Finalmente acepté la invitación de Rebeca, me sentía un poco avergonzado, pero ella no parecía querer burlarse mí, y eso me tranquilizó. Ahora estamos en un pequeño café, huele bien, a pan recién horneado y café, no soy fan del café, pero Rebeca tiene razón, hace frío y necesito algo para entrar en calor, así que pido un café, ella también pide un café.
–Y nos trae dos rebanadas de tarta de arándanos– La mesera se va y Rebe regresa su atención a mí –Te encantara la tarta, es delicioso y queda perfecto con el café.
Desde que salimos del cementerio no he dicho ni una sola palabra, no sé qué decir, sólo la sigo como un cachorro perdido, ella tampoco me presiona para hablar, simplemente se mantiene a mi lado, de vez en cuando dice algo, aunque no contesto.
–Y… ¿qué hacías en el cementerio con este clima?– La miro por unos cortos segundos y después bajo la mirada sin decir nada –Está bien, no estás obligado a contestar, sólo tenía curiosidad.
El lugar está casi vacío, además de nosotros hay una pareja de ancianos platicando en una mesa alejada de nosotros. Mi ropa sigue empapada, así que no puedo evitar temblar un poco, ¿cuánto tiempo habré estado bajo la lluvia?
Sin que me diera cuenta Lilia se paró de su asiento y coloco su chaqueta sobre mí. Se siente cálido, alivia un poco el frío.
–Deberías quitarte esa camisa y ponerte mi chaqueta o te enfermaras– Su voz es dulce y cálida, no suena como si tuviera lástima, suena como si quiera ayudarme.
–Yo…– Estoy por rechazar su oferta pero ella me interrumpe de inmediato.
–Me vale lo que vayas a decir, vas ahora mismo al baño y te quitas esa camisa que está mojada y te colocas la chaqueta en su lugar, no hay peros, puedo ver como tus labios se ponen azules– Su voz es firme pero delicada, me recuerda a cuando mamá solía regañarme, en lugar de hacerme sentir mal se siente como un abrazo al corazón.
No digo nada, simplemente me pongo de pie y me dirijo al baño, por la comisura del ojo puedo ver que Rebeca sonríe complacida. En el baño me quito la camisa, está completamente mojada, intento exprimirla lo mejor que puedo, cuando salí de mi casa… de la casa de mi padre, no tomé nada, salí únicamente con mi billetera, no saqué nada más, los pocos recuerdos que tenía de mamá fueron destrozados por mi padre hace tiempo, lo único que me quedó de ella fue una fotografía que guardo en mi billetera, así que decidí que si mi padre no me quería en su casa yo no tenía por qué llevarme nada que fuera suyo, así que esa era la única camisa que tenía.
Me coloco la chaqueta de Rebe, está tibia, se siente cálido y suave, me hace sentir mejor el calor que emana de ella, me reconforta, incluso huele a Rebe, es un olor muy característico, huele a canela, es un olor sutil, incluso puede pasar desapercibido si no le pones mucha atención, pero así huele, y su chaqueta huele a ella.
Regreso a la mesa con mi camisa en la mano y con una sonrisa en el rostro, me siento más relajado, mis emociones comienzan a normalizarse. Rebeca me espera con una sonrisa, nuestro pedido ya está en la mesa, parece que la tarta está recién hecha.
–Cool, tus labios lucen de un color más natural– Tan pronto como me siento Rebeca toma mis manos entre las suyas, siendo como me arden las mejillas y me quedo en shock por la sorpresa. Ella coloca mis manos alrededor de la taza de café y mantiene mis manos cubiertas con las suyas, puedo sentir como mis manos entran en calor y me siento mejor –Mantén tus manos alrededor de la taza por un rato, se sienten heladas y quiero que entres un poco en calor y no vayas a enfermar, aunque estoy segura que igual tendrás un resfriado.
Esto es nuevo para mí, no sé cómo actuar, desde que mamá murió nadie me ha tratado con tanto cuidado, nadie se había preocupado así por mí, no sé cómo interpretar esto.
–mmm la tarta está deliciosa, deberías probarla– Rebeca luce como una niña pequeña, verla sonreír así mejora mi ánimo –Es mi tarta favorita, cuando era pequeña mis padres me traían aquí.
–Creí que eras huérfana– La cagué, lo dije sin pensar, seguramente Rebeca ni siquiera quiere hablar de ese tema, que idiota soy.
–Bueno, para empezar, un huérfano es alguien que ha perdido a sus padres, sin importar a qué edad haya sucedido, en mí caso, yo tenía 4 años, no recuerdo mucho de ellos, la mayoría de mis recuerdos son algo borrosos, pero recuerdo este lugar, y recuerdo que solíamos venir a comer tarta de arándano– Rebeca sonríe, pero es una sonrisa triste.
–Lo lamento– No quería hacerla sentir mal.
–Está bien, todos se sorprenden cuando los menciono, como si nunca hubiera tenido padres, ya estoy acostumbrada.
De alguna manera comienzo a relajarme y comenzamos a conversar de mil cosas, al principio son temas sin sentido, cosas sobre la banda y las practicas, hablamos un poco de música también, pero el tema cambia y comenzamos a hablar sobre lo que sucedió hoy.
Tal vez es el momento, tal vez es Rebe, tal vez sólo necesito desahogarme, no lo sé, pero empiezo a contarle a Rebeca todo lo que ha sucedido, que fui echado del equipo de baloncesto, que también fui echado de mi casa, le explico que entre en crisis y simplemente me rompí, le cuento cuanto extraño a mi madre, y como siento que las cosas serían mejor si ella estuviera aquí, le cuento todo, me desahogo, dejo salir todo aquello que me ha estado abrumando, ella escucha atenta y opina sólo cuando es necesario. Después de liberar todo lo que tengo dentro me siento más relajado, me siento mejor, me he quitado un peso de encima. Rebeca me da consejos y me consuela, está vez no lloro pero me siento mal mientras cuento como me siento, pero ella es paciente y escucha atentamente mis palabras.
Después es su turno de sincerarse, me explica que ella también ha estado en mi lugar, me cuenta como fue perder a sus padres, como es que lo ha superado, como ha conseguido salir adelante, escucharla me da esperanzas, me hace pensar en que también puedo lograrlo, ella me hace sentir en que puedo salir adelante, le agradezco inmensamente sus consejos y que cuide de mí, no sé qué hubiera hecho de haberme quedado llorando en el cementerio, tal vez seguiría hundiéndome en mi miseria y podría haber cometido una locura, no lo descarto, pero Rebeca llegó a tiempo, como una luz al final del túnel.
–No tengo forma de agradecerte, estaba en un mal momento, estoy en un mal momento, arruine una gran oportunidad que tenías y aun así me has ayudado demasiado, me has enseñado a tocar la batería, me salvaste de mi propia miseria, me has ayudado de mil maneras que no puedes ni imaginar y yo sólo te causo problemas, pero no te vas– Observo mis manos con pena, soy un desastre.
Siento un golpe en la frente y levanto la vista para ver el ceño fruncido de Rebeca, luce molesta, pero no es la misma molestia que solía mostrarme, está vez es diferente.
–No digas estupideces– Rebeca se cruza de brazos y sonríe –Es verdad que arruinaste una muy buena oportunidad para mí, pero debo admitir que te juzgué mal, no eres tan malo como pensé, incluso podría decir me agradas, además, nunca deberías dejar que alguien sufra solo, es la peor sensación del mundo y recuerda que te ayudé con la batería porque Josejan insistió, sin embargo se volvió divertido con el tiempo.
–Pero no podrás tener una oportunidad como esa en varios años.
–Es verdad, pero tal vez no era mi momento, tal vez todo esto tenía que pasar– Rebeca se encoje de hombros, parece que no le importa.
–No trates de ser modesta, sé lo que se siente sentir que estás en una jaula queriendo salir y volar y conseguir llegar tan alto como puedas pero no poder hacerlo por culpa de esa maldita jaula– Sé lo que se siente ver tus sueños alejarse de ti.
–Está bien. ¿Quieres redimirte?
–No tengo el suficiente dinero para pagarte la carrera, pero puedo darte lo que tengo si te sirve de algo– Hablo en serio, esto es lo mejor que puedo hacer para ayudarle.
–No quiero tu dinero… aun. Cambie mi objetivo– Rebeca le da un trago a su taza de café ¿ahora que quiere?
–¿Qué puedo hacer, entonces?– Espero que no sea algo fuera de mis límites.
–Quiero que trabajes duro practicando la batería, que se conviertan en la mejor banda jamás vista, que cumplas tu sueño y que seas un baterista reconocido mundialmente, entonces, cuando seas famoso y rico, pagarás mi carrera de música– Eso no lo esperaba.
Ella podría haber pedido cualquier cosa, pero lo que me está pidiendo es que cumpla mi sueño, quiere que me esfuerce y sea el mejor, esto es extraño, ¿Por qué no quiere otra cosa? ¿Por qué está buscando mi beneficio?
–No entiendo, ¿por qué pondrías mi sueño sobre el tuyo?– No debería ser así.
–Porque eso es lo que hacen los amigos– Sonríe ampliamente –Los amigos se preocupan por que sus amigos cumplan sus sueños, así que quiero que primero tu cumplas tu sueño, mientras tanto yo estudiaré más, y cuando llegue el momento J y tú me darán su primer sueldo para que yo cumpla mi sueño.
No entiendo que está pasando, pero estoy de acuerdo, la apoyaré en todo lo que pueda, así como ella está haciendo conmigo ahora.
–Bien, vámonos– Rebeca paga y se pone de pie –Yo invito, cuando seas famoso tendrás que hacerlo tú.
–¡Espera!, ¿A dónde vamos?– Sigo sus pasos fuera del local.
–A casa, ya es tarde y me siento cansada– La veo bostezar pero sigue caminando.
–Te recuerdo que me echaron de mi casa– Simplemente camino a la par de ella.
–¿Qué parte de los amigos se ayudan no entendiste?– No puede estar hablando en serio, ¿me está invitando a su casa?
–No podría aceptarlo, esto es demasiado.
–Pero es que no te estoy preguntando, no pienso dejarte dormir en la calle, aunque tampoco es que tenga un hotel, pero sé que te acomodaras bien con J en su habitación, será temporal, ya sabes, todo mientras se hacen famosos– No puedo creer que esta niña me esté ayudando de tal manera, me siento honrado.
–Tendré que trabajar muy duro para recompensarte todo lo que estás haciendo por mí– Sonrío feliz de saber que tengo unos amigos increíbles, supongo que mamá los ha enviado para ayudarme.
–Vaya que lo harás, pienso cobrar intereses, tendrán que comprarme una casa enorme, pagar mis estudios, contratarme un chef particular y demás.
Ambos reímos mientras caminamos a la casa de Rebe, creí que estaba siendo un mal día, pero tal vez me equivoqué. Se necesita un poco de lluvia para que se salga un arcoíris.
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La Violinista
Historia CortaElla era como una ave, una bella ave de plumas negras, una preciosa ave que había sido encerrada, cuando tenía que ser libre, volar lejos y llevar un hermoso canto hasta el último rincón de la tierra. Pero una jaula creada por mí mismo la mantenía e...