XXII

2.3K 371 241
                                    

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

¡Uff! ¡Felizmente logramos entrar en el último turno, Jay! Comentó Soo Young sentándose.

Ambos chicos habían corrido para poder obtener una cabina en la rueda de la fortuna, dado que ya era el último turno de ese día. La coreana estaba muy impresionada con la vista de la ciudad a medida iban subiendo. En cambio Jay, era otra historia. Él chico no tenía ni idea siquiera el cómo empezaría a decirle sus sentimientos sin abordar el tema muy abruptamente. Notó como de a pocos iba sudando, estresándolo aún más.

"Necesito miel en este momento..."

¡Hey, mira! La chica jaló levemente la camisa del rubio, acercándolo a ella. ¿Desde aquí podremos ver nuestras casas?

Me parece que estamos un poco más lejos, bicho. Sonrió el chico.

Ya lo sé. Pero siempre había querido decir esa frase. Y ambos empezaron a reír.

La escena de Soo Young con el cielo comenzando a oscurecerse de fondo era un deleite ante los ojos de Jay. Él solo deseaba que llegara el momento en que ella lo abrazaba aceptando ser su novia. Esperen, ¿ella lo aceptaría, verdad? En ningún momento pensó que ella lo podría rechazar. No. Él Tenía que parar de imaginarse esa posibilidad. Confiaría en que ella sentía lo mismo que él, después de todo, algo le decía que era verdad.

Un silencio se había formado entre ellos, incomodándolos un poco. ¿Desde cuándo se ponían nerviosos por estar los dos juntos? Soo Young miraba de reojo a Jay y tomó su mano, tímidamente. El corazón del chico latía velozmente, ¿ella estará pensando lo mismo que él?

Sabes Jay, te quería agradecer por estar conmigo. Ella se sentó al lado de él. En mi antigua ciudad no tuve la oportunidad de hacer amigos por... diversos motivos pero, desde que te conocí sentí algo diferente. Le sonrió.

Jay la escuchaba atentamente, pero no entendía el punto a donde ella quería llegar.

Eras muy gruñón, ¿recuerdas? El chico rió un poco. Pero aún así, yo... por ti...

De repente ella se detuvo.

El estadounidense no era tan observador para notar que ella tenía las mejillas sonrojadas. Soo Young estaba cada vez más nerviosa, aparentemente el decirle al chico que te gusta que lo quieres no era tan fácil como ella pensaba. Sin embargo, existían otras circunstancias que le impedían de igual manera hablar tan fácilmente.

Jay logró notar como le dificultaba continuar hablando a Soo Young, por lo que se armó de valor, para empezar él. La tomó gentilmente de la mejillas, le partió el corazón al verla a punto de llorar. ¿Qué era lo que ella le tenía que contar?

Lo mismo me sucedió. Al inicio debo admitir que eras demasiado molestosa, no te imaginas cuanto. Soo Young sonrió. Sin embargo, tu presencia se volvió parte de mi vida y en cierto punto, empecé a disfrutar más el estar contigo. Él estaba sumamente nervioso por lo que haría a continuación. Verte todos los días, sonriéndome, abrazándome y cuidándome, provocó estos dulces sentimientos. Tomó la mano de ella y la colocó en su pecho. ¿Logras sentir mis latidos? Cada vez que estoy contigo mi corazón empieza a correr una maratón, bonita.

"El mío está igual en este momento, Jay" deseaba decir la chica. Hecho un manojo de nervios, pero con la poca valentía que le quedaba, se acercó despacio a la coreana, muy cerca a su oído. Respiro profundamente y con las mejillas sonrojadas, le empezó a susurrar.

Estoy enamorado de ti Soo Young. Me gustas demasiado. Habiendo terminado de decir aquello, la miró tiernamente a los ojos para, seguidamente, fijar la vista en sus labios, como pidiendo permiso de poder besarla.

"¿Por qué estás haciendo esto ahora, Jay? Justo hoy me tenías que decir esto"

Todo era muy romántico, pero para Soo Young era diferente.

Este momento era la oportunidad ideal para decirle al chico que... ella no podría estar más con él, aunque le hubiera mencionado sus sentimientos. Odiaba al destino pero, existía una fuerza mayor que le impedía estar con el estadounidense y que finalmente, ella aunque no quisiera tendría que marcharse igual. No lo iba a negar, desde el primer momento el rubio fue dueño de su corazón y si los eventos hubieran sido diferentes, ella ya estuviera besándolo feliz de ser su novia.

Dirigió su mirada hasta los ojos de él y su corazón se apretujó. Jay aún permanecía con la mirada ansiosa a su respuesta y por el demonio, ver como observaba sus labios de vez en cuando le hacía perder la compostura. Ella había prometido no herir a Jay dado por todo lo que él pasó pero, ¿estaría mal ser un poco egoísta? Desde luego que estar junto al estadounidense era su felicidad y por esa razón, decidió marcharse de su antiguo hogar para buscar esa satisfacción, el ser feliz una última vez.

Tanto su mente como su corazón estaban hechos un caos, cada uno luchando por sus propias alternativas. Decidió jugársela una vez más, ya que la próxima vez no sería tan afortunada de encontrar a alguien por quién sintiera ese profundo cariño, ese profundo amor.

Y finalmente, ella escogió a Jay.

Soltó sus manos unidas a las de él para tomarlo de la camisa jalándolo hacia ella, para unir sus labios en ese beso tan esperado, tan deseado. Esa reacción tomó por sorpresa al chico, pero luego se dejó llevar por los cálidos labios de ella. Sus manos viajaron suavemente hasta la cintura femenina, recibiendo un pequeño sobresalto de Soo Young por ese delicado toque. Ambos compartieron un beso sumamente fugaz, dado que tenían miedo de ser atrapados por el personal que trabajaba en la rueda de la fortuna.

Jay y Soo Young se miraron  tiernamente y se abrazaron.

Una vez se bajaron de aquella rueda mecánica, se fueron a la casa de la coreana. Pero esta vez no solo tenían sus manos unidas, sino también sus corazones.

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora