pensaba aburrido cada vez más el rubio.

Hubo un tiempo de descanso y se formaron pequeños grupos para conversar. Al fin y al cabo las actividades lograron su objetivo de unir un poco más a los estudiantes de diferentes cursos, pero no para todos, claro. Jay le entregó la cajita de jugo de mango a su amiga, y se sentó a su lado.

Aunque ninguno hablara, no era incómodo, más bien ambos sentían especial la presencia del otro a su lado. Jay disimuladamente observó a su amiga, y se dio cuenta que tenía algunos raspones en las rodillas debido a su emoción en los juegos. Sonrió y se agachó hasta la altura de estas.

Sacó de su bolsillo algunas vendas adhesivas y se los empezó a poner. Soo Young no esperaba que el chico notara esas pequeñas heridas, y mucho menos que trajera consigo aquellas vendas.

¿Desde cuándo las tienes? Preguntó divertida.

Antes de salir, compré un paquete de estas junto a las pastillas que tomas, para prevenir cualquier inconveniente. Apenas terminó, miró a los ojos a la chica. ¿Te lo dije, no? Sólo vendría al campamento para cuidarte, Soo Young.

Un pequeño nerviosismo junto con algunas maripositas se formaron en el estómago de la coreana. Era la primera vez que le decía su nombre, en lugar de bicho raro, y el tono tan amable que salió de sus labios la apenó un poco. El chico seguía concentrado en revisar que no tuviera más heridas, enterneciendo a la chica.

Se acercó hasta él, y le dió un pequeño beso en la mejilla. Gracias por cuidarme, Jay.

El rubio solo asintió, ocultando su rostro sonrojado de la chica, aunque sus orejitas lo delataban. Sonó el timbre indicando la finalización del descanso para continuar con las actividades. La coreana le susurró al oído al chico y sonrieron. Con total cuidado, se lograron escapar de dichos "divertidos" juegos.

Llegaron hasta un lindo estanque y se sentaron. Sonrieron un poco ante la travesura que hicieron, escapar se estaba volviendo uno de sus hábitos favoritos. El estadounidense aprovechó un momento de silencio y habló.

Yo... te contaré todo. Empezó. Necesito contarle a alguien todo lo que sucedió con Ha Neul y el porqué se crearon tantos rumores.

Hey. Soo Young lo llamó. Estoy aquí para escucharte.

Jay ya no tenía más miedo, sabía que existía alguien que lo escucharía y no lo juzgaría. Y le alegraba que esa persona, fuera Soo Young.

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora