No es exactamente como soñé, pero vaya que es divertido. Llevo unas cuantas semanas viviendo con J y Rebe, y debo decir que fue difícil salir de mi zona de confort, jamás había tenido que lavar la ropa, tampoco había tenido que limpiar, en casa de mi padre teníamos una lavadora y una señora que hacía la limpieza, así que tuve que aprender a hacer esas cosas, Rebeca cocina, así que por eso no me preocupo, pero pese a todo, es divertido, pasamos tiempo juntos, convivimos, Daniel y Chava me vienen a visitar de vez en cuando. Las cosas con Rebe van mucho mejor de lo que alguna vez imaginé, somos bastante cercanos, me hace sentir que puedo tener una oportunidad con ella en algún punto.
Sin embargo, no todo es color rosa, tengo que conseguir un trabajo temporal, nos pagan por las presentaciones que hacemos como banda, pero aun así quiero aportar más a la casa, J no estudia pero trabaja por las mañanas en una tienda de discos, Rebe trabaja por las tardes y noches de mesera en un bar, hay otra persona en la casa, Andrés, también es huérfano, se está quedando en la casa mientras consigue estabilizarse económicamente, él también trabaja y aporta a los gastos, soy el único que no trabaja, y eso me hace sentir mal, aunque si aporto dinero para gastos de la casa, pero aun así, dije que me quedaría temporalmente en casa de Rebeca, pero ya han pasado semanas y me siento cada vez más cómodo con los chicos, J y Rebe dicen que no hay problema, que puedo quedarme todo lo que desee, pero no quiero ser una carga. Así que he decidido conseguir un empleo, mientras la banda crece un poco más y pueda vivir de lo que ganemos de conciertos.
Las cosas en la escuela también marchan bien, me estoy acostumbrando a ya no ser el centro de atención, los chicos me han dado la confianza que me hacía falta para andar por los pasillos de la escuela sin preocuparme por lo que digan de mí, me siento mal por ya no ser parte del equipo, pero creo que fue lo mejor, sigo asistiendo a los partidos para apoyar a Chava, aun nos llevamos bien, él también va a mis tocadas, pero la gran mayoría del equipo está molesto porque preferí la banda. Aunque hay cosas buenas, hay muchas personas en la escuela que han empezado a seguirnos, nos apoyan y siempre que nos ven nos piden fotos y autógrafos, dentro y fuera de la escuela, es increíble, no creí que pudiéramos lograr tal impacto, pero me siento feliz por esto, en verdad estamos consiguiendo lo que deseamos, y tenemos mucho apoyo de nuestros fans, aún no hemos tocado nuestras canciones, pero nuestros fans son fieles y pacientes, no siguen a pesar de ser sólo una banda de covers, pero eso no durara mucho, en dos días tocaremos, será una presentación muy importante, daremos a conocer algunas de nuestras canciones, estamos muy nerviosos por como las recibirán los fans, porque de esto puede depender nuestro futuro, si no les gustan nuestras canciones podría ser nuestro final, realmente nos gusta como suenan, las letras, las melodías, todo, hay una parte de nosotros en esas canciones, y si no les agrada a los fans será un gran golpe, pero no quiero ser negativo, prefiero pensar que nos irá bien, las pocas personas que han escuchado nuestras canciones dicen que son buenas, espero que el público piense lo mismo.
–¿Qué haces?– La voz de Rebeca me asusta. Es viernes por la tarde, no tengo clases y tampoco practica con la banda, así que decidí buscar alguna oferta de trabajo en el periódico.
–Nada– No sé porque pero me siento nervioso. No quiero que Rebe se entere de que estoy buscando trabajo.
–Estás leyendo un periódico, algo muy interesante debe haber ahí para que tu leas un periódico– Tiene razón, no estaría leyendo un periódico por gusto propio.
–Sólo quería ver si hay algo interesante– Alejo el periódico de su vista.
–¡Oh, vamos! Muéstrame– Rebeca se sienta junto a mí en el sofá, últimamente somos más cercanos y creo que le gusto, pero no estoy seguro.
–¿Por qué eres tan metiche?– Bromeo escondiendo el periódico.
–Porque si, sólo déjame ver, Roberto– Ella se estira para tratar de quitarme el periódico de las manos, pero no lo consigue –No te volveré a hacer de comer si no me muestras.
–Tendrás que buscar una mejor amenaza– Me burlo un poco de sus intentos fallidos.
Ella continúa queriendo tomar el periódico de mis manos pero yo no se lo permito hasta que la tengo tan cerca de mí, estamos básicamente a centímetros de que nuestros labios se junten, nuestros ojos se encuentran y parece que el tiempo se ha detenido, no hay nada más que un par de ojitos tan tiernos como los de un gato y tan hipnotizantes como el café, ese par de ojos que algún día me vieron con odio y rencor, hoy me miran con un brillo inigualable, lucen más precioso que de costumbre, su delineado resalta sus rasgos y sus largas pestañas le dan un toque adorable a su rostro, bajo la mirada sus labios, no me importaría ir al infierno por esos dulces labios, se ven tan rojos y apetecibles como una fresa, quisiera morderlos, me pregunto si tal vez debería, la miro a los ojos buscando permiso para besarla, no sé si este bien que lo haga, necesito que ella lo confirme, no quiero que me odie de nuevo, no quiero arruinar lo que he conseguido hasta ahora por un momento de lujuria.
Mis pensamientos se ven interrumpidos por la presión que hacen los labios de Rebeca sobre los míos, ¡Me ha besado! ¡Me está besando! No te pongas nervioso Roberto sólo es un beso.
Muevo mis labios lentamente, sus labios son tan suaves como imagine, mi mano viaja inmediatamente a su cintura y en un segundo ella está sobre mi regazo, siento sus brazos subir por mi cuello y enredarse en mi cabello. Al principio el beso es lento y suave, de alguna manera le trasmito cuando me gusta, lo mucho que he deseado poder besarla, sentir sus labios, saborear esa fruta prohibida, pero también quiero que sepa cuanto la deseo, cuanto muero porque sepa que la necesito en mi vida, entonces intensifico el beso, paso mi lengua por sus labios, pidiendo permiso para entrar en su boca, ella abre ligeramente sus labios dejándome entrar, el beso se vuelve más salvaje, paso una de mis manos por su pierna acariciando con cuidado a la vez que uso mi otra mano para tomarla del cabello y profundizar el beso, ella se mantiene con sus manos en mi cabello, tira ligeramente de él causando que gruña un poco, aprovecha ese momento para morder mi labio inerior, si seguimos así tendré una erección muy pronto y las cosas se saldrán de control.
–Llegue– La voz de J nos devuelve a la realidad –¿Hay alguien?
Rebeca sale de mi regazo inmediatamente y se sienta lejos de mí, se ha llevado el periódico y ahora finge leerlo, yo tomo mi teléfono fingiendo tener mi atención en él, el corazón me late como loco, J llega a la sala y nos observa a ambos.
–¿Por qué lees el periódico?– dice J tomando asiento a mi lado.
–Se lo quité a Roberto, quiero saber que buscaba– Ella se mantiene oculta tras el periodice.
–Ya. ¿Quieres bajar el periódico? El labial corrido en la cara de Saracho me dice que estuvieron haciendo– Observó mi reflejo en el teléfono y es verdad, tengo labial rojo por toda la boca. Intento limpiarme con el dorso de la mano y Rebe baja el periódico, ella está igual –Me preguntaba cuando sucedería algo así.
J toma el periódico mientras Rebeca y yo nos vemos, sonreímos un poco por la pena, un poco porque nos vemos graciosos, ella se levanta y va por unas servilletas.
–Me alegra no haberlos encontrado cogiendo, eso hubiera estado peor– J sigue revisando el periódico.
–A mí me hubiera alegrado que no hubieras regresado– Contesto con toda sinceridad, ojala no hubiera regresado.
Rebeca regresa con unas cuantas servilletas y me ofrece algunas, ella ya se ha limpiado todo el maquillaje corrido.
–¿Estás pensando buscar trabajo?– J baja el periódico y me observa. En el periódico se observa la página donde estaba marcando los posibles trabajos que podría hacer –¿Quién busca trabajo en un periódico? Es más fácil recurrir a internet.
–Olvídate de eso, ¿Por qué quieres un trabajo? Te dije que te puedes quedar aquí todo el tiempo que quieras, no me molesta tenerte aquí– Rebeca se ve indignada respecto a mi decisión.
–Es sólo que creo que no debería depender siempre de ustedes, creo que debería comenzar a valerme por mi mismo– Me da un poco de pena admitirlo, pero no puedo seguir viviendo bajo su techo, debo de comenzar a ser autosuficiente.
–¿Y la escuela qué? ¿Y la banda? ¿Podrás con todo?– Es como si Rebeca buscara excusas para que yo permanezca aquí, o eso me parece, tal vez lo imagino.
–Tú y J también trabajan y les va bien– Es verdad, ellos son autosuficientes, no necesitan de nadie más para sobrevivir, se mantienen juntos porque así lo quieren no porque lo necesiten.
–Sí, pero yo no estoy en una banda– Rebeca parece una mamá molesta porque su hijo quiere irse.
–Y yo no estudio– Ahora J se une, ¿por qué no quieren que trabaje?
–Pero aun así, quiero…
–No lo necesitas, yo te voy a mantener hasta que seas rico y famoso, ya te lo dije, cuando lo seas me devolverás el favor, mientras tanto no debes preocuparte por eso– Veo como Rebeca se pone de pie y me mira a los ojos, más que molesta parece que está haciendo un berrinche.
–Sólo pensé que…
–No me importa lo que pienses, ya tome la decisión, tu voto no vale– Rebeca me interrumpe una vez más antes de salir de la sala.
–¿Qué fue eso?– Miro a J con duda.
–No sé, pero ella ya decidió que te quedaras aquí– J se ríe ante la situación –Así que hazle caso, a menos que quieras que te golpee.
No entiendo del todo que ha sucedido, Rebe me acaba de obligar a quedarme en su casa hasta que sea famoso, para eso podrían pasar años, ¿por qué no le molesta? Esto es extraño, pero por ahora sólo hare lo que dice.
Minutos después Rebeca regresa a la sala con un tazón de sandía picada, su humor ha cambiado, luce como si no me hubiera dado un sermón hace unos pocos minutos. Los tres pasamos la tarde conversando hasta que Rebe tiene que irse al trabajo.
Me gusta pasar el tiempo con los chicos, tal vez sea buena idea quedarme a vivir con ellos un poco más.
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La Violinista
Short StoryElla era como una ave, una bella ave de plumas negras, una preciosa ave que había sido encerrada, cuando tenía que ser libre, volar lejos y llevar un hermoso canto hasta el último rincón de la tierra. Pero una jaula creada por mí mismo la mantenía e...