Capítulo 1

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Lady Ámbar Peyton era una de las damas más afortunadas del mundo, hecho del que era muy consciente mientras daba un paseo por Hyde Park junto a sus dos hermanas mellizas, lady Rubí y lady Perla

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Lady Ámbar Peyton era una de las damas más afortunadas del mundo, hecho del que era muy consciente mientras daba un paseo por Hyde Park junto a sus dos hermanas mellizas, lady Rubí y lady Perla. 

Junto a sus padres —los maravillosos y modernos condes de Norfolk— se habían mudado recientemente a Londres para saborear los deleites de la temporada social inglesa. Las sesiones del parlamento habían empezado y las damas que vivían con los caballeros durante el invierno, les acompañaban a la capital anhelantes de diversión. 

—Echo de menos a mis niños —confesó Ámbar a sus hermanas, dándose cuenta de que no todo podía ser perfecto. 

A sus dieciocho años recién cumplidos había convencido a sus padres, licenciados en medicina, de que le permitieran dar clases en la escuela del pueblo más cercano a su mansión campestre, en el condado de Norfolk. Los niños que acudían a la escuela eran hijos de comerciantes y obreros, pobres. Muy pobres en comparación a ella y a su familia, pero no le importaba en absoluto. Su corazón la obligaba a ponerse al servicio de los más desfavorecidos, tal y como le había enseñado su madre. 

Su madre, una condesa de los pies a la cabeza, era la hija del difunto Anthon Cavendish, el Duque de Devonshire. Pero Georgiana Peyton, antiguamente Georgiana Cavendish, no era solamente la hija de un duque y la esposa de un conde, sino que había estudiado medicina en contra de las normas básicas de la sociedad. ¡Una mujer estudiando! ¡Y encima medicina! Con quererlo o sin quererlo, aquel ejemplo materno había dejado huella en sus hijas: las Joyas de Norfolk. 

—Les verás en setiembre, querida hermana —la tranquilizó lady Perla—. Ahora concéntrate en nuestro debut social. Mañana celebraremos nuestra ceremonia de presentación en la corte. ¡Frente a la reina Victoria! Los nervios empiezan a jugarme una mala pasada.

—No será la primera vez que la veamos. Nuestra familia ha mantenido buenas relaciones con la reina desde tiempos inmemorables, y me consta que nos tiene en alta estima. No quiero ponerme nerviosa por ello, sino disfrutarlo al máximo —añadió Rubí. 

Lady Ámbar y el Marqués de BristolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora