Capítulo 1

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-He dicho que no, Robin- suspiro por décimo sexta vez a mi novio quien me mira con una expresión de confusión en su cara.

-Pero yo no le veo el problema, amor.

-Tu no lo ves, pero yo si. Sé que habrá llanto, pataletas y frases como "te odio" "te haré la vida imposible" y "nunca serás mi mamá". ¡Que te lo digo yo!- me exaspero, intentando plantear mi argumento en esa cabecita dura que tiene. Él me mira, con esos ojos azules, grandes y hermosos.

-Ellas no son así, Regina. Estoy seguro de que cuando te conozcan te amaran tanto como yo.

-¿Por qué no lo dejas y aceptas que estamos bien así?- insisto.

-¿Y por qué tú no entiendes que quiero tener a todas mis mujeres juntas y felices.?

-Ese fue un comentario machista.-le entrecierro los ojos acusadoramente.

-No me importa.- se encoje de hombros

-Además estamos felices separadas ¿no ves? Ellas te tienen la mitad de la semana y yo la otra mitad y todos contentos.

-¡Por dios que eres terca mujer! Y no sabes cuanto te amo por eso pero ¿no ves que con ésto quiero que lo nuestro sea más serio.- me tambaleo.

-¿Más serio?

-Si Regina, nunca antes había querido tanto que una mujer conociera a mis hijas. Ésto es un gran paso para los dos, para nuestra relación.

-Robin, sólo tenemos un par de meses de estar juntos y...

-¿Estás queriendo decir con eso que no funcionará lo nuestro?- su tono es melancólico.

-¿Y tú me estás queriendo hacer sentir culpable?- inquiero, mirándolo ceñuda.

-Si.- responde con simpleza.

-Descarado.

-Por favor, Regina- él hace pucheros.

-No hagas eso...-Maldito puchero de hombre infantil que me doblega.

-Por favor...

-Robin...

-Te lo pido- ruega.

Esta bien!

Y así fue como después de haber hecho el amor apasionadamente en cada rincón de la casa y estando sentada en la encimera de la cocina mientras recargabamos energías con bocadillos, no pude evitar que surgiera el tema y terminé aceptando conocer a las hijas de mi novio.

Y así fue como después de haber hecho el amor apasionadamente en cada rincón de la casa y estando sentada en la encimera de la cocina mientras recargabamos energías con bocadillos, no pude evitar que surgiera el  tema y terminé aceptando conocer a...

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Robin y yo nos conocimos en una reunión de amigos en común e inmediatamente hicimos un clic especial. Nos tomamos algunas copas y porqué no decirlo coqueteamos y nos besamos también. Después de todo ambos estabamos solteros y sin compromisos. Con la diferencia de que él era padre de dos niñas, pero eso no me impidió quedar encandilada.

La novia de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora