36. Mariquita

1.7K 272 53
                                    


En la casa de los Kim, la madrugada del sábado, Jihyo se despiertaba para comenzar su vida rutinaria como siempre lo hace. Posando sus pies en el frío suelo y dando un fugaz beso en la mejilla de su esposo aún dormido, se dirige por los pasillos para llegar hasta la cocina y preparar algún desayuno para todos allí. Sin embargo, su caminata se le es interrumpida por la voz de su creación.

¿Estaba hablando con alguien?

Sorprendida se acerca a la puerta cerrada hasta que su oreja esté pegada al material de madera para escuchar su animada conversación.

Mientras tanto, dentro de la habitación, Jennie veía a Lisa, gracias al holograma puesto en la cama, sentada como un buda.

—Es raro que no hayas escuchado música antes—dice la tailandesa quien tenía la misma posición que ella—los humanos vivimos de la música—menciona divertida, siguiendo con el tema que había sido comenzada por la morena ya que comentó como le hacía sentir las canciones que escuchaba diariamente, ya sea en películas, series, en la habitación de Somi o simplemente por su propia cuenta—a veces dudo si eres humana—bromea un poco pero simplemente causó un cosquilleo en todo el cuerpo metálico frente a ella.

—Deberías enseñarme a tocar el piano—dice de repente, evitando ese tema. Ella levanta sus manos y mueve sus dedos graciosamente tratando de dibujar aquel instrumento en su visión, causando la nueva risa de su novia al otro lado de la línea.

—A sus órdenes, princesa Bichito.

Jennie suelta una pequeña risa porque no tenía idea de que hablaba, pero aún así le gustaba aquel nuevo apodo.

—Cuando te veo allí, tocando, tan concentrada—le dice, sin dejar de mirarla a los ojos—es como si estuvieras en tu propio mundo...y yo—frunce el ceño por un momento mientras procesaba sus siguientes palabras—yo siento tantas cosas y solo me quedo allí en el sofa, sin oportunidad de levantarme porque mi cuerpo no quiere, mis ojos no me lo permiten, porque desean seguir admirandote desde lejos—sonríe hacía una pelinegra que, aunque no se notara, sus mejillas se tornaron de un rojo intenso.

—Te amo.

—Y yo a ti, Lili.

Lisa sonríe.

Y Jihyo levanta una ceja, cómplice de todo el amor entre las dos.

—Creo que ya es hora de empezar mi segundo plan...—y con esas últimas palabras se aleja de allí, no queriendo escuchar más de ellas hasta en unos minutos.

Dejándolas nuevamente a solas.

—¿Nini?—emplea el apodo que muy pocas veces usaba.

—¿Sí?...

—Perdón—suelta avergonzada, mientras agachaba su mirada hacía sus manos inquietas.

—¿Por qué?—pregunta con su ceño fruncido, deseando levantar el gris cenizo con su mano.

—Por hacer esto—la confusión de Jennie en su rostro se aumentaba cada vez más, y Lisa nota eso—me refiero a molestarte en estas horas de la madrugada—se rasca la nuca.

—No tengo problema con eso, no me molesta, me gusta—dice con una sonrisa, ahora entendiendo.

—Entonces...gracias—se encoge de hombros y suelta una pequeña risa—nunca antes me habían acompañado en mis horas de insomnio.

—De nada.

Hace un tiempo que la pelinegra se contactaba con la morena en las madrugadas, especialmente cuando no podía dormir. Comenzando con mensajes de texto, luego con llamadas, poco después con videollamadas y por último los hologramas.

Jennie | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora