XXIV

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—Aún insisto, Jay. No es molestia para mí preparar el desayuno para ambos, sabes que lo hago todos los días. 

—Lo sé, amor. Besó la mejilla de su novia. —Pero ya estamos en el café, no hay mucho que puedas hacer ahora. Además, te quiero invitar yo hoy día, ¿sí? 

Soo Young sonrió. —De acuerdo, gracias. 

Terminada su pequeña conversación, ambos buscaron una mesa disponible en aquel local acogedor para tomar su desayuno. El estadounidense apartó un poco la silla donde se sentaría su novia y ya una vez ella tomó asiento, Jay devolvió la silla cerca a la mesa, con una sonrisa. Aquellos gestos de caballerosidad volvían sumamente tímida a la coreana. El chico siempre le había demostrado lo atento que era, sobre todo con ella, pero ahora que eran pareja esas gentiles actitudes se habían vuelto más constantes. Pero no lo iba a negar, amaba eso de Jay. 

Soo Young se acercó a su novio y le dejó un casto beso en su labios, susurrando un pequeño gracias. El estadounidense sonrió cautivado y justo cuando iba a seguir con otro beso, el camarero había llegado a su mesa. Observó al chico que estaba delante de ellos y sonrió. 

—Disculpa, ¿eres Kim Sun Woo?

—¡Sí, así es! ¿Eres Jay, verdad? Jake me comentó que vendrías a Cofee&Co, bienvenidos. Hizo una reverencia ante la pareja. —Y por favor, puedes decirme Sunoo. Los amigos de Jake son mis amigos también. Sonrió. 

Aquel camarero era tan amigable y educado, que les fue imposible no ponerse a conversar con él y olvidarse por completo que habían acudido allí para tomar su desayuno. Hicieron su pedido, y después de algunos minutos Sunoo había regresado con sus alimentos. Soo Young se percató de unas galletas de más en su plato avisándole al camarero, a lo que él sólo sonrió y dijo que era de parte suya, que no se preocupara por nada. Aún no queriendo aceptar aquellas galletas, Sunoo le advirtió que si seguía reclamando, él se encargaría de dejarle muchas más hasta que ella se quedara satisfecha. La pareja empezó a reír ante la salida dramática de Sunoo, sin duda aquel chico se volvería un muy buen amigo suyo. Y sin más, ambos empezaron a comer. 

Jay le empezó a contar a Soo Young su mejoría después de acudir varias citas al psicólogo, ahora se sentía más capaz de poder expresar sus sentimientos sin tener que reprimirse o en todo caso, quedarse hundido en un profundo dolor. Y por supuesto, que la coreana lo había notado. Desde que ella conoció al estadounidense, fue testigo de cómo el chico fue desenvolviéndose mejor con sus sentimientos y lo que le tenía más aliviada, era que ahora su novio no tenía que estar culpándose más por lo sucedido. Fue un accidente, después de todo. Tomó la mano de él entre las suyas y las acarició. "Estoy muy orgullosa de ti, amor"  le dijo con total sinceridad. El chico le respondió con una sonrisa. Si Soo Young jamás hubiera llegado a su vida, el probablemente seguiría en aquel infernal agujero. 

—Como desearía estar así toda la vida. 

—¿Así cómo, cariño? Preguntó ella.

—A tu lado, Soo Young. Permanezcamos juntos por el resto de nuestras vidas, ¿sí?

Y de nuevo aquel sentimiento de culpa. 

Ella no respondió nada, sólo le dirigió una sonrisa. ¿Por qué todo siempre tenía que arruinarse a causa de su enfermedad? Quería ser sincera con Jay, pero no podía. No soportaría ver su expresión triste una vez más y pensar, que ella no estaría a su lado para apoyarlo y consolarlo. En algún momento debía decirle toda la verdad, por supuesto, pero no encontraba las palabras ni el momento oportuno para hacerlo. "¿Por qué eres tan malo conmigo, Dios? ¿No hay alguna manera de impedir este profundo dolor por dejarlo solo?" Observó detenidamente al chico delante de ella y su corazón se estrujó más. Tarde o temprano, tenía que hablarle sobre lo que le sucedía. 

—Escuché por ahí que Jung Won y Ni-Ki te raptarán en la tarde, ¿verdad? —El estadounidense cuestionó divertido.

—¡Sí! Rió levemente. —Los chicos querían pasar tiempo conmigo, nunca tenemos muchas oportunidades de encontrarnos en la escuela.

—Sólo espero que esos mocosos te cuiden bien, sabes que son muy distraídos. 

—¿Tienes miedo de que encuentre chicos lindos por allí? Sonrió burlona. 

—No, es decir... yo... Un leve sonrojo apareció en sus mejillas. 

—Sabes que eres el único para mí, amor. Acarició levemente la naricita de él. —¿Nos vamos? Me parece que si seguimos aquí, Sunoo se encargará de dejarnos todas las galletas posibles. 

Fueron a pagar y despidiéndose de su nuevo amigo, se marcharon. 

Pasaron las horas y Soo Young salió junto a sus amigos con dirección hacía al cine. Pero ella jamás imagino que todo era parte del plan de su novio. Jay hace poco se había enterado que próximamente sería el cumpleaños de la coreana, así que con ayuda de Sung Hoon y Hana irían a comprar todo lo necesario para la fiesta sorpresa. 

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora